OPINIÓN

Portugal, un 'bicho' peligroso para España y Alemania

Rubén Neves y Cristiano Ronaldo festejan el triunfo de Portugal. /REUTERS
Rubén Neves y Cristiano Ronaldo festejan el triunfo de Portugal. REUTERS

Después de desfilar dos partidos por la pasarela de la Eurocopa, las intenciones y las sensaciones de las 24 selecciones han quedado al descubierto. Cierto es que las de algunos más que las de otros, pero a falta de la última oportunidad parece que cada equipo está donde se merece y aspira a lo que puede y debe aspirar. Ni más, ni menos. Entre los candidatos y favoritos, faltaba ver el bis de Portugal y los de Cristiano, además de ganar, mejoraron con creces la actuación de su primer partido contra la República Checa. No se bajan de su estatus. Tienen mucho dentro. Tanto como para que Joao Félix no haya jugado un minuto. Lo hará en el tercer partido, seguro.

Esta Portugal de Roberto Martínez sabe lo que quiere. Juega a mandar en los partidos y a estrujarlos entre la inmensa calidad de sus hombres de mediocampo: Vitinha, Bruno, Bernardo... Entre ellos tocan y tocan para atraer al rival y que Leao, el Nico Williams luso, acelere las acciones por su banda izquierda y ofrezca la profundidad y el desborde que debe tener todo conjunto que se precie. Ante Turquía, con un solo cambio en el once titular, el equipo volvió a la defensa de cuatro en línea sin que sus laterales perdieran su vocación ofensiva. Cancelo y Nuno Mendes sabían que Palinha, la novedad, juega con una escoba que lo barre todo desde su posición de mediocentro, dispuesto, incluso, a meterse entre los centrales a la hora de la salida del balón. Parece mentira que este jugador continúe jugando en el Fulham. Bien es verdad que se trata de la Premier, pero su empaque reclama ser miembro de un conjunto de mayor categoría, que por lo menos dispute la Champions.

Escribir de Portugal desde el 2004, es decir desde hace 20 años, y no citar a Cristiano Ronaldo podría entrar en el terreno del sacrilegio periodístico. Continúa sin estrenarse como goleador -ha jugado los 180 minutos más las propinas- pero siempre está donde tiene que estar. Suyos fueron los tres primeros remates en los tres primeros balones colgados sobre el área turca. Una demostración de su omnipresencia ofensiva. Tan egoísta casi siempre cuando se trata de olfatear el gol, fue capaz de regalar el tercer tanto a su compañero Bruno Fernandes, cuando podía rematar él con un alto porcentaje de posibilidades de marcar. Eso no significa que, minutos antes, mandara a esparragar a Cancelo porque no le había dado bien un balón... que, por cierto, acabó siendo un autogol, el segundo.

A falta de la tercera jornada, los candidatos continúan siendo los grandes favoritos. Ninguno de ellos se ha caído del caballo, pero evidentemente las sensaciones ofrecidas por unos y por otros no ha sido la misma. España, con su portentosa actuación ante Italia, se puede sentir capaz de tutear a Alemania, que bien podría ser su rival de octavos, o a quien se pusiera por delante. Pura desgracia que lo fuera el anfitrión. Nada original se puede leer cuando se escribe que han sido las dos selecciones más regulares, más solventes. Con más cuajo colectivo y mayor talento individual. Los de Nagelsmann pueden presumir de haber marcado siete goles y los de Luis de la Fuente de no haber recibido ninguno.

Portugal mantiene su verdad y ha dado muestras de lo que puede ser capaz. Lo que no han hecho ni Francia ni Inglaterra. Los primeros tienen la coartada de que Mbappé anda entre mucho ruido, máscaras incluidas. Los de Bellingham, por el contrario, no tienen ninguna excusa a mano ni a pie para justificar su racanería futbolística y lo mal parida que estaba la lista de convocados.