Las multas de Lampard en su primer Chelsea: 22.000€ por llegar tarde a entrenar; 1.100€ por que suene el móvil...
El nuevo técnico 'blue' impuso un férreo código disciplinario y acabó destituido por perder el control del vestuario.
Frank Lampard ha regresado al Chelsea para afrontar los dos últimos meses de temporada antes de la contratación de un técnico definitivo. Por el momento, el club ha informado que la leyenda del club se sentará en el banquillo de forma interina y no parece haber opciones de continuidad al mando. No ocurrió así en la temporada 2019-20, cuando sí asumió el mando de forma permanente. Duró tan solo temporada y media, por los malos resultados. Aun así, quiso dejar su huella. Entre otras cosas, con un férreo código disciplinario, que se desconoce si ha vuelto a implantar para esta segunda etapa. Imponía duras sanciones a los futbolistas por llegar tarde o no mantener una comunicación fluida con el cuerpo técnico.
El documento se filtró unos meses después de su llegada a través del medio de comunicación inglés GiveMeSport. Este marcaba una cuantiosa sanción de 20.000 libras por llegar tarde a un entrenamiento. También era considerable la multa que los jugadores deben afrontar por no informar de enfermedad o de lesión una hora y media antes del entrenamiento: 10.000 libras, cerca de 11.400 euros.
También había cantidades variables, como las 500 libras por cada minuto que un jugador se retrasara en las reuniones de equipo. Más bajas, aunque no dejan de ser una cifra llamativa por un único minuto de tardanza están el llegar tarde al tratamiento médico (2.500), al gimnasio (1.500) o a la concentración en día de partido (2.500).
Chelsea's list of fines for this season:
— GiveMeSport Football (@GMS__Football) November 12, 2019
Late for training: £20,000 😱
All fines to be paid within 14 days or else they're doubled 😳#CFC pic.twitter.com/DJ8tYswKCD
Un Código Disciplinario medido al milímetro, con todo tipo de matices en consideración. Por ejemplo, debían avisar de que se ausentaban de un vuelo de vuelta a Londres tras un partido como visitantes 48 horas antes de que ocurriese. En caso contrario, se verían obligados a regresar con el equipo o asumir una multa de 5.000 libras (unos 5.700 euros). Hasta que suene un teléfono móvil en una reunión (1.000) o presentarse con la equipación equivocada (1.000) eran motivos de castigo.
Además de multas, Lampard exigió una serie de normas sagradas a sus jugadores. Entre ellas, avisar de la presencia de familiares en días de entrenamiento y la prohibición a los representantes de los futbolistas de observar las sesiones. Todo este exigente reglamento interno fue aceptado por la plantilla blue, si bien la relación con Lampard no siempre fue fructífera...
Pérdida del control del vestuario
Lampard era, en aquel entonces, un proyecto de entrenador con grandes miras. El paso del tiempo ha apagado su proyección y en cuestión de tres años ha pasado de sentarse en el banquillo como gran alternativa de futuro a ser un recurso improvisado para salvar los muebles estos dos meses finales.
Por tanto, en esos primeros compases era visto como una leyenda del Chelsea a la que respetar y casi venerar. Una jerarquía que se fue diluyendo con el paso de los meses, hasta el punto de perder el vestuario, siendo este uno de los principales motivos por los que la directiva blue apostó por poner fin a su estancia.
Tanto es así que The Athletic informó que Lampard ni siquiera se despidió de los jugadores. Incluso no hablaba con aquellos que no jugaban y la comunicación, en rasgos generales, no era fluida. Los futbolistas reclamaban también que el ritmo de los entrenamientos era infernal, lo que impedía un buen estado físico del grupo.
Frank Lampard vuelve al club como entrenador hasta el final de la temporada 🤝 pic.twitter.com/LqFgnCeEPg
— Chelsea FC en español (@ChelseaFC_Sp) April 6, 2023
Además, tuvo problemas con dos españoles del vestuario. Uno de ellos fue Marcos Alonso, al que sustituyó al descanso frente al West Brom, cuando el Chelsea perdía 3-0. El ahora jugador del Barcelona se enfadó y trató de irse al autobús del equipo. La respuesta de Lampard fue no darle ni una sola oportunidad más por su comportamiento.
El otro afectado fue Kepa, con el que volverá a coincidir en este segundo reto. Lampard solicitó enérgicamente un recambio para el portero español, en el que no confiaba. Marina Granovskaia, mandataria de enorme responsabilidad para aquel entonces, le negó el fichaje de un sustituto, al considerar que el esfuerzo de 70 millones que se había realizado por el internacional español era considerable como para confiar en él hasta el final. A posteriori, llegaría Mendy.
Desde luego, Lampard tuvo que afrontar varios incendios en Stamford Bridge, en un club que ha vivido en la inestabilidad en el último lustro. La leyenda blue vuelve ahora, con otro perfil, y queda por ver si con las mismas exigencias. Su código disciplinario ya hizo temblar a la constelación de estrellas. Un hueso duro de roer...