NATIONS LEAGUE | ESPAÑA - SUECIA

Ganar a Suecia o cómo evitar que se fantasee con cuál será el nuevo ridículo de la Selección

Las de Montse Tomé, ya clasificadas, se juegan su orgullo ante el combinado nórdico.

Montse Tomé antes del partido de ida ante Italia. /Getty
Montse Tomé antes del partido de ida ante Italia. Getty
Sandra Riquelme

Sandra Riquelme

Ni siquiera con la clasificación en el bolsillo, España está tranquila. La sombra del ridículo ante Italia es demasiado alargada y el partido ante Suecia (19:00h, La1, La Rosaleda) se plantea como una oportunidad para maquillar la imagen que la Selección dio en Pasarón. Resulta curioso que sea ante Suecia, el mismo rival frente al que España se reinventó y dio un golpe sobre la mesa. Ocurrió hace tan sólo tres meses, el pasado 22 de septiembre.

La Selección aterrizaba en Gotemburgo en medio de su penúltima -porque nunca se sabe cuándo va a ser la última- tormenta. Venía de una semana horrible y con muy pocas horas de sueño. A la surrealista lista de Montse Tomé, en la que hizo caso omiso al comunicado en el que las campeonas del mundo se plantaban, le siguió la obligación por parte de la RFEF -bajo amenaza de sanción- de ir a la convocatoria, una concentración esperpéntica -con jugadoras citadas en Valencia y en Madrid- y el cónclave de Oliva -con una reunión hasta las cinco de la mañana con Víctor Francos, el presidente del CSD-.

Para más inri, en la previa de aquel partido, Irene Paredes y Alexia Putellas expusieron todos y cada uno de los problemas que les habían llevado hasta esta situación, nunca antes habían sido tan claras y tan contundentes. Y después, ganaron a Suecia (2-3) en uno de los mejores partidos que se le recuerdan a la Selección. "Y a la gente que espera que nos vaya mal, pues ya lo siento", decía Mariona, con una sonrisa,  en la zona mixta tras el partido.

Obcecados en empañar los logros deportivos

Tras ese encuentro, parecía que una nueva etapa -por fin- se avecinaba en la Selección. Montse Tomé, muy cuestionada desde sus inicios en el banquillo nacional, salía reforzada. Había superado la primera gran prueba de fuego. A la victoria ante Suecia le siguieron las de Suiza e Italia, con un gol mágico de Jenni Hermoso en su regreso. Hasta eso salía bien. La Selección carburaba y parecía que se habían dejado atrás todos los problemas.

Hasta que llegó el partido ante Suiza. El supuesto fallo informático que impidió la convocatoria de Irene Paredes, entre otras. Tras ese error, llegó el esperpento de Pasaron, cuando España saltó al campo en el segundo tiempo con 10 jugadoras. Y la crisis entre Montse Tomé y Aitana Bonmatí. Daba la sensación de que la Selección estaba echando por tierra todo lo conseguido en estos tres meses y que se volvía a poner en el foco, y no por asuntos deportivos. Daba la sensación de que la RFEF se volvía a obcecar en empañar todos sus logros.

Por eso, y aunque parezca que España no se juega nada ante Suecia, el partido ante el combinado nórdico cobra tanta importancia. La Selección salta al campo con la obligación de ganar, para sanar la herida ante Italia, y de que no pase nada raro. Porque ya hay muchos que fantasean con cuál será el próximo ridículo de la Selección... Y eso no se puede permitir.