El éxito del Girona esconde el descalabro del fútbol catalán y una "organización territorial injusta" de la RFEF
La comunidad autónoma con más licencias federativas solo tendrá seis representantes de 82 en las tres primeras categorías del balompié nacional.

La alegría del Girona, que el pasado domingo celebró con un fiestón en las calles de la ciudad su clasificación para la Champions, contrasta con las lágrimas del Andorra y del Sabadell, que el mismo fin de semana confirmaron su descenso de categoría a Primera y Segunda RFEF, respectivamente. Son la cara y la cruz del fútbol catalán que para nada goza de buena salud y que, año a año, pierde protagonismo en las principales categorías del balompié nacional pese a ser la comunidad autónoma con más licencias federativas. Girona es un oasis en el desierto.
A pesar del desplazamiento masivo de arlequinados a Lugo, el CE Sabadell, históricamente el tercer club más importante de Cataluña solo por detrás de FC Barcelona y Espanyol, no pudo ganar en el Anxo Carro y se vio abocado al descenso a Segunda RFEF, la cuarta categoría estatal. No estaba tan abajo desde la 2006-07, cuando compitió en la antigua Tercera División. No hay que olvidar que el Sabadell era equipo de Segunda División hace tres temporadas; un desastre.
Siete días antes, también el Cornellà bajó a Segunda RFEF tras diez campañas consecutivas en la categoría de bronce, y los cuatro clubs catalanes que aspiraban a subir vía play-off a Primera RFEF -Europa, Badalona Futur, Lleida y Sant Andreu- cayeron en la primera ronda de promoción en el que fue un domingo negro para el fútbol de la región.
La propera temporada només 5 dels 82 millors equips d'Espanya seran catalans. Un 6% i a més un serà un filial. El panorama és realment dramàtic.
— Jordi Mestres (@JordiMestres_) May 25, 2024
El fútbol catalán se queda sin clase media
Sabadell, Cornellà, Europa y compañía son solo la punta del iceberg del problema del fútbol en Cataluña, que se está quedando sin clase media. Y es que la próxima temporada solo habrá seis representantes catalanes en los tres primeros escalones del balompié nacional -un 7,32% de los 82 clubs en liza-: Girona, FC Barcelona, Espanyol, Nàstic, Barça Atlètic y Andorra. Además, uno de ellos es un filial y el otro, un equipo que, si bien está bajo el auspicio de Federació Catalana de Fútbol (FCF), es del Principado y que, para más inri, alcanzó el profesionalismo tras haber comprado con anterioridad una plaza en la extinta Segunda B.
En poc menys de 24 hores ha baixat un equip català de #1RFEF i els quatre de #2RFEF que lluitaven per pujar han quedat eliminats. Això sí, el futbolcat té més fitxes que ningú, som l'enveja d'altres territorials, bla bla bla... Doncs no, estem fotuts, cada cop pitjor. Com la FCF!
— Jordi Gastó (@jordigasto) May 19, 2024
Hace no tanto, en 2020, había once representantes catalanes de los 80 participantes en la división de bronce, por aquel entonces Segunda B. La reorganización del fútbol nacional y la creación de Primera, Segunda y Tercera RFEF en 2021 hizo que muchos de estos equipos descendieran una, incluso dos categorías de golpe, y que ya no hayan regresado al tercer escalón del fútbol español.
¿Existe una solución al problema? En Olot defienden que sí
Teniendo en cuenta que en Cataluña hay unas 200.000 licencias federativas para jugar a fútbol, lo cual supone más del 16% del total de España -unas 1.200.000 aproximadamente- es evidente que algo no funciona. Más allá de la ya citada desfavorable reorganización de las categorías en 2021, la evidente falta de competitividad en eliminatorias de ascenso, el problema de infraestructuras de primer nivel -si no que le pregunten al Cornellà- y las especificaciones de cada club en concreto, ¿existe alguna razón que explique el desastre? ¿Y una solución al problema? En Olot creen que sí.
"El fútbol territorial está organizado de forma injusta. Si Cataluña tiene 200.000 licencias federativas y hay otra comunidad autónoma que dispone de 20.000 no es de recibo que ambas tengan un grupo propio de Tercera RFEF -la categoría que marca el paso de fútbol regional a nacional- y que el mismo número de equipos de cada zona asciendan a Segunda RFEF", explicaba a Relevo Joan Agustí, presidente del Olot, ejemplo de transparencia y reivindicación social. En su propia web, el club garrotxí deja muy claro su posicionamiento en este sentido, dando alternativas a la desigualdad existente.
I si mirem més avall, el sistema d'ascens de 3RFEF a 2RFEF és tan injust que Catalunya només té dret a 1 o 2 ascensos sobre un total de 27.
— Albert G. del Campo (@Albert_GdC) May 25, 2024
Mentrestant cada any puja mínim un equip de cadascuna d'aquestes vuit comunitats, quan Catalunya té més població que totes elles sumades. pic.twitter.com/lFc6iNoksM
"Hay que refomularlo; quizás Cataluña debería tener dos grupos, por ejemplo, o los equipos de las regiones con menos futbolistas tendrían que hacer algunas rondas de ascenso previas, como sucede en la UEFA con las federaciones menores. Ahora mismo, los derechos y las oportunidades de los futbolistas con licencia en Cataluña no son los mismos que los de jugadores de otras regiones", también dijo Agustí.
Pese a los esfuerzos del Olot, la RFEF asegura que "la organización del fútbol es intocable" y la FCF se resigna a acatarlo, según cuentan desde la Garrotxa. Por cierto, con prácticamente las mismas 200.000 licencias que Cataluña, Andalucía tiene dos grupos de Tercera RFEF; el oriental y Melilla (IX), y el occidental y Ceuta (X). Soluciones las hay.
🚇 𝑬𝒏𝒄𝒂𝒑𝒖𝒄𝒉𝒂𝒅𝒐𝒔, 𝒈𝒓𝒂𝒇𝒊𝒕𝒊𝒔 𝒚 𝒖𝒏 𝒗𝒂𝒈𝒐́𝒏 𝒅𝒆 𝒎𝒆𝒕𝒓𝒐.
— Relevo (@relevo) May 6, 2024
El tifo más espectacular de la jornada se vio en una grada de…
¡Segunda RFEF! 😱
✍️ @marcmosull https://t.co/ZzfsRfg18O
Drama deportivo, éxito social
Paradójicamente, cuando más lejos están los equipos catalanes del profesionalismo, más aficionados se acercan a verlos. El derbi Sant Andreu-Europa, los dos máximos exponentes del fútbol modesto en Barcelona, paraliza los respectivos barrios a los que representan sendos clubes, que esta temporada han batido récords de asistencia en el Narcís Sala y el Nou Sardenya.
Lo mismo sucede en la terra ferma con el Lleida, en Tarragona con el Nàstic, en Olot, Hospitalet, Sabadell o en Nou Barris con la Montañesa. Y en menor escala con el Manlleu, el Júpiter, o el San Juan en la Bombonera de Montcada. El caso es que el progresivo distanciamiento de los clubes profesionales en relación con sus aficionados y la mercantilización del deporte rey han hecho aflorar el fútbol popular en los barrios y pueblos de Cataluña, la mejor noticia en tiempos de vacas flacas en la región de todo el estado donde más se juega a fútbol.