DEPORTIVO - BARCELONA ATLÈTIC

24 horas con Barritos, el alma del Deportivo: "Jamás me negaría a volver"

El delegado del Superdépor, hermano mayor para Bebeto o Mauro Silva y leyenda en A Coruña, se abre en canal tres años después de su salida: "Nunca debatiré con ABANCA de euros; de fútbol, sí".

Barritos posa para Relevo en su domicilio, donde guarda réplicas de trofeos e imágenes icónicas. /RELEVO / MANU AMOR
Barritos posa para Relevo en su domicilio, donde guarda réplicas de trofeos e imágenes icónicas. RELEVO / MANU AMOR
Manuel Amor

Manuel Amor

A Coruña.- Carlos Marchena, un campeón del mundo que ha pasado por mil vestuarios y seis equipos, extiende sus respuestas durante una media de 25 segundos en su entrevista con Relevo. La métrica se levanta hasta los tres minutos sólo con mencionar a Barritos: "¡Dios, qué grande! ¡Lo sabe todo! Es muy listo, muy inteligente, sabe estar, sabe tratar a cada uno como debe... ¡Qué suerte haberlo disfrutado!".

Esa es la huella que ha dejado en muchos futbolistas Juan Ángel Barros Botana (71 años), delegado del Deportivo durante 31 y 'padre' de los 736 jugadores que, calcula, pasaron por sus manos en Primera, Segunda y Segunda B. Si resulta difícil condensar en sólo unas líneas su labor y su aportación al deportivismo, Marchena colabora con la causa: "Como contrario lo disfruté por su cordialidad y por su cariño, pero tenerlo contigo no se puede describir con palabras. Es una fuente de sabiduría diaria".

Barros, en resumidas cuentas, lo fue todo para el Dépor. Destacó en equipos modestos, se retiró, hizo carrera como árbitro (llegó a ser asistente de García de Loza en Primera) y una llamada de su amigo Lendoiro en 1990 le convirtió en delegado del club herculino, un cargo que dobló y triplicó. "Ahora hay jefes de protocolo, de esto, de lo otro... Con Augusto éramos cinco y funcionábamos de maravilla. El jefe de protocolo también era yo", explica en una conversación matinal que transcurre en una cafetería de Matogrande, el barrio donde reside. Llega a la cita con camisa azul, americana a cuadros blancos, negros y rojos y unas gafas de sol que no impiden ver cómo se le humedecen los ojos cuando habla del Deportivo. "Fue mi vida", dice antes de romper a llorar en la terraza cuando se profundiza en su adiós.

Barritos aplaude al público de Riazor.  RC DEPORTIVO
Barritos aplaude al público de Riazor. RC DEPORTIVO

Ahora lo vive todo desde la distancia, alejado de manera forzosa del fútbol y agarrándose a él como puede: acaba de felicitar a Mendilibar y lamenta no haberse tragado un Burgos-Eldense el viernes que se le escapó por un compromiso familiar. "Me lo veo todo", explica, porque echa el olor del verde "mucho de menos". En las calles colindantes todos le paran para saludarle y todavía resuenan los rugidos del motor del coche de Mauro Silva, que siempre le recogía en su portal para llevarle a los entrenamientos en Abegondo. Y eso que no vivía precisamente cerca. Pero era lo que representaba Barritos: un hermano para los jugadores, un escudero para los entrenadores, un hombre para todo para el club y una leyenda para A Coruña.

Un salida que no empaña una historia de gloria

El encuentro con Barros, café de por medio, abre una enciclopedia. "Debuté contra el Rayo Vallecano. Ganamos 3-0 y pitaba Leonardo Esteban Díaz, de Gijón, un buen tipo...", enumera junto a una retahíla de datos que hacen parecer que el partido se disputó ayer. Fue en el 91. Desde ahí, desde el corazón del vestuario, Barritos vivió, sintió y ejemplificó la fuerza del Superdépor, las noches mágicas en Europa, la Liga del 2000, las Copas de 1995 y 2002 y la cercanía de un equipo plagado de estrellas que se movían en autobús urbano. Todos son sus amigos y a todos les une un vínculo estrecho.

"Mauro, Djalminha, Fran, Valerón, José Ramón, Romero, Aspiazu, Josu, Celso Borges, César Sampaio... No podría quedarme con uno", explica. El contacto es constante pese al paso del tiempo. "A Aspiazu le llamé antes de la final de Copa. Con Mauro hablo casi a diario. Tuve que comunicarle la muerte de Arsenio (Iglesias). Ellos se enteran por las redes sociales, pero me gusta que sepan las cosas por mí". Así, también como agenda y recordador -tiene recogidos en un documento los cumpleaños de todos los jugadores con los que coincidió-, funciona como funcionaba antes. "A él jamás se le hubiera escapado lo de Chéryshev", apunta otro futbolista que estuvo a sus órdenes.

Barritos, en un partido de pretemporada con el Deportivo.  RC DEPORTIVO
Barritos, en un partido de pretemporada con el Deportivo. RC DEPORTIVO

En lo que coinciden la mayoría es en que Barros es el Deportivo. Su primer servicio lo prestó pronto. "Yo soy muy puntual, quisquilloso. Si tengo que ir al aeropuerto 10 veces a buscar las tarjetas de embarque y que esté todo en orden, voy 10 veces. En mi primer desplazamiento, a Gran Canaria, llegué antes que nadie. Los futbolistas se bajaron de un bus. De repente veo a uno con vaqueros y polo, al otro con una camiseta... Hablé con el club: 'Así no podemos ir'. Teníamos que representar esto, pero bien". Lendoiro le escuchó y el Dépor jamás dejó de ir uniformado.

Barritos llegaba a la ciudad deportiva a las 10:00 "y a las 10:05 sabía dónde estaba el problema", preparaba los viajes, llamaba a las cocinas de los hoteles, servía de hombro para los que jugaban menos ("porque son los que más lo necesitan"), repartía entradas, hacía de nexo con la gente y se encargaba, como buen excolegiado, de que todos cerrasen el pico: "Me tenía a todos los árbitros muy bien estudiados: 'A este tenéis que llamarle Suso, que vea que sois cercanos, no le gusta que os rebotéis...'. Hubo una temporada que, al poco de empezar, nos habían expulsado ya a dos o tres jugadores por protestar. Hablé con el entrenador y el director deportivo y les pedí hablar en una charla técnica. Les puse las cosas claras y a partir de ahí las amonestaciones bajaron un 90%".

"Yo podía haber seguido, pero hubo gente que no quiso. Me tenía a todos los árbitros muy bien estudiados"

Juan Ángel Barros Botana Exdelegado del Deportivo

Era un delegado a la antigua usanza, capaz de meterse en la cocina de un hotel de Noruega, arrebatarle la sartén a los cocineros y ponerse a hacer huevos fritos ("ellos no sabían") para que la plantilla desayunase antes de un partido contra el Rosenborg y de marcar después a Fede Valverde: "Hablamos cuando fue padre; es un chaval excepcional".

Por eso, después de 970 partidos de Liga (866 en Primera, 102 en Segunda y 2 de promoción), 112 de competiciones europeas (todos los que ha disputado el equipo blanquiazul hasta la fecha), 123 de Copa del Rey y seis de Supercopa de España, sorprendió que el Deportivo le invitase a salir en 2021. Aquella jubilación precipitada apagó parte de su llama. "Yo podía seguir. ¿No podría ser yo delegado de campo, por ejemplo?", se lamenta. Las causas, al menos, las tiene claras.

Barritos, sobre la posibilidad de volver algún día al Deportivo. RELEVO / MANU AMOR

"Hubo gente que no quiso que siguiese. Esa persona ya no está en el Deportivo, pero fue el causante al 80 o 90%. Casi me obligaron. A mí no hace falta que nadie me diga qué tengo que hacer como delegado de un club; lo sé durmiendo", expone. La entidad financiera ABANCA es desde 2020 el accionista mayoritario, aplaudida por unos por su aportación económica y discutida por otros por su gestión deportiva.

"Yo nunca le debatiré a ABANCA de euros; de fútbol, sí. En el fútbol, una empresa distinta a cualquier otra, debe estar gente de fútbol. En estos últimos años se han ido Fran, Franganillo o Valerón, que tuvo que marcharse antes de acabar su contrato. Aunque se dijo que se fue por motivos personales, yo sé por lo que se fue. Mientras estaba ahí, yo lo sabía todo. A mí no me van a engañar, que no nací antes de ayer". Pese a eso, y a la rabia contenida, sabe que jamás diría que no a una llamada del Dépor: "Si hay cambios y me reclaman, no podría negarme. Es un sentimiento. Aunque sólo fuese para ser delegado de campo".

La conversación de bar, avivada entre anécdotas y recuerdos, deriva en una visita a su domicilio, donde se reunía con Mauro y conserva réplicas de trofeos, fotografías icónicas y sus conquistas más preciadas: las que le acreditan hasta en tres ocasiones como mejor delegado de España, elegido por los árbitros y sus homólogos. "Este es el mejor título que me puedo llevar", afirma orgulloso. "Eso y el cariño de la gente. Desde que me fui sólo volví a Riazor el día del Albacete (2022). ¿Tú sabes la de gente que me paraba y me pedía fotos?".

Pese a presumir de ser el socio 482, Barros no va al estadio. Ni acudirá este domingo frente al Barça Atlètic. "Principalmente, para no sufrir", aclara. "En la primera vuelta no los veía ni por la tele. Si al cuarto de hora la cosa no iba bien... me ponía los teleñecos. Me duele no ganarle al Teruel o al Tarazona. Lo paso fatal. En el banquillo te jugabas la vida, pero era distinto. En la grada no me aguanto. Quiero remediarlo, pero no puedo". En cualquier caso, espera un ascenso que devuelva a la ciudad a los tiempos dorados: "En la época del Superdépor ni dormías. Salías por la mañana de casa y ya veías engalanadas las avenidas; vivíamos para el Deportivo. ¡Cómo estaba Riazor cuando venía el Madrid, que no ganó aquí en 18 años! Y el Manchester United, el PSG, el Milan, el Oporto...".

Durante tres décadas vio de todo y reparte agradecimientos. El primero, para Lendoiro. "Es la pieza fundamental de haber ganado la Liga, la Copa y haber llegado a la Champions. Ahí está lo que ha hecho. Nos puso donde había que ponernos: en la cúspide, en la cima". Para sus niños, unos cuantos: "Joselu es un chaval profesional, implicado, humilde y con unos valores fuera de serie. Fede Valverde, igual. También Lopo, Juan Rodríguez, Marchena, Molina, Momo, Rubén Castro, Manuel Pablo, Luque, Sergio, Pandiani...". Y entre los técnicos, además de un Arsenio al que considera "un Dios", resalta a Gaizka Garitano: "Es una persona sin parangón, como Patxi Ferreira, su segundo". También a dirigentes: "Tino Fernández sentó las bases. Conoce la empresa. Era un presidente idóneo. Fernando Vidal lo hizo muy bien. A Paco Zas no lo han dejado ni respirar. Es un deportivista nato, que jugó en el Dépor. ¿Cómo no iba a querer al club?".

Con Richard Barral, ex director deportivo que salió de la entidad en 2021, hace un aparte especial. "No hemos tenido a un tío como él en la vida: deportivista, de A Coruña y que sin dinero hizo grandes logros. Trajo a Lucas, Fede Valverde, Schär, Guilherme, Carles Gil, Babel o Joselu y se tuvo que ir casi por la puerta de atrás. ¿Por qué? Pues porque hay gente que no es de fútbol y quiere opinar", aclara.

De su boca, entre el salón y la cocina, no paran de brotar relatos. "En la segunda parte de un partido contra el Betis no salí del vestuario. A día de hoy no sé quién hizo los cambios. Me quedé rezando todo el rato, de un lado para otro". Bebeto, otro de sus cachorros, siempre le decía "la misma frase": "Barritos, hoy no voy a correr, vou fazer arte (hacer arte)". Barros, otra prueba de que fue mucho más que un delegado, recibió ofertas que nunca aceptó: "Me pude haber marchado a otro equipo. Uno de Champions. Y no me fui porque me era imposible salir de casa, no ver el restaurante Comarea, dejar a mis amigos. Y eso que la diferencia económica era muy grande".

Barritos: “El Deportivo fue mi vida”. RELEVO / MANU AMOR

De sus gafas, que no se quita, salen lágrimas con la pregunta más directa: '¿Qué significa el Dépor para Barritos?'. Su discurso, irrefrenable en otras frases, se detiene en seco. "Estas cosas me emocionan", reconoce mientras pone en juego los pañuelos. El Deportivo forma parte de Barritos y Barritos siempre será su alma: "He dado mi vida por el Dépor. Y volvería a hacerlo una y cien veces". Irse con el "deber cumplido" y con el amor de jugadores, entrenadores, contrarios y colegiados, asegura, es su mejor regalo... aunque espera que su leyenda todavía tenga una segunda parte.