A Raúl le empujan fuera del Real Madrid… y a él le preocupa entre poco y nada
El entrenador cuenta con muy pocos apoyos en el club pero mantiene el foco en el Castilla, sin saber qué le deparará el futuro.

Si fuera por Raúl (47 años), este artículo no existiría. Ni este ni todos aquellos que tienen que ver con su figura y lo que le rodea, como si de un tablero de ajedrez se tratara: piezas blancas, las que le quieren bien, y negras, las que tanto dentro como fuera del Real Madrid le empujan fuera de esta partida en Valdebebas. Rulo, como le llaman los suyos, escapa del ruido como lo hacía de sus marcadores, por eso su núcleo es tan cerrado. Pero claro, hay quienes le ven sufrir y se revuelven. Y se agrupan en torno a su pieza para protegerle.
El runrún que llevaba semanas escuchándose por Valdebebas saltó a los medios. 'El club le ha dicho a Raúl que no seguirá en el Castilla', se comentaba en los pasillos de La Fábrica. Relevo no pudo confirmar la noticia tras hablar con distintas partes. Marca sí lo publicaba el pasado jueves de manera categórica. Aquí las fuentes siguen manteniendo posturas distintas. Hay quien asegura que José Ángel Sánchez le trasladó que su etapa como formador en el club estaba agotada y que no continuaría en ese puesto en el club a partir de 2025. Y otros en cambio defienden que la conversación no sucedió en esos términos, sino que fue más bien un dejar caer. Simulando el diálogo, 'quizás es el momento de que vayas mirando otras cosas, que ya son muchos años, ¿por qué no fútbol profesional?, lo vamos viendo…'. Y claro, no es lo mismo negro que azuloscurocasinegro. En cualquier caso, ninguna voz autorizada del club o del entorno de Raúl confirma la noticia. Dicho de otra manera, la desmienten. 'Se verá a final de temporada'.
El contexto en esta historia, atendiendo a fuerzas centrífugas y centrípetas, es clave. Raúl siempre supo leer las situaciones, con y sin balón. La actual es difícil, muy difícil, para la leyenda madridista. Los resultados no acompañan, aunque se viera venir. La configuración de la plantilla no es de su agrado, huérfano de jugadores muy importantes a los que el club ha dado salida (Nico Paz, Álvaro Rodríguez, Mario Martín, Obrador, Carrillo...). Él hubiera preferido que alguno siguiera (incluso el retornado Reinier), porque la plantilla se ha debilitado tanto que los expertos consideran es un equipo en riesgo de descenso, cuando hace un año y pico se quedaron a un gol de ascender a Segunda. Pero como hombre de club, acata.
Su figura ahora es débil, todo lo contrario que hace año-año y medio. Por entonces, salió reforzado de un temporadón con el Castilla, más allá de que cuenta con una relación más que fluida con Ancelotti y el club ha sacado mucho rédito económico de jugadores que han pasado por sus manos. Incluso su relación con la planta noble, que nunca fue íntima, se lubricó con distintos acercamientos. Sin embargo, en el juego de tronos permanente que se vive en La Fábrica, ese damero al que antes nos referíamos, las piezas 'blancas' están muy solas. Solari y Manu Fernández, que ahí siguen tirando y aflojando en una dirección de fútbol y cantera esquizofrénica, no están tan a su lado. El primero, de perfil. El segundo, más cerca de Arbeloa, que en este tablero también juega su partida.
Un atasco de entrenadores que afecta a Arbeloa
Arbeloa lleva tres años bloqueado en el Juvenil A. Si bien hace dos temporadas firmó una muy buena campaña, con una generación brutal, el curso pasado fue para olvidar, con una plantilla peor, pero por debajo de lo que debía haber conseguido. Su agente, Óscar Ribot, CEO de Best of You y agencia con mucha penetración en el club, hace fuerza para empujarle al Castilla. "Quiere ser entrenador del Real Madrid y tiene todo para conseguirlo", dijo en una entrevista en Okdiario. Y claro, para llegar al primer equipo, es imposible saltar desde el Juvenil.
Raúl también ha hecho su particular viaje, siendo más comunicativo y abierto internamente, una figura que goza del respeto de prácticamente la totalidad de los empleados de La Fábrica, aunque su imagen vinagrosa se mantenga de puertas hacia fuera, como se le vio en la rueda de prensa posterior al empate contra el Yeclano. Lógico también al llevar siete puntos de 24. El caso es que los malos resultados, por muy esperados que sean, le debilitan. También ha sido víctima de las lesiones: Joan Martínez, Manuel Ángel y César Palacios de larga duración. Jacobo Ramón, la última, aunque no tan grave.
Los que están cerca de él le ven enchufado y concentrado en el próximo partido. El faro que siempre fue mostrando el camino. Sin querer armar jaleo, aunque haya cosas que no le gustan. No levanta la voz, pero toma nota. De hecho, está siendo cuidadoso a la hora de subir jugadores del Juvenil A para no debilitar a Arbeloa. Otra frase con sorna se suele escuchar en los pasillos de La Fábrica. "Aquí hay tres primeros equipos", aludiendo lógicamente al peso de Raúl y Arbeloa, porque el de Ancelotti se sobreentiende.
Raúl no cuenta con un contrato de entrenador con el Real Madrid, es decir, no hay fecha de caducidad. Su vinculación va más allá. De hecho, es indefinida. El entrenador se ha sentido feliz y útil formando chavales. ¿Por qué tiene que dejar de ser formador?, se preguntan a su alrededor, si es lo que más le motiva y gusta. El caso es que después de cinco años y en plena sexta temporada, la sintomatología indica que el ciclo está próximo a acabarse. De hecho, es muy probable. Pero ninguna voz autorizada lo da por seguro.
Futuro por decidir
Raúl puso su carrera en manos de Pablo Barquero hace unos años tras toda una vida con Ginés Carvajal. Un agente de la nueva hornada pero reputado. Es él quien está detrás de la carrera de Rodri Hernández. Raúl no entrenará en cualquier sitio porque no lo necesita. Si acaba saliendo, el día de mañana, será a un proyecto y un club serios, con estructura asentada y no volátil, para construir con tiempo, no para verse despedido en otoño. No hay muchos clubes con esa situación en España. El Villarreal era uno. Y ni aún así se convenció. La Real Sociedad es otro. Sirva como apunte que su director deportivo es Roberto Olabe, íntimo amigo de Raúl desde sus tiempos de Catar. La nómina de pretendientes que se quedaron por el camino es larga. Entre los que se saben (Leeds, Schalke, Espanyol, Eintracht) y los que no habrán saltado a los medios, porque de la boca de Raúl no ha salido ninguno.
Resumiendo, Raúl es muy feliz en Madrid y en el Madrid. Aquí está su hogar, sus amigos (ojo a esos partidos de pádel), el club de su vida y su familia. A pesar de que ahora el clima en La Fábrica sea turbio, cuente con muy pocos apoyos y lo más importante, que su equipo esté sufriendo. Su siguiente paso es una incógnita. Seguir en el Castilla (poco probable); reubicarse en el club (primer equipo altamente improbable, puesto en estructura difícil porque no hay hueco); o salir. Si se va de la capital, no podrá estar cerca de los suyos su familia ni de la niña de sus ojos, María, que juega en el cadete blanco, ni para los buenos ni los malos momentos, como hace unas semanas, cuando les vieron salir juntos de Valdebebas, ella en muletas por una lesión, él a su lado.
A Raúl su futuro no le importa demasiado. Entre poco y nada. Le gustaría alguna que otra palmada en el hombro a su labor. Pero sin más. Sólo le preocupa el próximo partido. "Mi futuro es el martes a las 16:00 horas, en Valdebebas". Aquí empieza a preparar el duelo contra el Alcorcón del domingo. En el que se juega la vida, como cada vez que jugó o dirigió a un equipo del Real Madrid.