PRIMERA FEDERACIÓN

La solidaridad con Cheikh Sarr se queda en las redes sociales: "Se han portado mejor los clubes pequeños"

Cheikh Sarr compareció tres días después del incidente racista de Sestao. Su presidente relata unos días de zozobra, con orgullo por haber parado el partido e incertidumbre ante lo que pasará.

Cheikh Sarr, en la rueda de prensa. /EFE
Cheikh Sarr, en la rueda de prensa. EFE
Gonzalo Cabeza

Gonzalo Cabeza

La solidaridad llegó de los iguales en mayor medida que de los mayores. Enrique Vedia, que es el presidente del Rayo Majadahonda, lo explica: "Se han portado mucho mejor los clubes pequeños, los profesionales no han llamado". Han pasado tres días desde que su portero, Cheikh Sarr, sufriese un incidente racista en Sestao. Días agitados, con mucho ruido, una roja, denuncias cruzadas y una sanción deportiva pendiente. Hay bastante ajetreo en Majadahonda pues el portero comparece públicamente en rueda de prensa. También la Guardia Civil se ha pasado por la ciudad deportiva para comprobar que todo iba bien.

Admite Vedia, eso sí, que en Twitter la cosa ha podido ser diferente. Ahí sí ha podido aparecer esa solidaridad de los gigantes. Él alega su edad para explicar que no ha podido verlo, entrar en X no forma parte de su rutina. "Yo no manejo las redes sociales, soy una persona que tengo 78 años y he llegado tarde a esto, a lo mejor hay tuits por ahí, pero a mí personalmente…". Lleva 40 años en el fútbol, es probable que quien quisiese dar con él lo hubiese conseguido. No solo echó en falta a los clubes grandes, también que las federaciones hiciesen alguna llamada. Las que llegaron fueron para preguntar por la conferencia de prensa que del hecho en sí, por la logística.

Sarr, ante los medios, agradece a Vinicius su apoyo. "No me ha contactado directamente, vi que había citado mi nombre en redes y me daba ánimos, le doy las gracias por su gesto. Hay muchos jugadores como él que estaban diciendo lo del racismo", cuenta el portero.

Ha pasado estos días protegidos por el club y por sus compañeros. El presidente explica: "Llegaron aquí a las cinco de la mañana, los compañeros le estuvieron arropando y luego la psicóloga se ha encargado de estar con él. Él habla bien español, ya lo ves, pero no entiende del todo la filosofía, los tacos o el entorno. Le estamos arropando además porque al haber una denuncia tiene que cuidar lo que dice"

La psicóloga es María José Morillas, ella también está en la conferencia de prensa. Cuenta que el portero está triste y que es un momento duro. Sorprende que él pida perdón en varias ocasiones en la conferencia de prensa, a pesar de ser la víctima. Ella explica que en momento así no se sabe bien cómo se tiene que reaccionar, que quizá la próxima vez levante la mano y pida detener el encuentro. Pero eso será la próxima. En esta se fue a pedirle explicaciones y se fue con una expulsión.

Tampoco sus compañeros, cuenta la psicóloga, tenían del todo claro si habían actuado bien. Se marcharon del partido y eso puede tener consecuencias deportivas. Es una respuesta natural en este tipo de acontecimientos, pero el propio presidente ataja ese problema. Entre la dignidad y los puntos, la dignidad.

"No me importan los puntos", cuenta Vedia. "Estamos esperando la sanción, pero en realidad nos da igual, porque hemos hecho lo que creíamos que había que hacer. Que la misma semana en la que la Selección española ha jugado un partido contra el racismo, el miércoles el sábado se monte esta, es una cosa tremenda", reflexiona.

Sarr habla con voz baja, parece tímido. Lleva cinco años en España, ha pasado por varias ciudades, ha tenido descendencia en el país. El ambiente en los campos no siempre es el adecuado, pero en esta ocasión la cosa fue a más. "Es la primera vez que me ha pasado, si me pasa otro día voy a saber cómo comportarme, estoy también me ha ayudado mucho para saber cómo reaccionar", cuenta el portero.

Un pedazo de pan de dos metros

Vedia le define como "un pedazo de pan de dos metros" y recuerda que, por más farándula que a veces tenga el fútbol, no deja de ser una persona normal ejerciendo su oficio. "Este es su trabajo, cuando un portero se pone ahí es su profesión y no puede ser que lo insulten y lo increpen, no sería posible en un obrero".

El portero pide perdón en repetidas ocasiones por lo ocurrido. "Esto me jode muchísimo, hay que ser un poco responsable, pido perdón. Lo pido por respeto y creo que es lo más correcto, a veces eres la víctima, pero tienes que pedir perdón al fútbol, no lo hago por este chico que me ha hecho mal, lo hago por el fútbol", dice. La psicóloga explica posteriormente que la confusión es normal, aunque lo correcto pueda ser plantarse y pelear, las dudas siempre existen.

La escena en sí ya está contada, pero quizá lo más curioso fue lo que pasó después. No solo denunció el portero el abuso racista, antes de llegar a comisaría había pasado por allí el señor que le había increpado para acusarle de una agresión. "A nosotros nos dice la Ertzaintza, la que estaba allí en el campo, que fuese él a denunciar, que tenía que ser Cheikh, una persona física contra una persona física que puede estar identificada o no, aunque en este caso lógicamente está identificada", explica el presidente. Lo está por su denuncia, aunque la policía vasca ya le dijo que para alegar agresión debería tener algún parte de lesiones que, en este caso, no existe. Hay imágenes suficientes para saber que eso no ocurrió.

Antes de llegar a comisaría, Sarr había hablado con el árbitro en el estadio. El acta es dura con lo ocurrido y le expone a una sanción importante estos días. "Mi acto sobre el árbitro no fue agresivo, fui a hablar con él y me vino a dar tarjeta roja sin preguntar nada. Por eso quise ir a preguntarle con todo el respeto del mundo. Creo que lo primero es preguntar a la víctima y es una de las cosas que fui a preguntarle. Una hora después me convocó para que hablásemos y me preguntó qué había pasado y me ha apoyado, estoy agradecido", decía Sarr en la rueda de prensa.

En el club entienden que el acta se escribió antes de que ambos conversaran, porque de otro modo sería difícil de entender un texto tan agresivo tras una relación tras correcta. El club va último en su grupo de Primera Federación y si les quitan definitivamente los puntos su salvación será difícil. Vedia cree que, en un caso así, se necesita empatía.

Hay tres alegaciones puestas para que la sanción quede en nada. "La primera es sobre la agresión, porque en el video se ve que baja mucha gente y la presión que tenía el chaval", explica. "La segunda, para hablar del acta, nos parece incoherente que no empatice con un chico al que no le ha pasado esto nunca, que le muestre la tarjeta sin ni siquiera preguntar, creemos que le interpretó mal", añade.

Por último, una explicación sobre el motivo por el que el equipo decidió marcharse del campo sin terminar el encuentro. "A parte de no estar contentos con la sanción, lo que hicieron fue reubicar a los energúmenos, no los mandaron a la calle. Por eso el equipo se fue y estamos muy orgullosos de ello", zanja Vedia. Y si llega una sanción, recurrirán.

Que un equipo diga basta y se marche pasa poco, mucho menos de lo que debería. El presidente del Rayo Majadahonda es consciente de la realidad que se vive en los campos pequeños y en las categorías inferiores. "Negros aquí no hay muchos, pero en un partido de alevines los padres insultan al árbitro, que tiene 14 años, 'hijo de puta, tarugo, vendido'… también nuestros aficionados, no te digo los otros", comenta.

Añade, a modo de anécdota, una de esas veces, con un niño al que identificaron por su padre: "Cuando vino el hijo de Mourinho, con el Canillas, los padres gritaban 'Ese portugués, qué hijo de puta es'". El Rayo es un club de cantera, cuenta con orgullo que en el Mundial de Qatar cinco jugadores —dos españoles, dos franceses y un marroquí— habían pasado por sus categorías inferiores. Si tienen una psicóloga es porque 900 niños se congregan entre los distintos equipos, ahora ha ayudado para apoyar también al primer equipo.