JESÚS ÁLVAREZ

"Por desgracia hay mucho desaliñado en televisión: con una chaqueta y una corbata no te equivocas nunca"

Charlamos con el experiodista de TVE tras su "jubilación forzosa" del ente público. 47 años de experiencia en Periodismo y deportes.

Jesús Álvarez, en una entrevista de 2017. /TESA
Jesús Álvarez, en una entrevista de 2017. TESA
Cristina Bea

Cristina Bea

El pasado 10 de febrero se emitió en Teledeporte el último programa de entrevistas de Jesús Álvarez (Madrid, 1958). En verdad, fue el postrero acto de servicio en la televisión pública del periodista tras 47 años en el ente, donde su padre se convirtió en el primer presentador de telediario del país allá por 1957. "Después de todo el tiempo que llevo ahí y de querer y amar a Televisión Española como nadie, estoy un poquitín defraudado por el trato final, que no han sido capaces ni de recibirme cinco minutos". A Jesús no le ha sentado bien su jubilación forzosa, aunque mantiene sobre la mesa dos proyectos que pretende poner en marcha, además de propuestas como la de su último invitado: "Futre me ha ofrecido trabajar en alguno de sus programas en la televisión portuguesa".

 Huérfano de padre y madre desde los 16 años y con la experiencia del secuestro de su suegro, el empresario Emiliano Revilla, a manos de ETA en 1988, son muchas las enseñanzas y anécdotas vitales y periodísticas que nos deja la charla con este amante de la moda al que de pequeño le enseñaron que "con una chaqueta y una corbata no te equivocabas nunca". Él le añadió el pañuelo que ahora le saca al VAR -"No se puede estar juzgando lo ya juzgado. El VAR sólo se debería utilizar cuando lo pida el árbitro"- y al 'Caso Negreira' -"Se ha descubierto por el Barcelona, pero a lo mejor hay otros Negreiras en otras partes de España que no sabemos"-. Porque el periodista deportivo lo tiene claro: "Todos tenemos un precio".

La opinión de Jesús Álvarez sobre el VAR.

Jesús, ¿cómo estás? ¿Cómo llevas no trabajar después de tus 47 años en RTVE? Aunque no te estamos dando tregua.

Estoy trabajando ahora más que nunca ahora por eso, por entrevistas y por proyectos que tengo, que quiero poner en marcha y que los tengo que hacer. Pero me pilla también con una mudanza y estoy aquí un poquito a todo, a poner la casa nueva, a preparar mis proyectos y a las entrevistas que tan amablemente me hacéis.

Bueno, y los premios que humildemente no has incluido, porque desde que se anunció tu adiós no has dejado de recibir reconocimientos. De los últimos, el Premio a la Excelencia en radio y televisión en el Palacio de la Prensa de Madrid. ¿Cómo te estás sintiendo ante tanto galardón?

Pues mira, yo siempre he dicho que los reconocimientos mejor en vida, en este caso, en vida profesional. Que está bien que te lo reconozcan ahora y tal, pero yo llevo muchos años ahí al pie del cañón. Pero siempre son agradables. Yo siempre digo que los premios son como los lujos, que se pueden prescindir de ellos, pero que a todos nos gusta tenerlos. Hace dos días también he recogido uno en Quintanar del Rey, un pueblo de la provincia de Cuenca, muy cercano a Albacete, curiosamente. Me han dado uno también, los premios Ángel Lancho de la trayectoria; era un esgrimista de primeros del siglo XX, un hombre que luchó mucho por el deporte. El reconocimiento es una espada, así que por si no tenía poco, también una espada. (Ríe) Espero que no sea la espada de Damocles, que sea un simple adorno.

Y al margen de los premios, anímicamente, emocionalmente, ¿cómo estás? No te ha sentado nada bien tu jubilación forzosa… 

Sí, la verdad es que es una jubilación un poco extraña, un poco especial, porque no digo que no cumpla los requisitos que están contemplados en el convenio colectivo que teníamos en Radio Televisión Española, pero es una norma condicionada un poco a que el puesto que yo dejo lo ocupe después una persona que haya estado contratada o que empiece ahora, que haya terminado la carrera. Requisito que no se cumple, porque hace 12 años que no se convocan oposiciones para el puesto de informador, que era el que yo dejo vacante. Entonces, si no se convocan oposiciones, quiere decir que no van a reemplazarme, con lo cual, si no entra nadie, sigo yo para eso... Un poco descontento en ese sentido, y también un poquito por las formas, porque después de todo el tiempo que llevo ahí y de querer y amar a Televisión Española como nadie, de haber podido estar en los mejores acontecimientos, en los mejores sitios, con los mejores deportistas y todo eso, pues hombre, un poquitín defraudado por el trato final, que no han sido capaces ni de recibirme cinco minutos, no para decirme: "Jesús, qué bien lo has hecho, hasta luego", sino para decirles: "Oye, tengo estos proyectos. A lo mejor le interesa a la casa que los haga aquí antes de irme a alguna productora o algún otro canal". Pues no lo han tenido en consideración. Bueno, afortunadamente, las personas no hacen a las instituciones.

Y tú no te estás frenando. Te han jubilado en Radio Televisión Española, pero no te jubilas ni mucho menos, porque con esos proyectos ya estás manteniendo reuniones, ¿no? ¿Algo que nos puedas contar? ¿Qué es lo que te inquieta profesionalmente y te gustaría hacer? 

Me inquieta seguir con el programa que estaba haciendo últimamente, que era 'Álvarez Café'. Ahora le tendremos que cambiar el nombre. Lo de café fue por el horario, pero en realidad era un programa de entrevistas que en principio estaba pensado para hacerse durante una comida. Después, extractar media hora buena de esa comida y ofrecerlo. Pero no lo consideraron oportuno de esa manera, entonces decidieron poner el nombre de 'Álvarez Café' porque iba a las cinco de la tarde, pero es que luego lo pasaron a las once de la noche. Que a las once de la noche no sé quién se toma un café, los noctámbulos o los que no quieran dormir. Y aparte de ése, había otros dos puntuales que estaban ahí sobre la mesa también para hacerlos y que no descarto que los pueda hacer.

Los recuerdos de la infancia de Jesús Álvarez.

En una comida precisamente te pilló el vídeo de despedida que te hicieron en el informativo. Estabas comiendo con Iker Jiménez. ¿Cómo fue aquello?

Fue de casualidad, porque yo conozco a Iker a través de un amigo que nos puso en contacto. Muchos WhatsApps, muchos mensajes, pero no habíamos tenido la ocasión de coincidir nunca. Y ya le llamo un día y le digo: "Mira, Iker, esto hay que solucionarlo, tenemos que quedar a comer y quedamos pues tal día". Me dijo: "Vale". Pues quedamos a comer tal día, que era un viernes, y me lleva a un restaurante, me invita por su zona y le digo: "Iker, ¿no te importa un momentito, es que hoy emito el último programa de 'Álvarez Café' y les he dicho que lo anuncien en el telediario y quiero ver si lo anuncian?". Y entonces, cuando en mitad de la comida pongo la tele, me encuentro con que me dedican una pieza en el telediario muy buena, muy bonita, hecha con cariño de mis compañeros y que me encantó. Me motivó mucho. Me ha dado mucho. Me resarció de todo lo demás que he contado antes.

¿Hablabais de fútbol también Iker y tú? ¿Es futbolero?

Sí, mucho, es muy futbolero. Y además me enseñó un programa que tenía de comentar partidos, y que él comentaba y que alguna vez ha comentado haciéndose pasar por mí. (Ríe a carcajadas). Es un fenómeno.

Ese último 'Álvarez Café' fue con Paulo Futre, que también recibió hace unas semanas un bonito homenaje del Atlético. ¿Qué tal con el luso? ¿Alguna anécdota de la entrevista que vayas a guardar de recuerdo? 

Bueno, él no sabía que era el último programa, entonces yo cuando termino el programa digo: "Bueno, Paulo, muchas gracias por estar aquí y que sepas que hoy me despido aquí, que éste es el último programa". Se quedó parado y cuando terminé tomó la palabra, y yo: "Paulo, que ya me he despedido". Pero él dijo: "No, no, pero déjame que diga". Comentó unas cosas muy bonitas y ensalzó el hecho de que todos los periodistas en España tendrían que brindar un agradecimiento hacia mi lección de Periodismo durante todos estos años. Ah, y me ofreció trabajar con él en algún programa. Él tiene programas en la televisión portuguesa, pero le dije: "Como tenga que aprender yo portugués lo mismo que tú español, lo tenemos claro…" (Ríe.)

¿Cuál ha sido tu mejor entrevista a un futbolista a lo largo de tu trayectoria? Ese futbolista y esa entrevista que te marcara por algo.

Le hice una que me llamó mucho la atención a Iker Casillas, el día anterior a que jugaran la final del Mundial de Sudáfrica, y le vi tan tranquilo y le vi tan sosegado que dije: "Pero bueno, Iker, que estamos en la final del Mundial. ¡Espabila, espabílate!". Soltó: "No, no, si nosotros a estas cosas estamos acostumbrados, ya he disputado finales de la Champions, de la Eurocopa y tal". Pero para nosotros era la final de un Mundial. Yo como un niño, esa noche dormí poco, pero a él le vi tan tranquilo. Ésa fue una entrevista curiosa. Le hice una a Maradona en su momento muy curiosa, porque estábamos en el túnel de vestuarios del Bernabéu, en un Madrid-Barça. Me tiré un buen rato preguntándole y el árbitro se encontraba allí esperando. Cuando finalizó la entrevista, el colegiado precisó: "¿Podemos salir ya al campo?". Y digo: "Sí, sí, ya podéis salir". Y salieron los dos equipos al campo. Fue curioso.

Otros tiempos, ¿eh? 

¡Hombre, hombre!, cuando se podían hacer estas cosas. Hasta que la televisión no decía: "Procédase o hágase el partido", no se hacía nada.

Futbolistas aparte, ¿qué deportista te ha impactado en estos años en el cara a cara?

Siempre he sido muy aficionado al mundo del motor y he hecho la Fórmula Uno varios años para TVE y los rallies. Una entrevista que me sorprendió mucho -yo ya sabía quién era el personaje, pero me lo ratificó-, fue a Ayrton Senna, al piloto brasileño que fue tres veces campeón del mundo y que se mató en un accidente en el circuito de Imola. Porque era un hombre mágico. Realmente, su apodo era 'Magic Senna', y la verdad es que parecía que siempre iba como levitando, era un piloto excepcional. Tardé seis meses en hacérsela, pero al final se la hice justo cuando hizo la pole número 50 en su carrera, que fue en el circuito de Jerez, aquí en España. Al final pude hacerle como diez minutos de entrevista, pero me confirmaron lo que yo ya pensaba, que era un tipo especial.

Con él tardaste seis meses en conseguirla. ¿Alguna espinita en estos años, alguna entrevista que no hayas conseguido y que te gustaría hacer?

Sí, muchas. Mira, me tiré un año detrás de Pau Gasol. Fue imposible. Me tiré tiempo detrás de Garbiñe Muguruza, imposible. De Marc Márquez, tres cuartos de lo mismo. La mayoría de las entrevistas las he gestionado personalmente porque les conozco a todos por el tiempo que llevo y ellos me conocían a mí, pero creo que el no haber conseguido muchas ha sido un poco por culpa de representantes, directores de comunicación, llámese equis, que les tienen en una urna de cristal tan espesa que no les dejan salir para nada. Considero que están desaprovechando muchas oportunidades de hacer un buen trabajo. La última, la de Pau Gasol. 'Álvarez Café' duraba media hora. Me llamó un día su directora de comunicación y me dijo: "Oye, que te he conseguido diez minutos con Pau". Digo: "Perdona, no has entendido nada. Si mi programa dura media hora". "Ah, no, bueno, pues si no quieres, se lo doy a otro". Digo: "Dáselo a quien quieras, y te lo agradezco mucho. Me encantaría hacérsela a Pau, pero yo necesito media hora, no diez minutos". Y cosas así.

Fíjate, he hecho hasta a Rafa Nadal que, con todo lo que es, es un personaje súper requerido. No se la hice en el estudio de televisión. Vino a recoger un premio a Madrid, al Teatro Real y montamos allí un estudio. Pero con otros ha sido imposible. Yo entiendo que somos muchos los que pedimos, que queremos todos a los mejores y los más destacados, pero muchas veces también los directores de comunicación se esfuerzan en protegerles tanto que, a veces, resulta demasiado.

¿Cómo es Nadal en las distancias cortas?

A Rafa Nadal no lo voy a descubrir yo, porque todo el mundo sabe cómo es. Si es bueno como deportista, es todavía mejor como persona. Me acuerdo que, terminando la entrevista, le dije: "Rafa, después de todo lo que has ganado, ¿qué te falta por hacer?", y cuando estaba a punto de contestar le dije: "No me contestes, que te voy a contestar yo, porque a mí hace poco me han hecho una entrevista también por mi trayectoria en los medios de comunicación y me preguntó una chica para un periódico de los de papel todavía. Me dijo: "Jesús, tú que has vivido todo, ¿qué te falta por hacer?". Y respondí: "A mí me falta todo por hacer, porque quiero volver a ver a la Selección española de fútbol ganar un Mundial, quiero volver a ver a la de balonmano ganar un Mundial, quiero volver a ver a la de baloncesto ganar un Mundial, quiero ver a Carlos Sainz y a Fernando Alonso ganar otro Mundial de coches y quiero ver otra vez a Rafa Nadal ganar un Grand Slam y hacerle otra entrevista". Y se me queda mirando así y me dice: "Sólo te aseguro lo último" (ríe), sólo te aseguro lo último que era hacerle otra entrevista. Después de aquella entrevista aún ganó dos Grand Slams, ganó Roland Garros y el US Open o el Open de Australia. Esto te da idea de lo excepcional del personaje, de cómo es.

Hablabas de ver a la Selección de fútbol ganar un Mundial. ¿Qué ha supuesto para ti vivir de cerca los éxitos de España? De poder vivir tantas etapas, en realidad. 

Siempre digo que me considero un afortunado y un privilegiado. Primero, por haber trabajado en un medio que ha tenido sensibilidad deportiva, que ha sido un medio polideportivo y que hemos estado en muchos sitios, no sólo hablando de fútbol. En el tema concreto del fútbol, aquello era el remate, lo que nos faltaba. Habíamos sido campeones del mundo de todo y nos faltaba el fútbol. Soy de la generación aquella del: "Jugamos como nunca, perdimos como siempre". Pero luego eso cambió. A partir de la Eurocopa del 2008, que se jugó en Austria y en Suiza, después de pasar los cuartos de final, que siempre habían sido nuestra bestia negra, dije: "Oye, esto está cambiando, que somos otros, que nos lo creemos". Ganamos esa Eurocopa, ganamos el Mundial, que fue para mí lo más destacado que he vivido en mi carrera deportiva como periodista, y volvemos a ganar otra Eurocopa. Realmente, ésa ha sido una etapa brillante, una etapa de oro del deporte español, acompañada por éxitos de otros muchos deportistas. Es sensacional haber podido vivir todas esas circunstancias y después de haberse quedado muchas en el camino, de no haber conseguido el triunfo en otras tantas. Mis hijos, que eran pequeños entonces, cuando empezaron a ver ganar a la Selección en la Eurocopa, el Mundial, al Barça y al Madrid ganar Champions, pensaron que era jauja. Digo: "Chicos, esto no siempre ha sido así".

También viste y viviste el España-Malta. 

Que también tiene su aquél. Pues mira, uno de los proyectos de los que hablábamos antes, precisamente, está relacionado con el España-Malta, pero no lo quiero anticipar. Y aquello fue… Siempre lo recuerdo como que intentamos convencer a la gente de que aquello era posible. Me acuerdo el día que se jugó el partido, que fue el 21 de diciembre del 83. Estaba allí en el Benito Villamarín, estuve trabajando para el telediario, y era Manuel Campo el que lo presentaba. Y me da paso: "Allí en el Benito Villamarín de Sevilla está Jesús Álvarez…" Y empecé a hacer un elogio, un panegírico: "La gesta que va a ser posible, estamos todos aquí, tal…". Tan es así que, cuando devolví la conexión, me hice una reflexión a mí mismo: "Jesús, qué trolas acabas de contar". (Ríe). Pero mira… Empezó el partido, me acuerdo que habría media entrada como mucho en el campo, no habría más gente, porque nadie pensaba en que iba a ser posible meter 11 goles y menos 12, porque nos metieron un gol. Nos fuimos al descanso con 3-0, creo recordar, y en el segundo mete el gol Malta. "Bueno, pues esto ya está imposible". Y mira tú por dónde empezamos a meter y digo: "Oye, pero si parece que el campo está más lleno, parece que hay más gente". Y seguíamos metiendo goles y digo: "Esto se ha llenado". ¿Qué había pasado? Que la gente lo estaba viendo en casa y los de Sevilla dijeron: "Vámonos al campo, que esto puede ser histórico". Y la Federación, con buen criterio, abrió las puertas, dejó pasar a todo el mundo y terminó con un lleno impresionante. Fue también una de las cosas más emocionantes que he vivido en la profesión periodística, pero al principio me arrepentí de contar lo que conté en el telediario, pero dije: "¡Qué narices! Si esto ha sido posible...". Fue una mentira piadosa que se terminó convirtiendo en una realidad insospechada.

Echando aún más la vista atrás, Jesús, preparando la entrevista he descubierto algo que no sabía, y es la importancia de la figura de Matías Prats abuelo en tu vida.

(Interviene antes de que le pregunte.) Bueno, a ver, es una importancia digamos… testamentaria. Matías fue el tutor testamentario que dejó mi madre. Mi padre murió cuando éramos muy jóvenes, yo tenía 12 años tan solo, mi madre tuvo la desgracia de tener un accidente de tráfico cuatro años después y morir también. En previsión de que a ella le pudiera pasar algo, dejó su testamento, que el tutor legal de mi hermana y mío sería Matías. Cumplió con el tema. Tampoco estuvo encima de nosotros siempre, era más para arreglar trámites burocráticos, trámites legales para resolver nuestra situación. Nosotros en realidad vivíamos con una tía, una hermana de mi madre, que justo tenía el piso debajo de nosotros, y ahí es donde hicimos la vida. Matías, evidentemente, fue una gran ayuda, una gran referencia en aquellos momentos que fueron traumáticos para nosotros.

La opinión del veterano periodista sobre el estilo actual de narraciones deportivas.

¿Y profesionalmente te influyó? ¿Fue un espejo en el que mirarte? Aunque habías tenido también a tu padre, del que ahora hablaremos.

Sí, profesionalmente a mí me ayudó mucho, porque yo quería dedicarme a la información deportiva y entonces le dije: "Pero vamos a ver, Matías, ¿cómo sitúas a los jugadores en el campo y cómo le explicas a la gente por dónde está la pelota? ¿Cómo haces esto, cómo haces lo otro?". Y él, en una tarde, cogió un folio y me dice: "Mira, portero". "Sí". "Defensa lateral derecho". "Sí". "Defensa lateral izquierdo". "Sí". "Central, libre, mediocampistas, delantero centro, extremo derecho e extremo izquierdo, y ahora sólo tienes que imaginare las posiciones que ocupan en el campo y decir por dónde está la pelota. Posición teórica del medio volante izquierdo, posición del delantero centro, ataca por la banda izquierda el defensa". Y me sirvió de mucha ayuda saber aquello, porque hoy día, sobre todo las transmisiones de la radio, te descolocan un poco, porque por los comentarios parece que la gente tiene la obligación de estar viendo la tele, porque "ahí lleva la pelota". Ya, pero ahí, ¿dónde? Dime. Por lo menos dime si ha pasado al centro del campo. Se han perdido todas esas referencias, toda esa pulcritud, toda esa rigurosidad que había en la colocación del balón, que nos servían de mucha ayuda para saber por dónde estaba la pelota. Y, sobre todo, que ahora se chilla mucho por todo. Antes sólo se chillaba cuando estaban a punto de meter gol, no desde la defensa...

No te gusta el estilo actual…

Vamos a ver. El estilo actual es muy desenfadado, que no digo que esté mal, pero necesitas un poquito de rigor. No digo que no hagas comentarios, que no hagas chascarrillos con tus compañeros de la posición de comentaristas, pero no todo el rato. Es que hay transmisiones que yo corto, cambio de emisora, porque no me sitúan. Llevan hablando cinco minutos y todavía no sé por dónde está la pelota. Entonces, es un poquito de rigor, que no está reñido con después comentar otro tipo de cosas, pero por lo menos que sepas situarte, que sepas más o menos dónde está la pelota.

Al que situamos bien es a tu padre, Jesús, el primer presentador de informativos en televisión de este país. Qué orgullo, ¿no?

Sí, la verdad es que sí. Fue el primer presentador de un telediario, cuando TVE salió en el año 57. Después de la cabecera, la primera persona que salió ahí diciendo "buenas tardes" fue mi padre. Me di cuenta de que mi padre se dedicaba a una profesión diferente a la de los demás padres de mis amigos porque me empezaron a pedir autógrafos, fotos de mi padre, y yo decía: "¿Por qué me pedirán todo esto?". Entonces ya me di cuenta de que se dedicaba a una profesión especial, que era eso, estar ahí en la tele, ser el rostro y la cara conocida y reconocida. Durante unos años, mi hermana y yo veníamos a casa a comer y nos íbamos al colegio a las tres y pico, cuando volvíamos a clase. Entonces, la única forma que teníamos muchas veces de verle físicamente era a través de la tele. Poníamos la tele a las tres, le veíamos que saludaba: "Buenas tardes". "Buenas tardes, papá", y nos íbamos al cole. Ésa era un poco nuestra imaginación infantil. Luego ya sé que lo de salir en televisión tiene su peso en la sociedad, que te reconozcan, que quieran algo de ti, y en aquella época, además. Hoy en día hay teléfonos móviles, que se sacan una foto contigo, pero antes no, antes era: "A ver si me puedes conseguir una foto" o que te firmaran en un papel.

Tu madre era locutora de radio. Parecía imposible que escaparais de la profesión. 

Yo estuve a punto de escaparme, porque hice todo el Bachiller de Ciencias con la idea de hacer Telecomunicaciones o Aeronáutica. Lo que pasa es que se precipitaron los acontecimientos en mi caso, porque al morir mi padre tan pronto y después lo de mi madre, cuatro años después, me di cuenta de que no podía dedicar mucho tiempo a estudiar una carrera larga, de seis o siete años, y después ver si podía trabajar en algún sitio. Lo que necesitaba era hacer caja rápidamente, como se suele decir, ganarme la vida. Y la única forma era dedicarme a una profesión donde a la vez que estudiaba, pudiese ya ejercerla. Y eso me pasó con el Periodismo, que tuve la inmensa fortuna desde Primero de carrera de trabajar ya en los medios, y tuve más suerte todavía, que en Segundo de carrera ya trabajaba en televisión. Entonces sólo había una televisión en España, tenía un efecto multiplicador. Y a partir de ahí surgieron muchas cosas de trabajo y de resolver mi tema económico, claro. Fue una buena elección.

La muerte de tus padres hace que seas periodista, entonces.

Yo siempre he dicho que soy periodista por genética, eso lo llevo en los genes, en el ADN. Entonces, tampoco me costó mucho adaptarme a eso, porque yo era lo que había vivido y lo que había sentido en casa, lo que pasa es que no había tenido la oportunidad de contrastar o tener una conversación seria con mi padre para decirle que qué pasa si me dedico al Periodismo o a la televisión. Desgraciadamente, no se produjo esa conversación nunca, pero me sentí cómodo en el mundo del Periodismo desde el minuto cero, con lo cual, me alegro mucho.

¿Cómo es perder a tus padres con 12 y 16 años, Jesús? Tener que buscarte la vida personal y profesionalmente tan pronto.

Sí… Siempre digo que la vida te sale al encuentro en los momentos que menos te lo esperas. A mí me salió muy pronto al encuentro, y tienes que tener la frialdad y la sensatez para ver hacia dónde tiras y cómo tiras, si es la elección adecuada. En mi caso está claro que fue lo adecuado y que me he desenvuelto bien en ese sentido. Son circunstancias. Todos tenemos circunstancias en la vida que te hacen en un momento determinado tomar una u otra decisión.

¿Y emocionalmente?

Emocionalmente con 12 años pierdes a tu padre, que es la referencia, que es el fuerte y el estandarte familiar y todas estas cosas. Te refugias en tu madre, que es la persona que queda, y a los cuatro años se te va. Entonces dices: "Ahora ya, solo". Solo, entiéndase, tengo mi hermana, tenía mi tía, pero claro, solo de planteamiento, de decir: "Oye, que te estás jugando el futuro, que lo que hagas en los próximos meses o los próximos años es de lo que va a depender tu futuro". No te da tiempo a pensar emocionalmente mucho, te da tiempo a hacer una reflexión y decir: "Adelante con esto".

¿Tu hermana siguió también la estela de ese ADN familiar?

Sí. Ya estaba trabajando en la radio cuando el accidente, y luego ella siguió en la radio. Para mí fue también como un ejemplo, porque yo iba a verla muchas tardes a la radio, a su programa. Yo decía que aquello que hacía mi hermana me gustaba. Fue un poco de "si esto es lo mío". Lo raro hubiese sido que no me hubiese dedicado a esto, con mi padre, periodista; mi madre, locutora de radio; mi hermana trabajando en la radio, mi tía, locutora de radio y actriz de doblaje… Tenía que terminar ahí. Mi hermana hizo radio y también televisión. Es un año y medio mayor que yo, lo que pasa es que fue periodista precoz, locutora precoz.

Me ha gustado mucho la expresión que has utilizado: "La vida sale a tu encuentro". En tu caso, volvió a salir en 1988 con el secuestro a manos de ETA de tu suegro, de Emiliano Revilla, durante 249 días. ¿Cómo los recuerdas?

Sí, otra vez la vida ahí en el camino. Son 249 días en que hubo que prescindir de muchas cosas. Yo pedí una excedencia, entendí que tenía que estar con la familia. Fueron ocho meses, ocho largos meses de espera y en aquellos momentos, porque hoy parece que nos hemos olvidado ya de que aquí ha habido una banda terrorista que se dedicaba a asesinar y a extorsionar y todas estas cosas, y la verdad es que estaban ahí. Y eso fue una prueba de fuego. Lo típico que dices: "¿Aprendiste mucho? Sí, pero me lo podía haber evitado". Entonces, pues eso, me lo podía haber evitado. ETA tiene una deuda con nosotros de 249 días que nos tendría que devolver.

Un tiempo en el que tú pides esa excedencia que comentas y te conviertes no sólo en un apoyo, sino también en el portavoz de la familia. ¿Cómo fue para ti vivir esa relación con la prensa desde el otro lado? 

Fui un portavoz obligado por las circunstancias de ser periodista, porque yo no era el portavoz oficial de la familia, era un abogado, que era Rafael Vázquez. Pero claro, por la proximidad con mis compañeros estaba ahí y siempre les traté de echar una mano dentro de lo posible. Yo les dije: "Mira, no os voy a engañar nunca, no os voy a contar nada falso, pero habrá cosas que tampoco os pueda contar". Lo entendieron y nos entendimos. Ése fue un poco mi papel, estar ahí con ellos y echarles una mano en lo que pudiera. Sabía la demanda informativa que tenía el caso.

De todo lo que te podías haber ahorrado pero, tristemente, no te ahorraste, ¿qué es lo que aprendiste? ¿Qué te enseñó, sobre todo, esta situación? 

Pues mira, (hace una pausa, piensa), seguramente, que te tienes que tomar la vida con relativa calma, porque todo termina llegando, para bien o para mal. Por mucho que quieras correr, todo tiene un tiempo, un timming, un espacio. Y al principio era una situación desesperante, porque pasaban los días muy lentos, pero te das cuenta de que al final todo llega, y que no por mucho correr vas a llegar antes, sino que tienes que llegar en el momento justo. Y eso fue lo que sucedió en este caso. Ésa fue la gran enseñanza. Otro tipo de enseñanzas también sacas. Te das cuenta de quién es cada cual. Pero, fundamentalmente, esa enseñanza global, vital: que las cosas a veces requieren su tiempo.

El peor momento en su trayectoria periodística fue cubrir la desgracia de Heysel.

Eso vitalmente. En lo profesional, ¿cuál ha sido el momento más difícil que has tenido que afrontar y del que también has aprendido? 

Pues… (utiliza la misma expresión y hace la misma pausa que antes) seguramente ha sido ejerciendo la propia profesión. Porque mira, yo recuerdo ahora que estuve en el estadio Heysel de Bruselas cuando los 39 muertos italianos que quedaron aprisionados en una valla por los hinchas ingleses del Liverpool. Era la final de la entonces Copa de Europa, en el año 85. En Bélgica jugaron la Juventus y el Liverpool, y yo estaba allí para comentar el partido para TVE, y sucedió esto como dos horas antes de que empezara el partido, quizá más, y me tocó contar los muertos. En un momento determinado me tuve que levantar de la posición de comentarista, ir a contar los muertos uno por uno. Fue muy impactante aquel momento, porque me acuerdo que bajé unas escaleras, giré a la derecha y estaban todos puestos ahí encima, cubiertos con sábanas. Los fui contando uno a uno, eran 39, y subí a contarlo después, claro, que eran 39. Quizá ha sido el momento más duro. Luego, si te refieres a otros momentos de que has estado bien, mejor o peor en la profesión, porque ya son diferentes, pero el más duro de contar fue ése, sin duda.

¿Y algún momento de esos otros? Porque has visualizado alguno, que se te ha escapado una sonrisita…

No, bueno, yo siempre he dicho que al llevar tanto tiempo en televisión, esto es como la economía, que tienes crestas y valles. El valle no quiere decir que sea peor o mejor que la cresta, sino que es diferente. He estado, por poner un ejemplo, en la cresta, que puede ser estar presentando el telediario. El valle puede ser estar haciendo transmisiones, haciendo reportajes. Vuelves a la cresta, vuelves a presentar telediarios, vuelves al valle… Pero que a lo mejor el valle, transmisiones, reportajes, es más entretenido que estar todos los días presentando un telediario.

Y en todas las etapas, te hemos visto con tu icónico pañuelo en la chaqueta. ¿De dónde te viene esta costumbre?

A mí siempre me ha gustado mucho la moda, la ropa. He sido de comprarme revistas de moda, y me fijaba siempre en las vestimentas de la gente, de los hombres, y veía que se empezaba a llevar el pañuelo otra vez. Me lo empecé a poner a ver qué pasaba. Y ¿qué pasaba? Pues que me agradaba cómo quedaba (se ríe) y me lo seguí poniendo durante todo este tiempo. En su momento llamó mucho la atención y fue criticado, no sé si por relamido o por qué, pero después he visto que la gente se ha empezado a poner pañuelos. Lo mismo que poner el nombre y los dos apellidos en los rótulos de cuando presentamos el telediario, que a mí un día me dio por decir: "¿Y por qué a mí sólo me ponen Jesús Álvarez y no me ponen el de mi madre, que también gracias a ella estoy aquí?". Entonces dije: "A mí ponedme Jesús Álvarez Cervantes", y a partir de ahí empecé a ver que todo el mundo se ponía el segundo apellido. Pero bueno, si hemos marcado un poco el estilo en esa situación, pues bienvenido, me alegro. Y sobre todo que el tema del pañuelo, chaqueta y corbata, me parece imprescindible cuando tú estás en un medio como televisión, porque tú estás entrando en las casas de la gente sin tener permiso y tienes que ir por lo menos de una forma presentable, que digan: "Bueno, éste aparece aquí, pero por lo menos va bien vestido, es educado y correcto y esas cosas, ¿no?" (ríe). No apareces ahí de cualquier manera, desaliñado… Por desgracia, hay mucho de eso ahora, pero bueno, allá cada uno. A mí de pequeño me enseñaron que con una chaqueta y una corbata no te equivocabas nunca.

¿Y deporte practicas, Jesús? ¿Eres deportista?

A mí siempre me ha gustado predicar con el ejemplo, me ha gustado saber de qué hablaba en cada momento. Entonces, he jugado al fútbol, he jugado al pádel, al tenis, al baloncesto, al balonmano, he esquiado, he hecho bicicleta de montaña, he corrido en coches… Ha sido un poco completar la formación, para saber, porque cuando tienes que comentar algo que sucede en una transmisión o en un acontecimiento deportivo, también es importante que sepas lo que se experimenta estando ahí dentro. Y me ha venido bien. A veces he tenido situaciones rocambolescas al hacerlo.

¿Como cuál?

Me acuerdo una vez con el desaparecido Paquito Fernández Ochoa, que estaba haciendo una transmisión de esquí en Suiza. Y me dice: "Paco, vamos a reconocer la pista para poder decirle luego a la gente cómo bajan los esquiadores y tal". Era un descenso y estaba la pista helada. Yo no lo percibí. Le digo: "Bueno, vamos a la pista". Y me metí en la pista y dije: "Madre mía, dónde me he metido. ¡Paco! ¿Qué hago? Qué hago?". Y me dice: "Nada, no te preocupes, tú tira para alante, déjate llevar". Y yo: "¿Pero cómo freno?" "Nada, tranquilo, ya llegarás". Una bajadita me hice que las pasé canutas, pero luego me sirvió y luego presumía: "En esta puerta tal, esto hay que abrirse, luego que ceñirse. Aquí como no lleves los cantos bien afilados te va a resbalar el esquí…" (Ríe).

Todo para vivir la profesión con rigor, con formación. Tú, además, formas parte de la Asociación de Periodistas de Madrid. ¿Cómo ves la profesión? ¿Cómo ves la salud del Periodismo deportivo? 

A ver, el ritmo que tiene hoy la vida es diferente al de antes. Yo soy periodista de los de antes. En la época que yo empecé tenías que hacerte la agenda a base de contactos reales con las personas, ahora se pueden conseguir de muchas maneras. Yo recuerdo haber estado en tertulias con Di Stéfano, con Luis Aragonés, con toda esta gente que es donde realmente aprendías lo que tenías que contar luego. Y tenías los teléfonos de todos y tenías contacto con todos, con los presidentes de los clubes, con los jugadores. Era otra época y se hacía otro tipo de Periodismo, porque también había otro tipo de facilidades para la prensa. Ahora es imposible. Recuerdo haber ido a los entrenamientos del Madrid y del Atleti y después irme a tomar el aperitivo con los jugadores, con los entrenadores. Eso es impensable ahora, porque antes éramos tres y el de la guitarra, como siempre he dicho. Había una tele, tres emisoras de radio y tres o cuatro periódicos. Éramos nada. Y ahora hay 300 medios y todos queremos lo mismo, todos queremos entrevistar al mejor jugador. Entiendo que ahora no se puede tener al jugador para una entrevista, para otra y para otra, y que encima preguntemos todos lo mismo. Ha cambiado mucho. En aquella época, me lo pasaba muy bien, porque era un contacto directo con la gente. Y ahora es diferente, no digo que sea ni mejor ni peor, que ahora son otros medios, son otras circunstancias. A mí me gustaba más aquello, tener que ir a buscar la noticia a la calle y no esperar a que te llegue un teletipo o que te llegue por internet. Hay que aprovechar también las nuevas tecnologías y todo esto. Lo de antes era duro y ahora es más fácil, pero es diferente.

"Se ha descubierto por el Barcelona, pero a lo mejor hay otros Negreiras en otras partes de España que no sabemos"

El 'Caso Negreira' ha puesto de manifiesto uno de los problemas que atañen al Periodismo, aquello de matar al mensajero. ¿Cómo ves tú esa persecución a quien da una noticia? Al final somos informadores.

Claro, si tú tienes pruebas de algo y ahora hay muy buenos equipos de investigación, sobre todo El Mundo, que es el que ha destapado el tema tiene muy buen equipo, has de contarlo. Al periodista le arde la noticia en la boca o en la mano, tiene que escribirlo, tiene que decirlo, y más siendo un caso grave. No estamos hablando de que "no, parece que en un partido pitó un penalti a favor". No, estamos hablando de algo más serio, estamos hablando de corrupción pura y dura, y eso es grave. Entonces, esto se destapa ahora y dará mucho que hablar, porque claro, ahora la gente dice: "¿Pero sólo era el Barcelona el que hacía estas prácticas o había más equipos?". Se ha descubierto por el Barcelona, por Negreira, pero a lo mejor hay otros Negreiras en otras partes de España que no sabemos.

¿Y sabremos? ¿Crees que esto dará para mucho?

Sí, dará para mucho, porque además está judicializado y habrá consecuencias. No sé para quién ni cómo, pero seguro seguro que habrá un antes y un después del 'Caso Negreira'.

¿Para el fútbol? ¿Para los árbitros? ¿Para todos? 

Seguramente, para el fútbol. En otros países han pasado cosas similares y han descendido equipos o han multado económicamente muy fuerte a otros. A ver cómo lo quieren hacer o cómo lo van a hacer. Desde luego, si está la justicia por medio, me imagino que será justo. Vamos a ver qué tipo de sanciones, porque esto es nuevo para nosotros. No es lo mismo que en Italia, que ha sucedido, o en otros países. En Italia recuerdo que la Juventus por un tema similar descendió de categoría. Aquí también al Barça le sancionaron con el cierre del estadio en dos ocasiones y no se lo cerraron nunca, entonces, no sé qué tipo de aplicación harán, aquello de la justicia deportiva. Esto es más, esto es justicia civil y penal. No sé adónde llegará, pero lo importante sería que se supiera toda la verdad.

Te preguntaba por la salud del Periodismo y te pregunto también por la del fútbol, porque tú que llevas estos 47 años viviéndolo de cerca, ¿cómo ves la propia evolución del deporte, del juego, que ha cambiado también mucho?

El fútbol ha cambiado, no hay más que ver cómo se jugaba hace diez años, sin ir más lejos, y cómo se juega ahora. Yo he sido siempre más del fútbol de acción, no de tanto toque como puso de moda el Barça o el Madrid más tarde. A mí me gusta mucho el fútbol inglés, porque es pam-pam, contundente: sale la defensa, patadón, una carrera rápida, un contraataque... Ese fútbol me gusta más que el otro. También ha cambiado el plano físico. Ahora los futbolistas se preparan mucho, son atletas primero y después, futbolistas. Y luego, la técnica que tienen me parece excepcional. Cómo tocan el balón, lo tienen ahí en el pie, que no se les mueve ni nada. Me parece muy grande. Los sistemas siguen siendo un poco parecidos, y la consecución y por lo que luchan todos es por el gol final, que es la gran explosión de júbilo. Es curioso, porque para nosotros es "gol" pero en el fútbol inglés es "yes". Tú no oyes gol en los campos ingleses, oyes "yes", que sí, que lo han conseguido.

Dentro de ese gusto por el fútbol que tienes, ¿qué futbolista es con el que más has disfrutado?

La gente tipo Johan Cruyff, Cristiano Ronaldo, Messi en cuanto a técnica, y seguramente me dejo a alguno que yo haya visto jugar. Luego tienes a Pelé, a Di Stéfano y a toda esta generación que han sido unos magníficos futbolistas. Valoro mucho la técnica del fútbol y también a uno que tenga garra, que tenga genio, que sea rápido. En este sentido, Maradona también era muy bueno. Jugadores que no te dejan indiferente, porque el fútbol en el fondo es todo lo mismo, intentar meter gol, pero hay gente que no te deja indiferente porque ves detalles de grandeza y de espectáculo, como pueden ser estos casos que te he citado.

¿Y qué supone el VAR en el fútbol? 

El VAR con 'v', ¿no? (Ríe.)

Sí, el otro no genera tanto debate… 

No, el otro estamos todos más de acuerdo. Bueno, yo creo que para unas cosas ha venido bien el VAR, pero para otras no tan bien. El VAR, que vino para resolver conflictos, no puede ser un conflicto permanente. Hay algo ahí chocante, hay algo mal definido. Yo, fíjate, si me dieses a elegir, creo que el fútbol tiene que tener errores. Si los tienen los jugadores, cómo no los van a tener los árbitros. Nadie es infalible ni nadie es perfecto. Creo que hay que dejar un poquito también a la polémica y a la apreciación del árbitro. Que el VAR sólo se debería utilizar en caso de que lo requiriese el árbitro. Lo que no te pueden hacer es rearbitrar un partido. Tú has visto una jugada, la has dado como buena, lo que no te pueden decir es: "Oye, espérate, porque es que hemos visto que no sé qué…". No. "Si yo tengo dudas, ya preguntaré al VAR, pero no me rearbitres", porque si yo he pitado una cosa, es lo que he dicho, no podemos ser tan perfectos y tan máquinas de dejarnos que un aparato de estos nos diga lo que tenemos que hacer, o dejar de hacer. Tienen que ser situaciones extremas y que las pida el árbitro, que diga: "Oye, tengo una duda, ¿qué me decís de esto?". Pero si ya has dado gol o la jugada, deja un poquito también que la gente se pueda equivocar y que pueda haber conflicto, que se hable durante la semana. Lo que no podemos es estar permanentemente provocando al VAR. "A ver qué dice el VAR". Si a veces el VAR ni se aclaran con las jugadas del fuera de juego, si la línea la han trazado por aquí o la han trazado por allí. Pues déjalo al árbitro. Ahora, si tú tienes dudas, "es que no sé si estaba, si el linier me ha levantado bien el banderín o no sé si ese balón ha entrado". Entonces sí, pero que el VAR no entre de oficio siempre.

¿Crees que eso afecta, además, a la seguridad, a la confianza de los árbitros? Que hablamos muchas veces de los momentos de confianza de los jugadores, pero es innegable que con esta herramienta el árbitro está aún más cuestionado a cada instante…

Permanentemente, es una cuestión permanente. Entonces, al final el árbitro dice: "Bueno, voy a pitar como sea, que ya me dirá el VAR si está bien o mal". Nos dejamos guiar por eso, con lo cual, se pierde también un poco la espontaneidad de decir: "Uy, pues yo no he visto la patada, o yo no he visto tal, o la mano no la he apreciado y si no la he apreciado, pues habrá sido involuntaria…" No se puede estar juzgando lo ya juzgado. El árbitro es el juez. En las sentencias judiciales puedes interponer recursos, pero imagínate que en la sentencia, de repente hay una máquina que dice: "Un momento, vamos a ver lo que opina la máquina sobre este caso y sobre la sentencia ha pronunciado el juez".

El VAR está condicionando de una forma u otra su trabajo pero, ¿cuánto crees que les puede condicionar el 'Caso Negreira'? Que se ponga todavía más la lupa en los árbitros. Que siempre han estado cuestionados, siempre se ha hablado mucho de lo tendencioso. Pasa también con el Periodismo: la tan ansiada objetividad a todos los niveles. 

Como dice ese dicho policial: "No la hagas, no la temas". Si tú te portas bien y eres un árbitro honrado y no te has dejado influenciar ni te has dejado sobornar ni te has dejado corromper por nadie, pues no tienes que temer nada. Ahora, si tú entras en esa dinámica, en cuanto haya una investigación te temblarán las canillas. "Me van a pillar".

¿Los ves capaces de dejarse corromper?

¿A los árbitros? Bueno, ya sabes que todos tenemos un precio. Unos más, otros menos, pero siempre hay un precio para algo. Yo, como dice un amigo mío, el día que me pongan un precio ya no me van a volver a ver la cara, porque me iré a vivir a Honolulu o a las Bahamas y terminaré mi profesión. Eso me decía: "Tú el día que veas que he desaparecido del mapa es que tenía un precio". (Se ríe).

¿Y tu precio será alto para volver a la tele? ¿Cuándo te volveremos a ver?

No, mi precio para volver a la tele será abajo, porque yo quiero, es mi trabajo y es lo que me gusta. Tampoco habrá que esforzarse mucho para convencerme de volver.

Pues que sea pronto, Jesús, que es lo que quieres. 

Pues muy bien, pues muchas gracias. Y tú que lo veas pronto.

Estaré atenta.

"Permanecerás atenta a la pantalla", como se decía antes, que se estropeaba la tele al principio y decían: "Les rogamos nos disculpen, señores espectadores. Les rogamos permanezcan atentos a la pantalla".