Por mucho que le quieran mover la silla, Raúl no se inmuta
El técnico del Castilla se mantiene ajeno a todo el ruido a su alrededor. La hipótesis con la que se trabaja en el club es la de su continuidad.

Inmersos en la zona Cesarini de la temporada, un nombre y un apellido vuelven a aparecer de manera recurrente en un puñado de informaciones, tanto nacionales como extranjeras: Raúl González. Misma situación que en anteriores mercados. Que sigue, que no sigue, que abre la puerta, que la cierra, que le quieren, le contactan o le seducen. Y la realidad, hasta ahora, es que, para enojo de algunos, incluso dentro del Madrid, no hay nada.
Para entender por qué Raúl no mira a la próxima temporada solo hay que escuchar a su entorno. A su alrededor hay mucho ruido, pero no dentro de su núcleo, un espacio hermético, donde la confianza no es un requisito, sino un pacto de sangre. En ese núcleo se encuentra su familia, su cuerpo técnico y su staff y su agente, Pablo Barquero, que sustituyó a su anterior representante, Ginés Carvajal, después de décadas juntos. Barquero lleva un tiempo, en la sombra, siendo su agente, asunto que no había saltado a los medios hasta que lo publicó As hace días. Era un secreto a voces en el mundillo. Nada nuevo ni para el Madrid ni para el mercado.
Raúl solo mira al próximo partido. Algo más relajado, sí es cierto, después de las dos últimas victorias que han alejado la sombra del descenso que asomaba por Valdebebas. Por eso se ha dejado ver con asiduidad por la Caja Mágica esta semana. El técnico no quería distracciones anteriormente, sabedor de la situación crítica a la que se enfrentaba. Por eso, de haber podido, hubiera movido el acto de los Laureus para más adelante. No estaba el horno para pajarita y sonrisas con el Castilla en barrena.
El caso es que Raúl no ha comunicado nada al Madrid. Quizás porque tampoco tenga que hacerlo. Comprometido con el club de su vida, a su servicio permanentemente, sin fechas contractuales, si su sitio por ahora está en el Castilla, así seguirá siendo. O no. Cuando acabe la temporada, hará balance y se pondrá el próximo reto. En el club creen que seguirá, por eso la planificación se mantiene en los mismos cauces. Raúl con Castilla y Arbeloa con Juvenil A. Normalidad.
Lo que no quiere decir que en menos de un mes, Raúl se siente con su agente y con el club para valorar si hay otras opciones. No habrá unilateralidad, irán de la mano. Porque Raúl, de no promocionar al primer equipo (situación nada inminente con la renovación de Ancelotti), acabará saliendo del Madrid, tarde o temprano, para asumir un proyecto serio y de medio plazo, nada cortoplacista. El técnico no se irá a cualquier sitio. Ni a un club con inestabilidad institucional ni sin cierto peso en la esfera nacional o internacional. Algunos de los equipos que le han querido estos años cumplían con sus requisitos, otros no. Pero no era el momento. Y nada indica que lo vaya a ser este verano. Por ahora. Es decir, la navaja de Okham dice que habrá sexto proyecto de Raúl en el Castilla.
Una sospecha fundada
En el mundo Madrid se sospecha que hay fuerzas oscuras empujando para que el entrenador salga del Castilla, incluso centrífugas. El crecimiento en los banquillos de Arbeloa pasa por el salto al primer filial, porque se entiende que el Juvenil A cuenta con más alicientes futbolísticos y competitivos que el Madrid C, aunque sea recién ascendido a Segunda RFEF. No se olvidan en La Fábrica que Toril saltó al Castilla pasando por encima de Manolo Díaz (Madrid C) cuando echaron a Alejandro Menéndez.
Lógicamente, Raúl no gusta a todo el mundo, pero se trata de una leyenda del club, un embajador impecable y un entrenador en formación y formador, que, por otra parte, ha aportado lo suyo para ventas de canteranos en los últimos años. Y por mucho que le quieran mover la silla, solo se levantará cuando Florentino o José Ángel Sánchez y él acuerden que llegó el momento.