Aquí pasamos de campeones del Mundo a ser una panda de 'mataos'

La velocidad a la que corre el fútbol nos lleva a situaciones que, por lo menos, debemos calificar como extrañas. La semana pasada estaba escribiendo sobre Luis Enrique y el futuro de España en el Mundial y en esta nos encontramos al seleccionador fuera y al equipo eliminado. Esta velocidad va íntimamente asociada a una situación incuestionable: en el fútbol todo se mide por los resultados. A la hora de la verdad, desengañémonos y aceptémoslo, es lo único que interesa ante el juicio final.
El juego lo tratamos de pasada y cuando nos interesa. La trayectoria de la Selección en este Campeonato solo se está analizando desde la eliminación contra Marruecos. Pasamos de ser los mejores y casi campeones del mundo después de golear a Costa Rica, a ser una panda de 'mataos' que no fue capaz de hacer un gol a Marruecos. Por el camino, entre lo primero y lo segundo, hay matices. Ahora, la moda es criticar el estilo de juego del equipo y hace no tanto venían de fuera para copiar el modelo porque con ese estilo se habían conseguido resultados muy valorables. Ahora, parece un estilo trasnochado, pasado de moda. Ya a nadie le gusta la posesión.
Realmente lo que no nos gustan son los resultados que se han obtenido en el Mundial con esa manera de entender el juego. Es todo mucho más profundo que ese resultado final. En el fútbol tener la posesión no es sinónimo de dominar el partido. Existen otras fórmulas. En este mismo Campeonato estamos viendo selecciones que no necesitan el balón para conseguir su objetivo final. Por no poner siempre a España como ejemplo, pensemos en Brasil, en Portugal, en la misma Alemania, que, para mí, no mereció quedarse fuera tan pronto.
Brasil era mi gran favorito. Y con diferencia. Desde fuera lo tenía todo para ser campeón. Buen bloque, buenas individualidades, experiencia histórica en este tipo de competiciones... y se quedó fuera. ¿Por qué? Por lo que yo llamo detalles. Y los detalles entran en escena en cualquier partido de fútbol. En uno del Mundial y en otro de Segunda división. Además, los detalles son muy difíciles de entrenar. Casi imposible. Son un intangible presente que decide resultados, títulos, descensos y ascensos... No se puede entender el fútbol sin detalles.
Para la Selección, comienza una nueva etapa y al frente va a estar uno de los míos, Luis de la Fuente. De mi 'quinta'. Los dos somos del '61', yo de marzo y el de junio. Coincidimos como jugadores en el Bilbao Athletic, el filial del Athletic, con 18 años. Yo llegué desde la Cultural de Durango y él desde el juvenil. Nos entrenaba Javier Clemente. Fueron dos temporadas y media. La 79-80 y 80-81 completas y parte de la 81-82, en la que él ya comenzó a alternar con el primer equipo. Cuando Clemente subió a técnico del Athletic se lo llevó con él. Le conocía bien porque, creo, que ya habían coincidido en juveniles. Ese tercer año, además, Luis estaba haciendo la 'mili' en Madrid. Se entrenaba con el Rayo y luego jugaba con nosotros, o ya en Primera.
A la temporada siguiente, la 82-83, a mi me dieron la boleta y me tuve que buscar la vida fuera del Athletic, donde, por cierto, hacía mucho frío. Él se quedó ya definitivamente en el primer equipo y ganaron dos Ligas consecutivas, una con doblete porque también ganaron la Copa. Yo firmé por el Logroñés en Segunda B. Cuando éramos compañeros, él ya era lateral izquierdo. En los juveniles había sido extremo, pero Clemente lo reinventó como lateral. Yo era extremo derecho. Era un buen jugador, técnicamente bien dotado. Llegaba mucho y bien por su banda. Ponía buenos centros, alguno me llegaba a mí cuando iba al remate desde la otra banda. Le gustaba más tirar para arriba que defender, pero con su físico le daba para recuperar posiciones. En el vestuario y, luego, fuera del campo era como es ahora. Un buenazo. Sin dobleces. Muy sano.
Cuando separamos nuestras vidas como futbolistas, no nos volvimos a ver mucho. Pero dio la casualidad que le sustituí en el banquillo del Aurrerá, mi primer club como entrenador fuera del Athletic, aunque entonces era todavía un club 'convenido', es decir colaborador. Él estuvo en la temporada 2000-01 y yo llegué la siguiente. Tengo un vago recuerdo, pero me parece que entonces ya le gustaba que su equipo ocupara el campo contrario, fuera para arriba, aunque por la división que se trataba el estilo debía ser un poco más directo del que ha utilizado en la sub-21, en el que mandaba más la tenencia del balón. Al fin y al cabo, casi todos los jugadores que formaban parte esa selección ya jugaban en Primera e, incluso, destacaban en sus equipos.
Cuando le nombraron el otro día, me acordé de Iñaki Sáez que también salió de Lezama y paso un tiempo considerable en los sub-21 y en las selecciones inferiores antes de saltar al primer equipo. Se ha dicho que una de las razones por las que la Federación ha elegido a Luis de la Fuente es porque conoce a la mayoría de jugadores que están en disponibilidad de ir a la Selección. Es cierto y, por supuesto debe ser una ventaja, pero también puede tener sus inconvenientes y, desde luego, no es la única llave que le vaya a abrir todas las puertas. La sub-21 con Luis ha venido jugando de manera parecida a como lo hacía la selección absoluta, podría ser un poco más profunda, pero en el concepto el estilo es similar y lo normal es que, por las características de los jugadores, se siga jugando así, pero seguro que entrarán en juego los detalles, en este caso diferenciales. Sin detalles no hay fútbol.