OPINIÓN

Al Real Madrid le hunden sus propios aranceles

Jude Bellingham, durante el partido ante el Valencia. /REUTERS
Jude Bellingham, durante el partido ante el Valencia. REUTERS

En casi todos los partidos de esta temporada, sea cual fuere la competición, este Real Madrid vive de los momentos. Su falta de continuidad en el juego, su irregularidad sistemática, le hace vivir en el alambre. Pura ruleta rusa. Hoy se salva, mañana, no. Sin ir muy lejos, si nos fijamos en sus últimos encuentros, su rendimiento tan pronto le vale para ganar por la mínima al Rayo, al Villarreal, al Leganés o para eliminar al Atlético, en la Champions, en la tanda de penaltis o a la Real Sociedad en la Copa en el último arreón, como por el contrario no le llega para imponerse al Betis en el Villamarín o al Valencia en su propio estadio.

Es como si el equipo de Ancelotti se autoimpusiera rocambolescamente sus propios aranceles, unos impuestos a los que no es capaz de sobrevivir. En 13 de los 30 partidos de Liga ha tenido que ver cómo el rival se ponía por delante en el marcador. Ante un Valencia disminuido en su potencial porque decidió que tres de sus titulares se autosancionaran en el último partido para no jugar en el Bernabéu y sí en el siguiente encuentro contra el Sevilla, los blancos fueron fieles a sus eternos vaivenes.

Recibieron otro gol a balón parado de cabeza y ya van seis. Fallaron un penalti y ya van cuatro, pero al mismo tiempo reaccionaron con cierta entereza ante todas estas adversidades que se iba encontrando con el camino y por ocasiones y sometimiento del enemigo, incluso, mereció ganar el partido. Que convirtiera al portero contrario, Mamardasvhili, en el mejor jugador sobre el campo con un total de ocho paradas a cada cual más espectacular y decisiva, dice a su favor que nunca se rinde ante el peligro.

Puede tener razón el técnico italiano que no fue éste un partido precisamente para perder, pero tiene que darse cuenta que también ha ganado otros en los que no había acumulado méritos para ganar o empatar. Existen dos conceptos futbolísticos que están masacrando al equipo: el balón parado en contra y los lanzamientos de máximas penas se han convertido en un problema mayor. Si la temporada pasada gestaron gran parte su doblete en su gran dominio del área en los saques de córner y faltas en contra, en el presente está ocurriendo todo lo contrario. Continúa defendiendo en zona con todos los hombres dentro de su propia área, pero donde en el pasado se acertaba, en éste se falla.

Sobre el asunto de los penaltis, ha llegado el momento en el que el entrenador confeccione una lista de lanzadores que no pueda ser alterada por los jugadores sobre la marcha. Que se trate del Real Madrid y de futbolistas como Mbappé, Vinicius o Bellingham no es razón suficiente para dejar al libre albedrío de cada uno o de su momento de confianza en ese instante. La prioridad la debe marcar el técnico y ellos tienen que aceptarla. Posiblemente a partir de ahora ocurra así. El error es que no se haya hecho desde el principio de temporada.