FC BARCELONA

La labor de los taxistas en La Masia era más trascendental que conducir un coche: "Nos daban información sobre el bullying, problemas..."

Durante la etapa de Albert Puig, los coordinadores se citaban mensualmente con los conductores que llevan a los jugadores a entrenar.

Lamine Yamal celebra un gol contra el Espanyol en categorías inferiores./FCB
Lamine Yamal celebra un gol contra el Espanyol en categorías inferiores. FCB
Jordi Cardero

Jordi Cardero

Con el paso de Albert Puig a responsable de La Masia en 2010, el hasta entonces entrenador construyó la arquitectura de lo que sería el centro blaugrana durante los siguientes años. Primero, entendió que el Barça tenía que controlar todo el talento catalán. Después, comenzó a tratar a todos los futbolistas, tuvieran 7 o 16 años, como profesionales. Este detalle empujó a Lamine Yamal a fichar por el Barcelona, pues en la primera prueba se dejó las botas y el club le prestó unas.

En el camino hacia la profesionalización, Albert Puig remarcó un servicio que nunca podría faltar: los taxis. Como no todos los niños de lejos de Barcelona podían vivir en La Masia o tenían la posibilidad de que sus familiares les acompañaran a entrenar a la ciudad deportiva, cada tarde salían taxis desde las provincias de Girona, Lleida y Tarragona que les llevaban y devolvían a sus casas. Se calcula que lo usaban más de la mitad de jugadores. Las jugadoras nunca dispusieron de este servicio.

Los vehículos podían ser desde un taxi normal, a vehículos de siete plazas o furgonetas de diez, en función de la demanda. Uno de los habituales en usar el servicio, instaurado antes de la etapa de Puig como responsable, a principios de siglo, fue Oriol Romeu, que acudía desde Ulldecona, al sur de Catalunya. También Alejandro Balde, que acabó forjando una buena relación con José Luis. Tantas horas compartiendo espacio acababa por generar buenas relaciones entre los futbolistas y los conductores, hasta tal punto que Albert decidió organizar reuniones mensuales con los taxistas.

La decisión de organizar reuniones mensuales

"Me di cuenta de que era un factor muy importante, porque además yo venía desde Tarragona. Reunía una vez al mes a los taxistas y sacábamos información muy buena", cuenta Albert Puig. "Cuando la gente piensa en un taxi se imagina a un chófer con gorra que los pasa a buscar por casa, algo elitista. Y era totalmente lo contrario. Su trabajo era ir a buscarles a la escuela y rápidamente a entrenar. Al salir, ducha y de vuelta a casa. Los chicos hacían un esfuerzo descomunal", detalla. Los que lo necesitaban, también podían estudiar o comer en salas de la ciudad deportiva.

"Los jugadores cogían una confianza enorme. Les llegaban a contar problemas familiares, algunos incluso graves, y los detectábamos gracias a esas conversaciones", explica Puig. "A veces era simplemente que el entrenamiento había ido mal, captabas situaciones que igual el entrenador no había percibido. O te contaban que había un jugador que hacía algo de bullying a otro. Cosas que como entrenador es muy difícil de ver porque son muchos chicos", detalla.

En aquellas reuniones, Puig y los entrenadores apuntaban ideas o se enteraban de detalles muy difíciles de intuir en el día a día. "No os podéis imaginar el cariño que cogían los jugadores a los taxistas, un cariño descomunal. Les contaban su vida, sus cosas. Eran sus confesores. De hecho, sin decirlo como tal porque ya había un equipo, se puede decir que también eran sus psicólogos", apunta Albert. Uno de los jugadores, que provenía de Reus y es ahora futbolista profesional, asegura que no conocía en absoluto la existencia de este tipo de reuniones.

El Barça 'reformuló' el servicio de transporte en 2023

En 2023, el Barça decidió cortar el servicio por motivos económicos. Hasta entonces, una cuarentena de taxistas se encargaban del transporte, prácticamente de puerta a puerta, de los jugadores. El club lo cambió por autocares que salen desde ciudades como Manresa o Vic. Esto provoca que algunos familiares tengan que acompañar a los futbolistas hasta el punto de encuentro, de salida. Anteriormente, el Barcelona había llegado a organizar charlas con los taxistas para mantenerlos alineados con los valores de La Masia y de los deportistas.

Albert Puig, que tras salir de La Masia pasó por los Estados Unidos o Japón, defiende que debe ser un servicio que debe ofrecerse. "A Lamine lo fichamos porque le dimos el mismo valor que a un futbolista profesional. Le dejamos unas botas, le dimos la ropa en el vestuario, una toalla... Tratarles como profesionales significa cuidarles. Por eso La Masia es tan especial", remata.