ENTREVISTA

Riki, el "delantero del pueblo", recuerda las excentricidades de Lendoiro en el Dépor: "Me dijo '¿cómo puedes decir eso si me está saliendo por un ojo de la cara?'"

El que fue delantero de Getafe, Dépor o Granada, que ahora se dedica a la construcción, repasa su carrera en Relevo.

Riki celebra un gol con el Dépor./EFE
Riki celebra un gol con el Dépor. EFE
June Lavín

June Lavín

El nombre de Iván Sánchez-Rico, conocido como Riki (Aranjuez, 1980), volvió al foco mediático hace solo unos meses, cuando una iniciativa, la de #HombresBBVA, en X, antiguo Twitter, llevó a los usuarios a recordar diferentes rostros reconocidos del fútbol español entre 2005 y 2015. Entre ellos se encontraba el canterano del Real Madrid, con pasado también en equipos como Getafe o Dépor. Colgó las botas en 2016, hace ya nueve años, ahora reside en Granada y se dedica a la construcción: "Me saqué el curso de entrenador, pero no me llama... Me gusta comentar partidos, que ya lo he hecho. Lo encuentro más entretenido".

Su carrera ha tenido de todo: ascensos, descensos, "muchos goles" y anécdotas con entrenadores entre los que resalta a Schuster, con quien coincidió en el Getafe ("ha sido con quien más he disfrutado"). También lo hizo con Lendoiro en el Dépor, donde se convirtió en ídolo y despuntó en Primera. Allí incluso llegó a portar el brazalete de capitán en un vestuario en el que llevaba la voz cantante junto a futbolistas como Manuel Pablo o Valerón. "Tengo una anécdota muy buena con él [con Lendoiro], porque estábamos negociando primas y nos dijo la cantidad que nos ofrecía... A mí me pareció poco y se lo dije. Se levantó y me dijo '¿cómo puedes decir que es poco si me está saliendo por un ojo de la cara?... Le gustaba sentarse a cenar tarde con los capitanes", rememora en una entrevista a Relevo.

Hacía mucho que no se sabía nada de ti...

Bueno... [risas]. Ahora me dedico a la construcción, vivo en Granada, me levanto pronto y voy a la obra. Allí reviso las cosas y eso, también me gusta estar pendiente de la gente y, cuando tengo que echar una mano o viajar, lo hago. Tengo el gusanillo de cuidar terrenos, de comprarlos, de mover el dinero al fin y al cabo. En Granada he encontrado eso, que me gusta, y vivo allí también por mi pareja. Antes estaba para arriba y para abajo, pero ya no, ya aquí. Tengo una estabilidad en todo y, aunque a veces me llama Radio Marca para comentar algo, estoy estable.

Siendo exfutbolista, se me hace raro que no ejerzas como entrenador o director deportivo, que es lo habitual, ¿no?

Sí, bueno. Mira, yo me retiro y, al año siguiente, hago el curso de entrenador en Las Rozas, que estaba de presidente Ángel María Villar, y estuve allí. Hubo un curso exprés de entrenador para los que habíamos jugado más de nueve años en Primera División, que te dejaba sacarte los tres, el B, el A y el Pro, en año y medio. Coincidí con excompañeros que se habían retirado como Manuel Pablo, Valerón, Scaloni, Gurpegi, Iraola... Jugadores contrastados en Primera que justo se acababan de retirar. Saqué el curso adelante, lo tengo, pero no ejerzo.

¿Por qué?

No me llama, no sé. Quizás porque no tengo ese gusanillo... Me gusta más comentar partidos, como los he comentado en Radio Marca con el Granada el año pasado, y la verdad es que en eso muy contento. Lo encuentro más entretenido. Al descender de categoría, ya el equipo no tiene tanto tirón a nivel nacional... Me dijeron que si residía en Madrid podía ir a comentar otros partidos, pero como vivo en Granada y tengo estabilidad, está en un segundo plano ya.

De hecho, probaste suerte en la hostelería.

Sí, sí. A raíz de ahí, de sacarme el curso de entrenador y no ejercer, me animé a montar en Getafe un negocio con Gica Craioveanu. No era nada de fútbol, sino un restaurante en la zona de allí, en Getafe. Estuvimos dos o tres años y al final no salió bien la cosa. Cada uno cogió lo que puso y hasta luego.

De ti se recuerdan, sobre todo, los goles y esos toquecitos antes de definir. ¿Eso se puede entrenar?

Un poco de todo. Yo empecé de chico, a los siete años, en un colegio de Aranjuez en Madrid, que se llama Salesianos Loyola. Empecé a jugar con mis amigos y compañeros de clase a fútbol sala, que luego pasó a ser fútbol 7. Según íbamos jugando más y más, iba subiendo de categoría y, bueno, pues jugué cadete, juvenil... Y, al final, llegué al Aranjuez de Tercera División cuando tengo 19 años del filial, hago una temporada bastante buena y me firma el Real Madrid C, también en Tercera.

Riki, del Dépor, pelea por un balón con Xavi Torres y Miguel Torres, del Getafe. ARCHIVO
Riki, del Dépor, pelea por un balón con Xavi Torres y Miguel Torres, del Getafe. ARCHIVO

La definición puede mejorar, eso está claro, pero el que tiene un don para el gol lo va a tener siempre y va a hacer gol prácticamente siempre. Cuando no juegas, eso sí, te condiciona a nivel anímico y puedes acusar la falta de confianza, pero la definición se puede entrenar, aunque el que lo tiene, lo tiene. Hay un caso especial como el de Vinicius, que antes hacía todo bien menos la definición, y lo ha ido corrigiendo con el tiempo y ahora es uno de los mejores en ese sentido. Tener gol es muy importante... Es lo que se valora.

Es un cambio grande, eh.

Sí, porque date cuenta de que yo entré allí con 20 años, que es bastante tarde si hablamos de filiales. Además, llegué de fuera, no me había formado en el Real Madrid desde infantil, que suele ser lo habitual. Quieras o no, al final vas aprendiendo lo que es el Real Madrid y para mí fue un sueño cumplido, porque perteneces a uno de los mejores equipos del mundo, por no decirte el mejor, con compañeros nuevos, los mejores jugadores de España a nivel nacional y yo intenté, desde mi humildad, hacerlo bien. Estuve dos años en el Real Madrid C y dos en el Castilla.

La cantera del Madrid es un escaparate, ¿no?

Sí, sin duda. Yo hago una valoración positiva y siempre doy y daré gracias al Real Madrid, sobre todo por formarme y darme unos valores que ahora comparto con mi familia: la educación, el respeto... Quieras o no, eso influye, porque tú puedes ser muy bueno, pero si no tienes la cabeza amueblada, pues sirve de poco. Cuántos jugadores hay en categorías inferiores que han explotado y luego, por su cabeza, por amistades o por lo que sea, no han llegado a ser todo lo que apuntaban. Es muy complicado a todos los niveles.

"El Getafe pagó por mí 300.000 euros y el Madrid se guardó el 50%... Al final, siempre han pillado dinero por mí"

Teníais un equipazo.

Sí, sí, sí. Teníamos un equipazo con Soldado, Trashorras, Juanfran, Codina, Diego López... No sé, muchísimos jugadores buenos. También Jurado. Todos ellos han triunfado en el fútbol, ¿no?

Sin duda. Y te valió para debutar con el primer equipo en Copa.

Ese año se dio todo, porque teníamos, como te decía, un equipazo y debuté en Copa del Rey con el Real Madrid [contra el San Sebastián de los Reyes], algo impensable cuando empecé a jugar al fútbol. Y entrenaba con ellos [con la primera plantilla] todos los días, con los Galácticos: Zidane, Figo, Roberto Carlos, Raúl, Beckham, Guti, Casillas... O sea, es que era un equipazo. Florentino trajo a lo mejor que había en el mundo, aunque a nivel de títulos no fue como se esperaba. Para mí fue una experiencia muy positiva poder compartir vestuario con estos jugadores y me dio la oportunidad de firmar por el Getafe ese año [en 2004], que ya era fútbol profesional.

Por tu tono de voz parece algo normal, como si cualquiera pudiera conseguirlo.

No, no. Pero ahora el Getafe es un equipo consolidado en Primera División, pero por aquel entonces, cuando yo firmo por el Getafe, que creo que pagaron 300.000 euros y el Real Madrid se guardó un 50%, o sea que el Madrid siempre ha pillado dinero por mí en caso de venta a otro equipo, no lo era. Para mí ese año fue ilusionante, mi debut en Primera División... Ese año asciende el Getafe en Tenerife con cuatro goles de Sergio Pachón, y la plantilla era top, muy buena. Había muchos jugadores que ese año debutaban en Primera: estaba Gica, Pachón, firman a Yordi [Jorge González] del Zaragoza, está [Paco] Gallardo, Diego Rivas, Gabi... Hicimos una temporada muy buena y nos consolidamos en mitad de tabla con Quique Sánchez Flores y muchos cedidos. Es verdad que ese año jugué más tirado a la izquierda, con Pernía como lateral, y aprendí mucho.

Riki, durante su etapa en el Getafe. ARCHIVO
Riki, durante su etapa en el Getafe. ARCHIVO

Pero el entrenador que de verdad te marca es Schuster.

Quique Sánchez Flores, cuando firma en el Getafe, lo hace desde el juvenil del Madrid. Me dio confianza y apostó por mí, pero es verdad que al año siguiente se marchó al Valencia y vino Bernardo Schuster. Mantuvimos el mismo bloque más o menos, porque se fue Gabi al Atlético de Madrid, pero vinieron futbolistas importantes y la columna vertebral se quedó. Hicimos una muy buena temporada con Bernardo, que al año siguiente se fue al Madrid. Aprendes siempre de todos los entrenadores, porque cada uno tiene sus cosas y sus métodos, pero destacaría a Juan Ramón López Caro de mi etapa en el Madrid y a Schuster, que es con quien más he disfrutado, de mi segundo año en el Getafe.

Hablábamos off the record del arraigo que tienes a Madrid... ¿Cómo gestionaste que te fichase el Dépor?

Me voy al Dépor porque pagan la cláusula... Me ofrecieron cinco años de contrato y abonaron casi seis millones de euros y, bueno, tomé la decisión de aceptarla. Yo di todo por el Getafe, pero me ilusionaba llegar a un Deportivo que estaba entre la Champions y la UEFA en aquel entonces. Eso era un aliciente y un paso superior para mí a nivel de todo. Es verdad eso de que no había salido de Madrid, pero fue una experiencia bonita porque era un club consolidado en Primera, que había jugado Champions, que estuvo en una semifinal, que había ganado la Copa del Rey, la Liga española... Al principio me costó entrar en la dinámica y el primer año quizá no di lo mejor de mí, pero a medida que pasaban las temporadas me adapté más y estuve siete años allí. Fue una etapa maravillosa, con cosas buenas y otras no tan buenas, pero sé que la gente allí me cogió cariño.

Te tocó vivir un descenso, que es la parte amarga.

Fue una situación muy complicada, sí, porque fuimos el único equipo que descendió con 43 puntos. 43 puntos, eh. Es decir, fue una Liga muy apretada. Nos la jugábamos al final, en los últimos partidos, y perdimos 0-2 contra el Valencia y descendimos. Fue un partido en el que podíamos haber goleado claramente, porque ellos no se jugaban nada, y tuvimos muchísimas ocasiones. Sentí que estaba todo destinado para que el Dépor bajase, porque tuve tres palos. Fue muy duro para todos: para la afición, para el club, para nosotros también, porque era una generación que había conseguido todo, que había jugado todo... Lo más bonito fue que jugadores como Valerón, Manuel Pablo, Aranzubía, Colotto o Guardado se quedaron para ascender al año siguiente.

"El fútbol desgasta muchísimo a nivel mental... Los años en el Dépor fueron agotadores"

Te sientes decepcionado por todo, sobre todo por los 43 puntos. Es una cifra que otras veces te permite estar en mitad de tabla o por la zona baja, pero te salvas. Fue un palo muy duro, durísimo. Tuvimos que afrontar lo que venía y ya está.

Reconstrúyeme lo que recuerdes de aquel vestuario después de descender.

Fue muy triste. Mucho. Imagínate. Valerón, Manuel Pablo... Es que habían jugado la Champions y habían ganado una Liga. Era un vestuario de jugadores importantes con una historia importante. Todos habían conseguido algo. Todos. Para la mayoría fue el primer descenso de nuestra vida, algo muy doloroso. Y, claro, luego subir cuesta mucho. Nosotros tuvimos la fortuna, aunque también nos lo ganamos, de hacerlo al año siguiente, pero hay bastantes clubes que han bajado y es que si entras en el pozo... cuesta mucho salir. O igual ni sales, mira el Zaragoza o el Racing de Santander.

Y el ascenso...

Uf, costó noches, eh. Fue un año muy... [suspira] muy castigado en el sentido anímico y moral, porque teníamos la obligación de subir. Cuando descendemos, en ese momento, ya sabes que lo siguiente que te toca hacer es ascender. Es que es una obligación. Sabes que lo tienes que hacer y no te lo dice nadie. Ascendimos, creo, con 91 puntos, el Celta tenía 87 y el Valladolid entró en playoff con 83. Fue una temporada larga, muy sufrida y el ascenso fue muy merecido.

Entiéndeme, sé que un ascenso es positivo, pero lidiar con esa exigencia supongo que termina desgastando.

Sí, totalmente... Ese año [su último en el Dépor] para mí fue bueno porque anoté 14 goles, pero terminaba contrato y la verdad es que después de estar ahí siete temporadas, estaba con ganas de cambiar un poco a nivel futbolístico y también mental, porque era una situación complicada. El fútbol, a nivel mental, desgasta muchísimo, porque fueron años de descender, ascender, descender... y eso fue agotador, porque a veces por mucho que tú no quieras y que lo des todo, el máximo, hay cosas que pasan y parece que lo que has hecho no ha servido de nada.

¿Te llevabas bien con Lendoiro?

Claro. Sí, sí. Nos tenemos mucho cariño y aprecio. Es un negociante. Mucha gente no entendía por qué él negocia, por ejemplo, a partir de las once de la noche... Es un tipo peculiar. Ahora he visto que ha perdido muchos kilos y me alegro por él.

Anímate con alguna anécdota. Por cómo me lo cuentas, parece que hay muchas.

He tenido varias... [risas]. Demasiadas. Estábamos los capitanes [en aquel momento eran Manuel Pablo, Valerón y el propio Riki] negociando primas y nos dijo que nos ofrecía una cantidad. A mí me parecía poco y se lo dije. Claro, se levantó y me dijo: "¿Cómo puedes decir que es poco si me está saliendo por un ojo de la cara? ¿Cómo puedes venir a pedir más primas?". Todo esto, claro, mientras cenábamos a las tres o cuatro de la mañana, que era cuando a él le gustaba sentarse a negociar estas cosas.

Riki, con el brazalete de capitán durante un Xerez-Dépor. ARCHIVO
Riki, con el brazalete de capitán durante un Xerez-Dépor. ARCHIVO

¿Ir a Granada te quitó presión?

*Después de siete temporadas en el Deportivo, de 2006 a 2013, Riki fichó por el Granada, donde permaneció dos temporadas, la 2013-14 y la 2014-15.

Sí, la verdad es que sí. Firmé tres años en Granada, esperé hasta el final, porque también me querían de Chicago, de la MLS, pero ya con 32 años quería seguir en el fútbol español, en LaLiga, y no me fui a Estados Unidos. Ese Granada era un equipo muy competitivo, aunque había estado rozando los puestos de descenso. Estaba Quique Pina de presidente, Lucas Alcaraz de entrenador... y apostaron por mí. No salió como esperaba, la verdad. Hice pocos goles, no tuve la continuidad del Deportivo y, aunque a base de trabajo jugaba, no fue lo mismo. Pero, bueno, yo siempre he sido batallador, porque peleaba todo, respetuoso y trabajador.

De esos tres años, sólo cumpliste dos.

Eso es. Yo firmé tres años con el Granada y, entre el segundo y el tercero, rescindo con el Granada. Entonces, rescindo con ellos y espero hasta última hora a ver si sale algún equipo de Primera o Segunda. O si no ya esperar al mercado de diciembre, pero no salió. Estuve hasta el final para ver si salía lo de Getafe, para volver allí, pero no fue posible y no salió. Yo quería volver a estar cerca de Madrid.

Y acabas relativamente cerca de Madrid, en Guadalajara.

Fui a Guadalajara el último día de mercado porque allí está Quini, que fue delantero del Alcorcón o del Leganés, y me llama y me dice que vaya para allá. Estaba Manolo Cano de entrenador, que estuvo en la cantera del Atlético y en el Femenino, y voy con mi abogado a Guadalajara, que tenía por lo menos una hora de ida y otra de vuelta todos los días. Empieza la temporada y... no sé, un poco raro. Se entrenaba por las mañanas, era Segunda B, había buen equipo pero el presidente no era muy competente, la verdad.

Hice una minipretemporada, empiezo jugando y haciendo goles, pero una entrada en Amorebieta me jodió atrás. Tenía el tendón roto, me tuvo que tratar un seguro privado, masajistas... Luego ya muchos jugadores se van porque no cobraban. Bueno, es que no cobrábamos. Yo estuve todo el año sin cobrar apenas ni un duro. Me retiré esa temporada y todavía no había cobrado. Me pagaron al cabo de tres años.