Rodri va recuperando la sonrisa tras el shock refugiado en su pueblo y en casa de sus padres
El internacional guarda reposo en Villanueva de la Cañada, donde se crio y guarda un estrecho vínculo.

El shock fue duro. De los que impactan en el estómago del mismo modo que en una rodilla que saltó por los aires. El faro del City y de la selección española, campeón de todo en 12 meses, se apagó de la peor manera. Una rotura de cruzado y menisco de la que fue intervenido en Madrid por el doctor Leyes después de haber pasado consulta en Barcelona con Cugat, galeno de confianza del club citizen por sus conexiones con Guardiola y cía. Una semana después del paso por el quirófano, ya empieza a salir el sol al oeste de la capital.
Allí, en Villanueva de la Cañada, su pueblo, y en casa de sus padres, concretamente en Villafranca del Castillo, una urbanización que pertenece a la localidad villanovense, Rodri está pasando esta primera fase de la recuperación, guardando reposo en el sitio de su recreo infantil, donde echó raíces y creció tanto que acabó dominando el fútbol mundial. Cerca de los suyos en el lugar al que siempre acaba volviendo. "A Madrid ya sólo viaja dos veces al año, y le frustra. Quiere estar en Villanueva", decía Mateo Arviset, presidente del club, a Relevo hace unos meses.
Ahora sí puede, flaco consuelo para el jugador. Con el paso del tiempo y cuando pueda ir saliendo, se le verá por Villanueva como siempre que visita su pueblo y acudirá al club a ver algún partido, porque suele estar al tanto de algunos de sus equipos. Pero siempre sin focos, de manera íntima y privada, porque Rodri nunca fue de cacareos ni postureos. Vuelta a casa, a los orígenes, para coger fuerzas en este socavón que se ha encontrado en un camino que debía ser una alfombra roja, como las que ya venía pisando en las galas de los mejores, y se estaba convirtiendo en un circuito de la Spartan Race.
Porque es macabro que quien se había erigido en portavoz improvisado de los jugadores en su denuncia de un calendario extenuante se haya roto la rodilla. Por mucho que fuera una lesión traumática, los especialistas cerca de Rodri tienen claro que la lesión es producto del desgaste físico por tantos partidos. Acabó la temporada con 66 encuentros y más de 6.000 minutos, una cifra que sobrepasa los límites del fútbol que hemos conocido. Tal es así que su cuerpo dijo basta en la final contra Inglaterra, sustituido al descanso por una rotura muscular.
El curso ya lo empezó sin casi recuperarse de la temporada pasada. Y apenas cuando llevaba 200 minutos jugados entre España (59') y City (156'), en un mal gesto, la articulación cedió, no soportada por una musculatura agotada. Sucedió solo cuatro días después de su discurso reivindicativo contra el calendario. Un sentir que venía verbalizando meses. De hecho, ya lo compartió con Alcaraz en Roland Garros, adonde acudió como espectador. El futbolista le contó que el calendario no dejaba de crecer, con el Mundialito de clubes y la nueva Champions, y que en el gremio estaba empezando a emerger la idea de un plante.
Rodri se ha sentido arropadísimo por su club y por la Federación, a todos los niveles. Sin redes sociales para recibir mensajes de ánimo, la comunicación se ha circunscrito a su móvil. De la Fuente se ha acordado de él en su primera lista tras la lesión: "Está en ese proceso de asimilar la lesión. Tiene un espíritu y un ánimo increíbles. Se habla de 7, 8 o 9 meses, pero tenemos que ver cómo evoluciona. Estoy convencido de que va a acortar plazo por cómo es". Plazos que ahora ni piensa el internacional, focalizado en volver a empezar, que no volver a jugar. Eso ya llegará.