OPINIÓN | RAYO VALLECANO 0 -ATLÉTICO 7

Saúl, vigor y dos pases de gol, entra en los múltiples 'castings' que Simeone mantiene abiertos

Saúl, en un momento del partido en Vallecas. /Reuters
Saúl, en un momento del partido en Vallecas. Reuters

No es, precisamente, el Atlético un equipo por el que se pueda envidar constante y continuamente. Sus siete goles en campo contrario , su notable-alto de Vallecas se merecería una larga retahíla de calificativos positivos. Todo lo que desarrolló sobre el terreno de juego tuvo sentido. A la hora de defender y de atacar, sobre todo de atacar. A la hora de replegarse y de desplegarse. De crear situaciones de superioridad con suma facilidad en todas las zonas de campo. De mezclar con éxito la salida del juego de manera combinativa, con la profundidad llevada a la máxima expresión en la mayoría de las acciones de los goles.

Pero cuando estás en plena búsqueda de adjetivos de beneplácito y aceptación y te dan ganas de escribir que este Atleti es mucho Atleti, te viene a la memoria la primera parte de la jornada anterior en el Benito Villamarín y entonces es cuando comienzas a preguntarte cuál es el verdadero Atleti, aquél o éste, y, por precaución, echas el freno de mano para no crear unas falsas expectativos que este equipo no debería suscitar con tanta reiteración. Por tener, tiene jugadores, titulares y suplentes, para mantener una línea de regularidad que le permita, por lo menos, no despedirse de la lucha por el título tan pronto como el curso pasado y, por supuesto, no quedarse fuera de la Champions en la fase de grupos.

Y todo eso, teniendo en cuenta que todavía anda Simeone en plena temporada de castings. Sí, en plural. Hay competencia directa por la titularidad en todas las líneas, menos en la portería. En la defensa, sin el eternamente lesionado Giménez, sorprende que Witsel, dos titularidades de tres partidos, esté por delante del recién fichado Soyuncu, con un Hermoso volviendo a llamar a la puerta de la Selección. En el centro del campo, el puesto que en el inventario de la plantilla tiene el nombre de Koke se perfila hacia Pablo Barrios. Al canterano esa posición le sienta bien. Ajustadita a su ligero cuerpo. Tiene maña para recuperar balones divididos e interpreta bien cuando saltar a la presión y sacar la línea de los tres centrales, pero debería no precipitarse tanto en las entregas fáciles.

En esa misma zona ancha, sin el eternamente lesionado Lemar, otro como Giménez, la pugna más sorprendente se ha suscitado de la nada y está peleando por ella un Saúl que parecía más fuera que dentro. En el primer partido de Liga jugó 15 minutos; en el segundo, 30 y ante el Rayo fue titular el partido completo. Su presencia choca tanto como la suplencia de un Llorente que da la impresión que no termina de convencer por algo a Simeone. Se vio un notable Saúl en el ida y vuelta. Dos pases de gol en fase ofensiva y buenos achiques en la faceta defensiva.

También en la delantera, el técnico tiene abierto una rivalidad directa entre Memphis y Morata para la desesperación de un Correa que sigue viviendo en un potrero. Hasta que se fue lesionado de Vallecas, el holandés parecía ganar el pulso, pero tras su enésimo percance nadie sabe cuánto tiempo estará en la enfermería. Una desgracia, la de lesionarse tanto, porque cuando juega, marca diferencias con sus goles y su forma de entender el juego ofensivo del equipo, sobre todo cuando entra en acción el contraataque.