ENTREVISTA

Las memorias de Jorge Barbarín, el mito del Numancia que ahora trabaja en una metalurgia: "Me dieron una puñalada después de cinco años en Soria"

El exfutbolista navarro recuerda en Relevo toda su trayectoria.

Barbarín posa con la camiseta de Miguel Ángel Nadal, la que consiguió en aquella inolvidable eliminatoria. /Relevo
Barbarín posa con la camiseta de Miguel Ángel Nadal, la que consiguió en aquella inolvidable eliminatoria. Relevo
José Luis Lorenzo

José Luis Lorenzo

Han pasado casi 30 años desde aquel gol, el más importante en la carrera de Jorge Barbarín y, sin duda, uno de los más especiales, por todo lo que significó, en la historia del Numancia. En Soria nadie se olvida de aquella eliminatoria copera frente al Barça de Johan Cruyff. Ese 14 de febrero de 1996, el protagonista de esta historia marcó el 0-1 que adelantó a los rojillos ante el FC Barcelona y que por unos minutos hizo sentir a los numantinos la emoción de estar clasificados para semifinales de la Copa del Rey. El sueño sólo duró un corto espacio de tiempo porque los tres goles anotados después por el conjunto culé cerró las puertas del Numancia en una competición en la que los de Miguel Ángel Lotina, un equipo de Segunda División B, fue capaz de eliminar a tres primeras como la Real Sociedad, el Racing de Santander y el Sporting de Gijón.

Barbarín recuerda con nostalgia para Relevo todo lo que significó esa eliminatoria inolvidable que colocó a los jugadores en una nube de la que fue difícil bajarse. "Lo tuvimos que hacer, no quedaba más remedio", rememora el exfutbolista navarro, que vivió la cara más amarga del fútbol un mes después al sufrir una triada que le apartó de los terrenos de juego casi un año. Luego se topó con Andoni Goikoetxea, un entrenador que, sin haber cruzado dos palabras con él, lo primero que le dijo es que no contaba con él, que se tenía que buscar la vida fuera de su querido Numancia. "Lloré de impotencia en el vestuario", reconoce el exfutbolista, al que le sigue apasionando, "pero de otra manera", un deporte que le colmó de felicidad.

Una vez que colgaste las botas, decidiste cruzar la línea y ser entrenador, pero llevas un tiempo sin sentarte en los banquillos. ¿Cuál es la razón?

Es cierto que después de dejar el fútbol estuve entrenando bastantes años. Lo que pasa es que, cuando llegó la pandemia, estuvimos año y medio sin poder entrenar y cuando volvió el tema después de la pandemia, ya había empezado a hacer otras cosas y me daba bastante pereza. Lo dejé y, de momento, no entreno.

¿A qué te dedicas ahora?

Estoy trabajando en una empresa de por aquí. Es una metalurgia y ahí estoy de momento.

¿No echas de menos el fútbol?

No echo de menos entrenar. Veo mucho fútbol. Tengo sobrinos que están jugando y voy a verlos. En la tele veo mucho fútbol también y la verdad que no me he cansado de ver fútbol. Lo que me da pereza es el tener que preparar partidos, entrenamientos... Los inviernos son muy duros aquí e ir a las ocho de la tarde a entrenar... me da pereza.

Cuando ves un partido de fútbol, ¿lo haces como futbolista o como aficionado?

Hombre, futbolista yo creo que lo eres siempre. Yo creo que, al final, tu cabeza está recordando tu época de futbolista y lo ves así. 'Si yo hubiera estado en esta jugada, hubiera hecho esto' o '¿cómo en esa jugada va al primer palo cuando tenía que ir al segundo?'. Cosas así. Futbolista eres siempre. Luego he sido entrenador y yo no cambio el ser futbolista por ser entrenador. La mejor vida es la del futbolista. Haces lo que te gusta, entrenas dos horas... No lo cambio. Es una vida totalmente distinta, pero llega un momento en el que te toca retirarte, pero ves el fútbol siempre con una perspectiva un poco de futbolista y de que ojalá pudieras estar jugando todavía.

Jorge Barbarín, el segundo por la derecha, saluda a la grada tras la derrota en el Camp Nou.  Agencias
Jorge Barbarín, el segundo por la derecha, saluda a la grada tras la derrota en el Camp Nou. Agencias

¿Disfrutas de este fútbol?

No sé qué decirte. Yo ahora veo muchos partidos aquí del Izarra, por ejemplo, que está en Segunda RFEF. Y la verdad que, a veces, me digo a mí mismo que ahora sería imposible que fuera futbolista. Se juega diferente. Para empezar el césped. Aquí se juega mucho ya en campo de hierba artificial, el balón bota diferente, bota muy alto. No sé, yo cuando voy a verlos, hablo con la gente que estoy al lado y digo: '¡Joder, sería imposible que yo fuera futbolista ahora con las condiciones que tenía'. Yo creo que se juega menos al fútbol. Luego, los árbitros permiten más, los choques, la gente es más física. Ahora mismo tendría dificultades para jugar el fútbol que yo jugaba en aquella época.

Acabas de hablar de los árbitros, que son diferentes. ¿En vuestra época se hablaba tanto de los árbitros?

Yo creo que no. Le dábamos más normalidad al tema. Sabíamos que se podían equivocar, que se equivocaban de hecho, pero bueno, yo creo que no le dábamos tanta importancia como se le da ahora. Claro, porque ahora, con el tema del VAR, la gente se piensa que no se van a equivocar, que es imposible que se equivoquen cuando hay cuatro o cinco árbitros viendo la jugada repetida 40 veces, a cámara lenta y aún así se equivocan. El problema de esto yo creo que es el doble sentido que se le da a los errores. Y hablo, por ejemplo, del tema del Real Madrid, que parece que hay algo contra ellos ahora, que se hace adrede. Yo creo que ese es el daño que se está haciendo al fútbol ahora, que se piensa que hay cosas detrás de los errores de los árbitros, que hay algo premeditado. Yo creo que se está haciendo mucho daño.

"Viendo partidos, me digo a mí mismo que ahora sería imposible que fuera futbolista. Se juega diferente, los árbitros permiten más, la gente es más física. Ahora mismo tendría dificultades para jugar el fútbol que yo jugaba en aquella época"

Jorge Barbarín

Personalmente hablando, ¿cuánto te cambió la vida esa eliminatoria ante el Barcelona?

Cambiar, cambiar, no me cambió mucho. Sí que me cambió en el sentido de que me conocían más. Con posterioridad, cuando había Copa del Rey y algún equipo de menor entidad eliminaba a alguno de Primera, me llamaban, me hacían entrevistas. Hace poco, porque fue un 14 de febrero, día de San Valentín, se cumplieron 29 años de aquel gol, y aún por Facebook lo recordaban. También en Soria salió en varios periódicos recordando la fecha. Eso es lo que queda. No te voy a negar que fue el gol más importante de mi carrera. Igual no fue el más bonito, pero sí con el que siempre me recuerdan. Cuando voy a Soria siempre me recuerdan. Es que fueron 15.000 personas de Soria a ver ese partido y Soria, la capital, tiene 30.000. El 50% de la población estuvo en el Camp Nou ese día, entonces es normal.

¿Cómo lo recuerdas?

En aquella época en Soria estábamos saturados. Bueno, saturados, no. Estábamos sobrepasados, porque éramos un equipo de Segunda B. Habíamos eliminado a tres equipos de Primera División, a doble partido, porque ahora se juegan en el campo del modesto, pero en aquella época se jugaba a doble partido, primero en casa y luego tenías que ir fuera, con la dificultad que ello conllevaba. Eliminamos a tres Primeras y entramos al bombo con los mejores. Estaban el Barça, el Real Madrid y el Atlético. No me acuerdo exactamente si estábamos entrenando. No estábamos todos juntos viendo el sorteo, eso sí que lo recuerdo. Estábamos entrenando y empezó a llegar gente al entrenamiento, periodistas, y fue ahí cuando nos dieron la noticia.

Barbarín recuerda la eliminatoria entre el Numancia y el Barcelona. Relevo

La diferencia era abismal. No era lo mismo, con todos los respetos, un Barcelona que un Racing de Santander o un Sporting de Gijón, a los que eliminamos anteriormente. Nosotros lo tomamos como que ya nos había tocado el gordo. Para Soria iba a ser un espectáculo, para el club, económicamente, iba a ser lo que realmente fue, porque eso supuso un punto de inflexión para el Numancia. De un equipo de Segunda B, con intención de ascender algún año a Segunda A, haciendo playoffs y tal, ese chute económico sirvió para que al año siguiente ascendiéramos a Segunda A y para que luego el club haya estado veintitantos años en el fútbol profesional, un campo nuevo.

El Numancia era un equipo formado por jugadores normales, de a pie. ¿Cómo vivisteis todo eso, instalados en una nube o con los pies en el suelo?

Durante esa eliminatoria, la verdad es que vivimos en una nube. No estábamos acostumbrados a lo que vivimos. En el hotel de Barcelona me acuerdo que estábamos en la siesta y empezamos a oír voces, charangas y salimos al balcón del hotel y había miles de personas numantinas ahí animándonos en la carretera, en la calle. Fuimos a la casa de Soria que había en Barcelona. Nos estaba esperando gente. Era como si fuéramos un equipo de Primera División y jugáramos la Champions. Estábamos en una nube. Los partidos los jugábamos como lo habíamos hecho las eliminatorias anteriores. En casa empatamos a dos, haciendo un buen partido. El campo no estaba muy allá, estaba embarrado. Para el Barcelona era diferente, hacía mucho frío, no estaban acostumbrados a esos partidos. Luego, en el Camp Nou pasó lo que tenía que pasar a que pasar metimos un gol en el minuto 5. Ahí estuvimos soñando durante media hora, pero luego pues nos bajaron los pies al suelo. Hicimos un gran partido, eso sí que lo recuerdo porque alguna vez lo he visto y tuvimos ocasiones para habérselo puesto un poco más complicado, pero al final pasó lo que tenía que pasar.

"Durante esa eliminatoria, la verdad es que vivimos en una nube. No estábamos acostumbrados a lo que vivimos. Era como si fuéramos un equipo de Primera División y jugáramos la Champions"

Jorge Barbarín

¿Cómo eran esos viajes en autobús?

Largos. Siempre viajábamos en autobús. Éramos un equipo de Segunda B, que jugábamos en el grupo 2, me parece, y siempre íbamos en autobús el mismo día de partido. Era un grupo cercano, el País Vasco, Navarra, La Rioja y tal. Íbamos a las mañanas, comíamos allí y jugábamos el partido y para Soria. Esa era nuestra vida.

¿Cambiaste la camiseta con alguien de Barcelona?

Sí, con Miguel Ángel Nadal.

Todo lo que era alegría para vosotros, era malestar, incluso sonrojo, para los jugadores del Barça...

La verdad que ellos lo pasaron mal. Tenían mucha presión después del empate a dos aquí y todo lo que había salido en la prensa. Cruyff los castigó. No cambió a ninguno en todo el partido de Soria porque les dijo que el ridículo lo hicieran los once que habían salido. Luego, la prensa nacional les dio muchos palos. Ellos tenían mucha presión. Empieza el partido del Camp Nou y al minuto 5 te pones perdiendo 0-1, sus caritas eran un poema. Entonces, hasta que no pusieron las cosas en su sitio y metieron el 3-1... En la segunda parte yo me acuerdo de gente, Abelardo o Nadal, que nos decían: 'Oye, tranquilos joder'. Tuvimos varios acercamientos de varias ocasiones. Ellos nos decían: '¿Qué os habéis tomado en el descanso? Tranquilos'. Para ellos perder esa eliminatoria hubiera sido un palo muy gordo para la entidad.

Barbarín recuerda el momento en el que se lesionó de gravedad. Relevo

¿Fue difícil una vez ya pasada la eliminatoria, pasada la nube, el sueño, volver a la realidad?

No había otro remedio. Estábamos luchando por meternos en el playoff de ascenso a Segunda. Esa temporada fue difícil porque, claro, compaginar Copa y Liga... Andábamos a dos, tres puntos de ese playoff. Era complicado. Al final, no conseguimos ni meternos en el playoff. A mí sí me cambió cambió la vida. Al mes del partido en el Camp Nou, sufrí una lesión de cruzado en un partido en Bermeo. Estuve un año parado. Esa época, para mí, después de todo el subidón de la Copa... Se veía que podía tener equipos para poder fichar, pero se viene el mundo abajo. A finales de abril me hice la triada, una avería en la rodilla por la que tuve que parar y estuve casi un año sin volver a jugar al fútbol.

¿Fue complicado darle la vuelta a toda esa situación después de haber vivido todo tan bonito?

Pasé de estar en una nube con esperanzas de poder fichar en algún equipo de Segunda División a la nada. Se oía que había equipos que estaban interesados, pero después de esa lesión, todo se fue al traste. No nos clasificamos para el playoff. Hubo mucho cambio de la plantilla. Hubo bastante gente que se marchó, muchos jugadores de esa eliminatoria, de ese año, que no siguieron.

¿Qué equipos estaban interesados en Jorge Barbarín?

Recuerdo el Alavés, el Albacete. Se oían equipos pero bueno, luego todo se quedó en nada. Bueno, renové. La verdad es que el Numancia se portó muy bien conmigo. Eso también tengo que decirlo. Renové por el club. Volví a jugar a mitad de la temporada siguiente y ese año ascendimos a Segunda División.

¿Cómo era jugar en Los Pajaritos?

Era muy duro jugar en el antiguo campo de Los Pajaritos, con mucho frío. No sé si has estado en el antiguo campo, pero era una grada enorme de cemento y luego, alrededor, no había nada más que una pista de atletismo y mucho frío, poca gente al campo. Lo que pasa que bueno, con lo de la Copa al Rey, la gente volvió a ser del Numancia. Yo llegué a Soria el año anterior a la Copa del Rey y, claro, hicimos una muy buena temporada, con playoff de ascenso, pero no ascendimos. Iban mil personas al campo. En invierno, unas 500. El campo era muy frío, los vestuarios, todo. Con la Copa del Rey todo mejoró. El club empezó a crecer y el campo actual de los Pajaritos no tiene que ver con el anterior.

¿Qué opinión le merece Miguel Ángel Lotina?

Yo, de Miguel Ángel siempre voy a decir cosas buenas. Fui a Soria por él, estuve dos años con él, el año anterior y la Copa del Rey, y siempre contó conmigo. Luego, después de marcharse con la Copa del Rey, a los dos años volvió y ascendimos a Primera División con él. La verdad es que no tengo palabras más que de agradecimiento para Loti, porque para mí ha sido un entrenador fantástico.

Barbarín recuerda su mala experiencia con Andoni Goikoetxea. Relevo

Todo se torció con Andoni Goikoetxea...

Sí, todo se torció con Goiko. La verdad es que sí. Ese año que ascendimos a Primera no era titular indiscutible. Salía a ratos, jugué titular varios partidos, pero acabé jugando titular los últimos partidos de LaLiga. Me acuerdo que nos jugábamos todo en un partido. Creo que quedaban tres para acabar la Liga y nos enfrentábamos con el Sevilla en casa, que nos llevaba dos puntos. Ganamos el partido 3-2, metí yo dos goles y bueno, a partir de ahí jugué los últimos tres partidos de Liga que ascendimos. El club me renovó. Fíjate la confianza que tenía yo con el club, que me fui de vacaciones con el contrato verbal. Me dijeron: 'Cuando vengas ya lo firmarás'. Era un contrato de dos años más para estar en la plantilla de Primera División y, cuando llegué el primer día de entrenamiento de pretemporada, lo primero que me dijo Goiko es que no contaba conmigo, que no iba a hacer la pretemporada y que me buscara equipo. Que me cogiera unos días de vacaciones y que me buscara equipo. Que si volvía no iba a tener ni dorsal ni capacidad para estar en la plantilla. Ya sabía que iba a tener dificultades para jugar, ya lo sabía porque habían fichado a gente, pero es que no me daba la oportunidad ni de pelear porque no iba a tener ni dorsal ni ficha federativa.

¿Cómo te lo tomaste?

En el vestuario lloré de impotencia. Me dieron una apuñalada después de cinco años en Soria. No sé si había dado mucho o poco, pero era alguien que había estado ahí, que la gente me quería. Fue el peor momento. Tenía una ilusión de estar en Primera División, que me lo había ganado porque me lo había ganado y bueno, que llegue un entrenador y que me diga eso... Vale, puede que no cuente conmigo, pero oye, yo tenía contrato. Me podría haber dicho, no sé si jugarás o no, pero tienes la oportunidad de estar. No me dio ni esa esa oportunidad.

¿Fue difícil darle la vuelta a esa situación?

La verdad es que sí. Lo primero que hice fue ir al club. Llamé al presidente y me dijo que el entrenador era el que decidía. Firmé el contrato porque fíjate, me dijeron que no seguía sin firmar el contrato. Me podrían haber hecho más putada todavía, porque me podrían haber dicho: 'No has firmado nada, no tenemos contrato', pero el presidente se portó muy bien conmigo, fuimos al club firmé los dos años de contrato y me dijo que podía estar en Soria los dos años, que iba a cobrar los dos años de contrato, que podía estar, pero que no iba a jugar. Yo, con 28 años, ¿qué iba a hacer en Soria dos años sin la oportunidad de poder jugar? Te dicen que eres el número 25 y vale, pero puedo entrenar e igual, a los cuatro meses, echan al entrenador y puede cambiar la situación, pero me llevé tanta desilusión que casi no quería ni volver a Soria. Me dijeron que me cogiera una semana de vacaciones y en esos días me llamó el Leganés, que estaba en Segunda en ese momento. Me ofrecieron dos años de contrato y para allá que me fui.

¿Recuperaste la sonrisa?

Sí. La ilusión de jugar en Primera División ahí estaba, pero no me dejaron cumplirla. Fui al Leganés, un equipo de Segunda, que no es lo que es ahora tampoco. Era de los equipos que menos presupuesto tenía, de los más bajos de la categoría. Era cambiar de aires. Estuve muy a gusto los dos años en Leganés, volví a jugar a fútbol. No era Primera, era Segunda, pero volver a jugar es lo que yo quería.