La mayor leyenda en la ciudad que visita la Selección es anónima y no jugó en la élite: "Viví un sueño en el Real Murcia... y lo más feo"
Armando Ortiz es, con 263, el futbolista en activo con más partidos en la historia del club, donde fue un capitán en los años de plomo. Ahora, con 34 años, sigue en el Unión Atlético en Segunda Federación.

Murcia.- Con el paso de la Selección por estas tierras, el foco del fútbol nacional está de nuevo puesto en la Región de Murcia. Algo que en la última década, tras el descenso administrativo dictado por LaLiga en 2014, sólo se realizaba para hablar de deudas, penurias y amenazas de liquidación. Así que es buen momento para desempolvar sus historias más legendarias, sus mitos más atractivos y también algunas de sus anécdotas. No hay nada como escarbar en la memoria para hacer esta previa ante Dinamarca más llevadera.
Una de esas peculiaridades la protagoniza un héroe local que es el jugador con más partido en el Real Murcia de los que continúan en activo, ya que Jorge Vidaña, Juanjo Díaz, Richi, Valero y Acciari colgaron las botas. El privilegiado aún milita en la Segunda Federación, tan involucrado con la entidad en sus años más duros como desconocido a nivel nacional. Se llama Armando Ortiz (1990), es centrocampista en activo -nada de un ex o un veterano de guerra- y acaba de cumplir 34 años.
Sin embargo, no esperen ver esta noche en el estadio Enrique Roca de Murcia, que no Nueva Condomina, una curva con su nombre en la grada, una peña que enarbole una bandera con su cara o un busto en los aledaños. El actual futbolista de la Unión Atlético no ha disputado ni un minuto en Primera ni tampoco en Segunda. Y eso que el Real Murcia estuvo 18 años en una categoría y 54 en la otra. Tampoco es internacional. No hay ni un solo cromo de Panini que recuerde su paso por el campo donde hoy se bate el cobre España contra Dinamarca. Y, por supuesto, pocos niños, por no decir ninguno, se piden ser él en las pachangas del colegio. El suyo es un caso bastante raro, atípico, aunque al menos tiene una calle desde hace tres años como detalle proporcional a su entrega. Basta compararlo con el trato que han recibido las leyendas en el resto de equipos donde brillaron. Ahí están Raúl en el Real Madrid, Messi en el Barcelona, Sergio Ramos en la Roja y hasta Mariano en el eterno rival que es el Cartagena.
Armando, lejos de molestarse porque fuera de Murcia no lo conozcamos tanto, lo lleva con humildad. "Para mí fue un privilegio que me llamaran en 2014 para jugar en el Real Murcia con tanta gente de la tierra. Es complicado conseguir este número de partidos. Hay futbolistas como Kike García o Pedro León, con otro caché diferente al mío, pero me siento suficientemente reconocido aquí. Soy de Murcia y la gente ya me conocía de mi paso por otros clubes. Por aquí suelen saber qué hago y dónde estoy. Tengo una calle en el barrio Santiago y Zaraíche, que ya es como de la ciudad, porque antes era más una huerta, y ese día para mí fue espectacular por ver emocionada a mi familia. Eso es inolvidable".
Una trayectoria ejemplar
Su carrera ha estado plagada de peculiaridades. La más importante fue que pese a ser quien fue, un pilar en los años de plomo del club cuando LaLiga le descendió administrativa al fútbol amateur, tuvo que salir cedido en mitad de su trayectoria. Venía de jugar todo y ser capitán, pero se marchó al Hércules para regresar al poco tiempo y portar de nuevo el brazalete. "Aquello fue por circunstancias del club. No llegamos a un acuerdo para seguir con el entrenador que había…". Algo que se repitió recientemente. Por eso ahora anda en Segunda Federación: "Sinceramente no sé por qué se dio aquello de mi cesión en 2020. Con ese mismo entrenador [Adrián Hernández] jugué prácticamente todo la temporada anterior. Al final me llamó el Hércules, que también tenía un proyecto muy bonito, cerca de casa, en un club histórico y espectacular, y acepté. Me fui del Real Murcia como capitán y regresé al año siguiente de igual manera. Al volver, los jugadores que había entonces y los capitanes que estaban respetaron mi antigüedad y la trayectoria que llevaba. Es un orgullo que la gente honre tu trabajo".

En total, Armando lleva 365 partidos a cuestas (17 goles y seis asistencias), pero de todos ellos se queda con 19.412 minutos de rojo en los metió 15 goles y jamás fue expulsado: "Es un honor haber jugado tanto con el Real Murcia, pero podía haber seguido más. Hace nada tuve que salir a última hora porque así me lo dijo el director deportivo y aquí estoy… Si llega un momento que ya no les sirves, o no vales, o no cuentan contigo... pues tienes que salir. Sólo queda seguir trabajando y luchando por lo que me gusta hasta que llegue el momento en que no que no pueda más".
Su amor por el Real Murcia es tal, que en el Real Jaén vivió una aventura en 2014 que no suele ser habitual. Fichó después de brillar en La Hoya Lorca, y a las pocas semanas, se abrió la opción de jugar en casa porque el club de su tierra había caído al pozo y la plantilla pasaba irremediablemente de ser una colección de cracks a necesitar paisanos que priorizaran el sentimiento al dinero debido a la estampida. "El Real Jaén acaba de bajar de Segunda y tenía un proyecto muy ambicioso y opté por ir allí. Nunca había salido de Murcia. Pero durante la trayectoria pasó lo que pasó con el Real Murcia. Y el míster me llamó a una semana para el comienzo de la liga. Todavía se me ponen los pelos de punta porque fue algo increíble. Siempre había visto a mi equipos desde pequeño en la grada y siempre había tenido la ilusión de defender ese escudo… Fue una decisión difícil en un momento muy complicado".
¿Cómo se soluciono? "Me senté un lunes con el entrenador del Real Jaén y con el presidente y le di la opción de si podía salir. ¡Y madre mía cómo se portaron! Me dijeron que si encontraban a un jugador de mi perfil en la semana que quedaba, me dejarían salir. Y si no, tendría que quedarme. Y el viernes a mediodía me dicen que ya tienen al sustituto y que me dejaban irme. Se portó muy bien el director deportivo, José Jesús Aybar. Le tengo un cariño tremendo. Llegué de Jaén directo a la Condomina, firmé mi contrato enfrente, donde está el centro comercial, comí algo rápido y me fui ya por la tarde con el delegado Antonio Morote en su coche a Ferrol. Al día siguiente jugábamos y el equipo ya había salido. Debuté ese domingo y encima ganamos. Más no se puede pedir. Un sueño cumplido".
Unas temporadas muy complicadas
Más allá de este tipo de casos, donde el corazón se impone a la cabeza, no era sencillo querer jugar en el Real Murcia entonces. Un histórico venido a menos donde se acumulaban los problemas. "He vivido momentos más difíciles que bonitos en el Real Murcia. Pero bueno, los pasas porque estás peleando por algo que realmente te duele. Pero he vivido momentos muy, muy complicados. Los momentos más feos de Real Murcia los he vivido yo. O parte de ellos. Lo peor fue el tema de los cuatro o cinco meses que estuvimos con los impagos, cuando AFE tuvo que ayudarnos porque el club estaba económicamente muy muy mal. Aunque también hemos tenido momentos con final feliz como la Copa Federación o el ascenso a Primera Federación. Esos dos días borran o eliminan esos años tan complicados que he vivido. La unión con la afición fue clave para hacer una campaña tremenda y poder salvar el club. Yo, sinceramente, no veía la luz y pensaba que el club podía desaparecer. Si no hubiera sido por la afición ese año no sé dónde estaría el club ahora".
Hoy, afortunadamente, corren otros tiempos. Felipe Moreno, expropietario del Leganés, ha llegado para tapar el agujero poniendo más de seis millones de euros con urgencia y unos 20 en total, y el Real Murcia empieza a ser quien fue al frente de la clasificación y con el fútbol profesional de nuevo en mente. "Ha resurgido todo y se ve la luz al final del túnel. Ojalá este año puedan ascender porque el Murcia debe estar, mínimo, en Segunda División por estadio, ciudad y afición. No se merece menos".

En Murcia nadie olvida el descenso dictado por LaLiga, con respaldo judicial, ni a Javier Tebas: "Aquí se hablan de muchas cosas negativas de aquel descenso administrativo de hace 10 años. Independientemente de lo que pasara o no, yo ahí no me meto, sé que hubo rifirrafes con Tebas por tema de impagos. Al final tendrán razón o no, pero no se debió hacer así porque hay otros clubes con otras cantidades económicas muchísimo más elevadas, clubes también históricos, a los que no se le ha hecho nada. No sé qué habría detrás. Pese a toda la predisposición que hubo por pagar todo y llegar a acuerdos, se hizo daño al descender a un club que estaba peleando por ascender a Primera".
Ahora la entidad vuelve a pelear por ese tipo de objetivos y Armando tiene alguna espinita que, salvo milagro, ya no podrá quitarse. "Una de ellas era ascender a Segunda División. He tenido la oportunidad de irme a otros clubes y siempre he optado por estar aquí porque he querido jugar en esa categoría, aunque sea un partido. Y ascender con el equipo de mi ciudad. Y esa espinita se me va a quedar clavada para toda la vida. Aun así, estoy orgulloso de lo que he conseguido. No sé qué pensará la gente de mí, pero sé que me aprecian porque siempre que he salido al terreno del juego lo he hecho con honradez y puedo ir con la cabeza bien alta. Le he demostrado al club y a la afición que el escudo siempre lo he llevado lo más alto posible".
El futuro y ¿la retirada?
Tras haber militado también en el Orihuela y el Cornellá, es en la Unión Atlético donde en la actualidad Armando intenta seguir siendo quien fue. Y lo más importante, inculcando sus valores a los más jóvenes. "Puede que, por mi trayectoria, sea uno de los pilares del proyecto y una referencia para gente joven que está empezando en la Segunda Federación. Me preguntan muchas cosas y siempre me presto a aconsejar, como hicieron en su día conmigo, por los años que he estado como capitán. Me he rodeado de mucha gente y he tenido la suerte de aprender de futbolistas como Miguel Albiol". Hablando de referentes siempre emerge la figura de Pedro León: "Yo ya lo conocía de muchos años. Tenía una pequeña amistad con él de Mula. Coincidíamos en muchos eventos, sobre todo en verano, y para mí siempre ha sido una persona que ha estado en lo más alto y que es un referente en en Real Murcia y en la ciudad". Sobre todo porque ahí sigue como el líder de su equipo del alma. "Me alegra que mantenga esa ilusión y ese nivel. Cuando te respetan las lesiones…. Yo puedo tocar madera porque, gracias a Dios, me han respetado siempre las lesiones. Me cuido, aunque eso no sea garantía de nada y puedes tener cosas graves, pero las lesiones me han respetado prácticamente todos los años, excepto uno en el Hércules que tuve una pequeña sobrecarga en un gemelo. Pero de roturas y cualquier cosa de gravedad, nada de nada hasta hoy. Menos mal".

Pese a ser una leyenda, Armando ha sido y es un honrado obrero de esto. "He tenido sueldos normales a lo largo de mi trayectoria. Eso sí, no he llegado a ganar nada como futbolista profesional. En Segunda ya hay unos mínimos de salario y a eso no llegué. Pero no me puedo quejar. Igual he cobrado muchas veces más que un trabajador normal y como algunos que tienen un buen puesto de trabajo. Pero hablo de salarios normales. No ha sido tampoco una gran cosa. La primera vez que me pagaron por jugar fue en juveniles, en el Dolorense de Cartagena en División de Honor, que eran como unos 200 euros más primas. Podría llegar a los 400 al mes. Cubría mis gastos".
¿Y la retirada, cuándo? "No lo he pensado", reconoce Armando. Y añade: "Soy una persona que me cuido y el día a día lo llevo muy bien. Aun así, tengo en mente algunas cositas, tengo mis estudios y montaré algo, pero de momento no pienso colgar las botas. Todavía queda mecha para rato". Que Murcia lo disfrute y que el país entero, ahora que ya lo conoce un poco más, quede avisado. Esta noche, si algún curioso quiere ponerle cara por la tele desde Barcelona o Madrid, que no pierda el tiempo mirando al palco. Quiere ver a la Selección con su novia y con la misma discreción de siempre.