La RFEF se pone las pilas y cambia la mesa de plástico por una entrega de medallas en condiciones en la Supercopa

No todo fue mal en la Supercopa -en cuanto a la organización del torneo se refiere-. Tras la insólita entrega de medallas del año pasado, esta vez, la RFEF se puso las pilas. En la edición anterior, la que se celebró en Mérida, las jugadoras del Barça cogieron las medallas de una mesa de plástico y se las colgaron ellas mismas al cuello.

Ni Rubiales ni nadie de la RFEF apareció. La lamentable imagen corrió como la pólvora por las redes sociales y hasta Luis Rubiales -el expresidente de la RFEF- reconoció el error unas semanas después. Sin embargo, en las horas posteriores al bochorno, la RFEF se justificó en una "cuestión de protocolo". Unas disculpas a medias que no convencieron a nadie.

Tras el pitido final, todos los ojos estaban puestos en si esa imagen se repetiría o no. Y fue lo segundo. La entrega de medallas estuvo a la altura y fue muy similar -en cuanto al escenario y a los actores presentes sobre él- a la del torneo masculino, cuando el Real Madrid se proclamó campeón en Arabia Saudí. Pedro Rocha le colgó al cuello la medalla tanto a las jugadoras del Levante como a las del Barça.

"Sí, la verdad es que lo del año pasado no tenía que pasar. Era impensable. Y hoy nos reíamos, en plan: 'Mira, hoy sí que nos la dan'", reconocía Cata Coll en la zona mixta de Butarque. Graham Hansen, la MVP del encuentro, le restó importancia: "La verdad es que no me acordaba de que había sido el año pasado", decía entre risas. "Este año ha estado bien y ha sido bonita", añadía en la rueda de prensa.

"Este año se ha hecho bien y suma, claro que sí", afirmaba Aitana Bonmatí tras el partido. "Este año ha estado muy acertada la celebración, no costaba nada hacer lo que se ha hecho. Le da más empaque. La celebración ha estado a la altura", afirmó Jonatan Giráldez. A pesar de que la Supercopa ha estado marcada por su mala organización, la entrega de medallas fue uno de los puntos positivos a destacar del torneo.