Osasuna convierte su rasgo más característico en su máxima debilidad
Los navarros han encajado nueve goles de cabeza, la cifra más alta de toda LaLiga.
![Jagoba Arrasate sigue haciendo historia en Osasuna. /GETTY](http://s3.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202401/08/media/cortadas/Jagoba_arrasate-RsdAhzEl4ME3ePBr8AZHUbJ-1200x648@Relevo.jpg)
Si algo ha caracterizado a Osasuna bajo el liderazgo de Jagoba Arrasate es su enorme competitividad a la hora de defender el punto de penalti, siendo uno de los equipos más duros de abordar a través del juego directo de toda LaLiga. David García ha llegado a ser internacional gracias esta forma de defender, haciéndose enorme en cada despeje. Pero algo ha cambiado en El Sadar. Osasuna ha pasado de ser la segunda mejor defensa en el juego aéreo de LaLiga a ser la peor en esta primera vuelta. La Supercopa servirá para testar la que hace no tanto era la principal fortaleza de los de Arrasate.
La temporada 2022/2023, Osasuna llegó a la final de Copa del Rey y se clasificó para la previa de la Conference League con unas bases muy sólidas que le hicieron un equipo durísimo. El técnico comentó su buen hacer el pasado curso de la siguiente forma en una entrevista en Relevo: "En segunda jugábamos en 4-2-3-1 y cerrábamos en 4-4-2 y nos iba bien, pero cuando subes a primera tienes que mejorar, porque ves que defendiendo como en Segunda puedes tener inferioridad en el centro del campo o no llegar a las basculaciones. Te encuentras con equipos que te someten y necesitas una línea de cinco porque así defendemos mejor el ancho y con los tres centrales defendemos mejor el área". Y dio sus frutos.
El área propia es el punto negro de Osasuna
Osasuna encajó 42 goles en toda la temporada, una cifra buenísima. Este curso, ya son 29 con un partido por jugarse (ante el Barça en Montjuic), por lo que la proyección se iría a los 60, cifras muy parecidas a las del Valladolid el pasado curso (63), que marcó el descenso en Liga. Pero hay un dato especialmente revelador. Donde Osasuna parecía inexpugnable era en el centro lateral. Solo encajó ¡3 goles! de cabeza el pasado curso, siendo únicamente superado por la mejor defensa de LaLiga, el Barça, que encajó un tanto. A punto de llegar al ecuador de la temporada, Osasuna ya ha recibido el triple (9) de goles en estas condiciones, siendo el peor equipo de toda la competición.
Este verano, el club navarro logró retener a David García, que fue importante en la Nations League con España, y fichó a Alejandro Catena tras su gran nivel en el Rayo Vallecano. Dos centrales dominantes en el juego aéreo (el pasado curso estuvieron en el TOP 12 de centrales con más despejes por partido) que apuntaban a mantener el nivel. Pero no ha sido así. Osasuna ha encajado 28 goles de 23 xG (sin contar penaltis), una diferencia negativa que indica su caída en ese aspecto, ya que el curso anterior encajaron 41 de 42xG.
Los centros al segundo palo les hacen sufrir mucho
Osasuna está siendo transparente en su área. No se es duro con los marcajes y el rival tiene muchas facilidades para atacar las zonas que, históricamente, Osasuna más ha dominado en ataque. El mejor ataque de los de Arrasate, con centros al segundo palo, es ahora la mejor arma de los rivales. Ya no es una cuestión numérica, sino de anticipación, lectura y concentración.
Tampoco los saques de esquina ni las faltas laterales se defienden de la misma forma. Osasuna encajó tres goles en Mallorca, y dos de ellos llegaron tras cabezazos de Nastasic y Raíllo completamente solos en área rival. Se podía ver la frustración de los futbolistas por la facilidad con la que permitieron que dos grandes cabeceadores entrasen en el punto de penalti.
Esa pasividad ha transformado a Osasuna en un equipo muy pobre en situaciones donde antes dominaba, adelgazando las opciones que tiene el conjunto de un Arrasate preocupado ante el menor nivel en este tipo de escenario. El golpe sufrido en Conference trastocó los planes del club y también las emociones del grupo, que arrastra esa decepción en una temporada en la que les está costando rendir a su máximo nivel. Sin Abde, que fijaba jugadores y permitía un mejor juego interior de Aimar o Moi, también han perdido presencia desde el juego y todas esas dudas han atacado su máxima fortaleza, que hoy es su principal debilidad.