REAL MADRID

Las heridas que deja el varapalo en el Real Madrid, empezando por Ancelotti

El naufragio ante el Barcelona no se ve como un accidente, sino como la confirmación de una tendencia peligrosa...

Ancelotti, durante un entrenamiento./REUTERS
Ancelotti, durante un entrenamiento. REUTERS
Sergio Santos

Sergio Santos

Cualquier derrota en el Real Madrid abre heridas que, en ocasiones, nunca llegan a cerrarse del todo. Mucho más si es ante el eterno rival, en un partido que decide un título (aunque sea menor) y en prime time, con los ojos de todo el planeta puestos en ese encuentro. De puertas para afuera, la versión no tiene fisuras: calma. El curso pasado también el Barcelona ganó con soltura a los madridistas y la temporada terminó conquistando la Liga y la Champions.

 

Sin embargo, los ánimos en los despachos de Valdebebas son muy distintos esta vez. Principalmente porque aquello se entendió como un accidente y esta derrota se ve como la confirmación de las sensaciones negativas que desprendía el equipo en las últimas semanas. "Que no se repita lo de 2015", era la principal consigna que se lanzaba en el club a principio de curso. En aquella ocasión, la primera etapa de Ancelotti, el equipo se cayó en el segundo tramo de la segunda temporada tras conquistar en la primera un doblete (Copa y Champions). Eso es lo que se quiere evitar ahora… y por eso asustan tanto las similitudes.

Ancelotti, tocado

¿Quién vuelve tocado de Arabia? Varios jugadores… y Ancelotti. La derrota en el Clásico es sólo la punta del iceberg de unos problemas que se venían detectando desde hace tiempo. La primera, la falta de competencia interna. En todos los equipos se entiende como normal el descontento de los habituales suplentes con el técnico y las alarmas suelen encenderse cuando la disconformidad viene de los titulares, algo que comienza a ocurrir en el Madrid. Las alineaciones del técnico en los días grandes se recitan de memoria, sin que los que más juegan se sientan presionados por sus competidores por el puesto. Eso provoca que los titulares bajen el ritmo y los suplentes, los brazos.

Uno de los casos que más ha escocido internamente es el de Nacho. Rüdiger cayó de pie en el grupo, porque su carácter y buen humor hizo que se convirtiese pronto en uno de los más queridos de la caseta, pero parte de la plantilla no comprendió que automáticamente adelantara al canterano en la rotación sin que su rendimiento en el campo lo justificara. Nadie duda del altísimo nivel del alemán… sólo piden que sea ese nivel lo que le lleve a la titularidad por delante de Nacho.

Otro ejemplo llega con Camavinga, que ha sido sustituido hasta siete veces en el descanso por Ancelotti. Crece la sensación de que el italiano está más pendiente de remar a favor de las apuestas del club que de premiar lo que ve en los entrenamientos. La balanza entre las oportunidades a los jóvenes fichajes y la meritocracia se desnivela cada vez más hacia lo primero…

Además, en el ambiente siempre sobrevuelan los males que condenaron a Ancelotti en su primera etapa: poca preparación del equipo, exceso de mano blanda... La experiencia es un grado y por eso en el club esperan que lo vivido en aquella etapa le sirva al italiano para dar el giro de timón que ahora mismo demanda un equipo que ha comenzado el 2023 muy alejado de su mejor versión.

Señalados

Más allá de mirar al banquillo, a los dirigentes del Madrid les preocupa mucho el momento de algunos jugadores. Uno de esos focos de atención lo centran los laterales, donde Mendy está en el mercado, al mejor Carvajal cada vez se le espera menos, Lucas es más extremo que defensa (y está un mes y medio de baja), Alaba no quiere jugar ahí y Nacho sirve como parche, no como solución permanente. Una situación que cada vez es más dramática, porque el equipo se desangra en defensa. Un mal momento atrás al que tampoco ha ayudado el bajón de Alaba (ahora lesionado) y el bajo rendimiento de Rüdiger.

Otro foco es el mediocampo, donde se esperaba este curso como el de la consolidación definitiva de Valverde, pero el plan sigue reducido a lo que ofrecen Kroos y Modric, cada vez con menos gasolina en su depósito. Fede, además, anda con la mosca detrás de la oreja porque eso de jugar de extremo ha pasado de solución de emergencia a rutina. A todo esto se une la irregularidad de Camavinga y la situación de Ceballos, que termina contrato en unos meses.

En ataque el momento actual no es mucho mejor. Benzema lleva todo el curso con problemas físicos, Vinicius atraviesa un bajón de nivel y Rodrygo no termina de derribar la puerta de la titularidad. Además, la situación de Asensio no termina de resolverse (siguen en negociaciones para su renovación) y Hazard y Mariano ni están ni se les espera…

Por todo esto, en el Madrid trabajan para que la tendencia se revierta lo antes posible. No hay que olvidar que esta plantilla es la actual campeona de Champions y Liga, por eso tanto los jugadores como el entrenador siguen con mucho crédito. Algo que no impide la autocrítica necesaria para salir de este bache.