OPINIÓN

Lewandowski es un lunes por la mañana

Robert Lewandowski durante el partido. /AFP
Robert Lewandowski durante el partido. AFP
Albert Blaya

Albert Blaya

Joao Félix eres tú con 16 años y toda la vida por delante pensándote ingenuamente que ya la has vivido toda. Su talento, que relució con brillo en el 2-0 de Lamine Yamal, se muestra siempre de una forma arrogante, como si no necesitase enseñarlo para demostrar que su nombre merece estar entre los mejores. A Joao le pilla por sorpresa que se le cuestione y por eso se queda con todo el mundo dejando detalles y acciones que marean al más crítico. El Barça navega entre muchos relatos , y el de Joao es emocionante porque antepone el talento al aburrimiento. Y no hay nada peor que aburrirse.

En este aburrimiento vive inmerso Robert Lewandowski. El polaco se esfuerza muchísimo en cada gesto, dando la sensación de llegar al límite en cada acción. No hay un pase sencillo, un control fácil ni un desmarque que lo libere. Juega agarrotado por el paso del tiempo y el runrún instalado en el aficionado azulgrana, que vieron como el polaco llegaba siendo un viernes noche y se ha convertido lentamente en un lunes por la mañana. Pero como en Casablanca, a Lewandowski siempre le quedará el gol. Y el ariete repite esta frase mirando a cámara aunque muchos duden, porque es ahí, donde no hay tiempo para pensar ni dudar donde se escabulle de su propia piel.

Entre todo, el equipo de Xavi sigue buscando el clic definitivo, que sería algo así como la frase perfecta para iniciar un libro, la escena ideal para empezar una peli. De momento es todo teórico, hay miles de líneas escritas, todo un proyecto montado en un papel que necesita ser llevado al escenario. Entre las dudas de Lewandowski cada vez que interviene y el talento indolente de Joao Félix, el Barça no sabe qué camino escoger. Si el de aburrirse y esperar a que algo suceda, como aquellas pelis de miedo que no dan miedo, o saltar al vacío abrazado al cuerpo de la estrella que creía serlo sin necesidad de demostrarlo.

Para Pedri, todo es más sencillo de lo que parece. El canario sería capaz de resolver uno de los teoremas del siglo en braille, transformando cada contacto en una aventura nueva. Cada lesión que sufre Pedri es un minuto menos de vida y una patada en la frente, pero también la oportunidad para ver lo que es el equipo sin él y cómo cambia una vez vuelve a entrar. En Pedri coincide absolutamente todo porque es un jugador enorme. En él está el aburrimiento de quien no necesita demasiado para ser feliz, ese aburrimiento sincero y placentero, un Nirvana. Pero a la vez está la ilusión y la emoción de quien se va a algún sitio nuevo cada vez que recibe. En Pedri está toda la filmografía que uno necesita ver en la vida.