¡El tenis para salvar al fútbol! Por fin una revolución de FIFA con el VAR que da en el clavo

Gracias a Dios. Lo que era una noticia que debería haber llegado el primer día, llega ahora, no sé cuántos años después. FIFA ya estudia que el VAR tenga un modelo similar al del tenis. Es decir, como si fuera un ojo de halcón que los entrenadores pueden solicitar hasta en dos ocasiones y recuperar en caso de acierto. Es lo que muchos venían demandando desde el inicio de los tiempos y que ahora se puede convertir en realidad. De momento, está en una fase de pruebas en campeonatos menores y con el tiempo puede aplicarse al máximo nivel. Como toda prueba que pasa por el control de los organismos del fútbol, se analizará exhaustivamente con los implicados y su implantación definitiva aún está lejos de cumplirse. Sin embargo, este modelo ha sido aplaudido desde el primer momento y cuenta con una fortaleza social con la que nunca contó, por ejemplo, la famosa tarjeta azul.
El VAR a lo ojo de halcón es toda una revolución que devuelve empoderamiento al colectivo arbitral y que difiere al espíritu que ha llevado a la tecnología a generar hartazgo y desidia entre la gran mayoría de protagonistas y aficionados. El VAR entró para juzgar únicamente jugadas claras y manifiestas, pero cada vez es más frecuente su continua intervención en acciones grises o que dejan muchas dudas. Un buen ejemplo de ello es que ya son muchos los árbitros que acuden a la pantalla y hacen caso omiso a la indicación o recomendación de sus compañeros desde la sala VOR. El último ejemplo se dio en el enfrentamiento entre Betis y Las Palmas, en el que los béticos reclamaron una mano que el colegiado no entendió al ver la acción en la pantalla.
Al final el problema no es que intervenga más o intervenga menos. Es que a veces interviene y a veces no. Con un árbitro se va a ver una jugada que con otro no. Un colegiado pita agarrones y otro no. Uno pita todas las manos y otro impone sentido común. Uno favorece un juego sin interrupciones y el otro señala muchas faltas. Cada maestrillo tiene su librillo, pero la competición se muestra continuamente condicionada por el criterio de cada uno de ellos, lo que genera enfado continuo entre todos sus protagonistas.
Who better to explain Football Video Support in detail than FIFA Referees Committee Chairman Pierluigi Collina?
— FIFA (@FIFAcom) May 17, 2024
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¿Estoy en contra del VAR? Para nada. Vino para hacer el fútbol mejor. Y lo ha hecho. Con sus aciertos y errores, ha cambiado el deporte para bien. Ya no hay errores grotescos que quedan sin castigo. Ya no hay fueras de juego de dos metros que no ve un linier. Ya no existen goles que entran por un metro y el árbitro no acierta a señalarlo. ¿Pero se usa bien el VAR? No. O no siempre. Y ese no siempre es en realidad un no. El criterio es algo difuso, va cambiando en función de escenarios y protagonistas y vamos a lío por semana.
Por no hablar de las interrupciones y las declaraciones continuas que se repiten en bucle sin cesar. ¿Tiene esto solución? La polémica es parte del fútbol y viviremos con ella hasta el final de los tiempos. ¿Pero y si el sistema protege a todos los equipos, a la vez que garantiza que no haya protesta posible hacia la actuación de los colegiados? Infantino y Collina han podido dar con la clave y meter al VAR en una nueva dimensión que agrade a todos.
Con el nuevo sistema, cada entrenador tendrá dos opciones de petición por partido. Entiéndase por entrenador el responsable de comunicarlo, si bien puede recibir indicaciones de sus propios jugadores. Si un técnico pide la aplicación del VAR y el árbitro le da la razón en su reclamo, no perderá una oportunidad y mantendrá sus intentos intactos. Así, el perjudicado siempre saldrá ganando: se corregirá la decisión errónea y seguirá pudiendo defenderse con todas las armas.
Por el contrario, si un técnico decide quejarse de una acción en la que no tiene razón, el árbitro lo verá en la pantalla, dictará sentencia y el equipo en cuestión perderá una de sus oportunidades. No habrá motivo para la queja: si posteriormente aspira a pedir otra jugada y ha perdido todos sus intentos, será su responsabilidad por reclamar por una acción sin importancia.
Además, este asunto devolverá a los árbitros una identidad plena y se acabará aquello de señalar o no señalar por tener el VAR como paraguas. Una acción ideal, a la que cuesta encontrar argumentos en contra. Un sí rotundo al VAR estilo tenis. Un sí rotundo a dar más importancia a la labor arbitral. Un sí rotundo a que una queja injustificada tenga castigo. Un sí rotundo a que una queja justificada se atienda y acepte. Un sí rotundo a este nuevo VAR.