Toni Kroos se lleva su parcela a la Eurocopa y da su primer concierto... ¡como central zurdo!

Alemania se dio un baño de autoestima y Nagelsmann se apuntó la primera medalla por haber conseguido convencer a Kroos de que volviera a la selección después de tres años de ausencia. Para los que le vemos todas las semanas en la Liga y en la Champions, Kroos fue Kroos. Ni más, ni menos. El joven técnico de 36 años montó su once para que su Toni se sintiera como en el Bernabéu con Ancelotti. Incluso le puso un guardaespaldas, un compañero que corrigiera sus teóricos esfuerzos en la faceta defensiva, que en esta ocasión ni existió: Andrich fue Valverde.
Y ante tantas facilidades, el '8', que se había llevado la parcela de 10 x 10 que se compró en Madrid cuanto tenía que vigilar la espalda de Marcelo, comenzó su recital. Si me apuran, incluso su posicionamiento tuvo un punto de novedad. Según pasaban los minutos, se convirtió en un central zurdo. Tal cual. En la salida del balón, era un tercer 'stopper' a la altura de Rudiger y Tah. Más centrado que en el Madrid. Desde ahí comenzó a dirigir la orquesta. En corto y en largo. A la derecha y a la izquierda o de frente, en profundidad, si era menester. Suyo fue el cambio de orientación de 40 metros a Kimmich en la acción del primer gol. Magistral. Tanto como el remate sobre la marcha de Wirtz.
Sin trabajo defensivo, Alemania se plantó con tres defensas y uno de ellos era Toni. Le sobraban dos porque Escocia amagaba, ni siquiera atacaba, con una referencia (Adams) que se convirtió en ninguna cuando se quedó con diez hombres. Escenario ideal para Kroos, que jugó 80 minutos a placer. Siempre con el horizonte de cara y con tiempo para levantar la cabeza y espacio para menear su zurda. Nadie le presionaba.
El primer ensayo no le ha podido salir mejor al anfitrión y la prueba de jugar solo con tres atrás en la salida del juego le salió perfecta. Kimmich y Mittelstadt interpretaron bien que debían ocupar sus respectivas bandas en el campo contrario y así Musiala y Wirtz jugaron más por dentro, que es donde les gusta. El juego interior les acerca al gol y lo consiguieron: uno cada uno. Aunque tuvieron ocasiones para marcar más. Los germanos presentaron su candidatura al título y, además, tienen por delante otros dos partidos para seguir trabajando la vuelta de Kroos y ajustar piezas y espacios para que el ex del Madrid (¡qué extraño suena escribirlo!) se convierta en la piedra angular de un equipo que solo debe ir a más. por lo que puede ser temible.