¿Por qué es tan descabellado pensar que Vero Boquete tenga su final merecido en la Selección?

Perdonar, pero no olvidar. Y nosotros, Vero, no olvidamos. Porque las injusticias no prescriben. Se aceptan, se convive con ellas y sobreviven con el paso de los años. Hasta que se salde esa deuda. La que tiene la Selección o el fútbol español contigo, Vero, es de las más grandes que se recuerdan. Me gustaría empezar por el principio para que entendáis por qué es tan grave de lo que hablo. Y, para ello, y perdonad el spam de mi vida, recurro a mi propia experiencia. Que puede que por ello yo, y otros tantos y tantas que han experimentado algo similar, perciban esto como algo más personal.
Cuando llegué a Madrid para estudiar en la universidad hace alrededor de doce años no sabía decir ni un nombre de una futbolista. Había jugado al fútbol sala en mi pueblo, Bailén (Jaén), aunque por poco tiempo -dos años en una liga mixta entre institutos y unos meses en un intento de equipo femenino que se apagó porque estábamos muy solas-. Y, en mi casa, el fútbol era uno más.
Mi padre jugaba y entrenaba y mi hermana y yo siempre fuimos sus utilleras, redactábamos las fichas de sus jugadores... Éramos las Valvuliñas -a mi padre le apodaban El Válvulas- y, con mi madre, nos perdimos pocos partidos desde la grada. Pese a todo esto, nunca, nunca, nunca, vi a una mujer detrás de la pelota en la televisión. Nadie me habló de ello o me tomó en serio cuando pedí mis primeras botas de fútbol sala -terminé jugando con unas Munich que me dio mi vecino porque ya le quedaban pequeñas-.
Tras todo esto, el primer nombre que escuché y me llamó la atención fue el de Vero Boquete. ¿Lo entendéis ahora un poco más? Fue mi primera referente. La primera que me abrió los ojos. El fútbol femenino, como deporte a nivel nacional e internacional, existía. Llevaba mucho existiendo. Apagado para muchos ojos como los míos. Y, lo mejor, tenía a sus propias estrellas. Tras Vero Boquete, me fijé también en Marta, la brasileña. Recuerdo buscar vídeos de ellas en Youtube y pensar: '¿Cómo pueden jugar así?'. También leer artículos en Marca de David Menayo, del que me hablaron ya como referente periodístico en el fútbol femenino en aquellos años.
Vero fue mi primera. Eso, como si de un primer beso se tratara, nunca se olvida. Con el paso de los años, descubrí que fue la primera de muchas y muchos. Con énfasis en esas muchas que siguieron sus pasos gracias a su estela y lucha. Porque cuando la vimos levantar la voz para gritar "se acabó" -también existió en 2015- sentimos orgullo. Nos empoderó verla junto a sus compañeras. Orgullo que se convirtió en rabia tiempo después cuando su figura desapareció de la Selección como castigo. Puede que también fuera una lección para todas en una sociedad que era profundamente machista.
Tras aquello, Vero Boquete no volvió nunca más a la Selección. A pesar de jugar en los mejores equipos de ese momento, de ser la primera española que ganó una Champions -en el Frankfurt en 2015- o en estar nominada al Balón de Oro. Pese a todo esto, se quedó fuera de la Eurocopa en 2017. Entonces, la atacante nacida en Santiago de Compostela tenía claro que le habían desterrado para siempre en la Selección, dirigida en aquel momento por Jorge Vilda: "Me hubiese gustado tener otro final", dijo.
Vero Boquete sigue brillando en el verde
Con esta frase, que se clavaba en el alma, me he reencontrado estos años, y concretamente, estos días, con Vero Boquete guiando a la Fiorentina a la clasificación para la Champions con su capitanía y gol. A sus 37 años, la gallega sigue teniendo mucho fútbol en sus botas y muestra un estado de forma envidiable. Por ello, no he parado de pensar en lo bonito que sería que se despidiera de la Selección como merece. Como se ha hecho con Megan Rapinoe o como apunta a que se hará con Marta, con la que Vero ha compartido época.
¿Por qué no puede tener su final merecido en la Selección? Soy consciente de que la Liga italiana tiene menos nivel que la española y que es difícil atender a esta convocatoria porque hay mucha competencia y nivel en las candidaturas para ir convocada con España. También de que, en la RFEF, aún siguen muchos restos de épocas pasadas. Y eso conlleva vergüenzas, rencores y falta de acción... El escenario y el contexto no pueden ser más complicados, pero Vero Boquete sigue jugando. Y de qué manera...
Aun así, acostumbrados/as a que el fútbol a veces sea tan injusto, sabemos que esta opinión tiene aroma a imposible, para algunos incluso será loca. Aunque lo que sí que muestra es una frustración eterna, en la que seguro que no estoy sola, por la marcha de una de nuestras leyendas por la puerta de atrás. "La selección es una herida cerrada, pero con una cicatriz importante", dijo la propia Vero en una reciente entrevista con Marca. Tras esto, añadió: "Ya no hay espacio para mí en la Selección". Unas palabras que duelen, que nos impiden cerrar con normalidad la historia de Vero Boquete en la Selección y que nos obligan a no olvidar. Nunca.