Vero Brunati revive sus comienzos en el periodismo bajo el seudónimo Joaquín Guevara y la trágica muerte de su marido en el Mundial de Brasil: "Creí que rompía toda la habitación"
La periodista argentina recuerda cómo se sintió cuando supo del fallecimiento del Topo, su marido, también periodista, por un tuit del Cholo: "Le estoy muy agradecida".

"El Topo López era un periodista muy querido y muy reconocido tanto en Argentina como en España. Era mi marido, iba en un coche, en un taxi, la noche previa a la semifinal del Mundial de Argentina frente a Holanda, y es embestido por un auto en el que iban tres chicos, tres delincuentes, que venían de una maratón de robos, y un auto de policía choca al auto de los delincuentes e impacta con el taxi en el que viajaba Topo y el impacto fue tan fuerte que el Topo salió despedido del auto y murió en ese momento. La persecución policial continuó pero, además, el Topo quedó en la calle, nadie lo atendió, y yo me entero del accidente no en el momento, sino por un tuit del Cholo Simeone. Ahí empieza esta trágica historia". Así relata, palabra por palabra, Verónica Brunati la muerte de su marido cuando ambos periodistas argentinos -él, íntimo de Leo Messi desde que lo conoció en la cantera culé- cubrían el Mundial de Brasil de 2014.
Ese tuit del Cholo, al que Vero asegura estarle muy agradecida y nos explica el porqué, y la realidad que plasmaban sus condolencias la llevó a la más absoluta desesperación: "Creí que rompía toda la habitación. Experimenté la bronca de sentir que la persona a la que amás la habían matado, pero no sabes bien qué es lo que pasa, no sabes dónde está, querés ir a buscarlo". El paso del tiempo hace que Vero sea capaz de introducir alguna risa y sonrisa en un discurso que genera una piel de gallina continua. "Mucha terapia" le ha costado a quien empezó en el periodismo deportivo bajo el seudónimo de Joaquín Guevara. "Como mujer muchas veces te cuesta que te respeten, que te crean, ni te digo noticias gordas. Me ha pasado de noticias muy gordas, decir: "Tengo esto" y 'no, no puede ser"", recuerda la comunicadora, que se reconoce con "el corazón dividido entre Argentina, Barcelona y Madrid" en esta primera parte de nuestra charla, aprovechando su última visita a nuestro país.
Vero, ¿cómo estás? ¿Qué te trae por España?
Bien, bien, gracias, Cristina. Me trae los amigos, me trae el fútbol, me trae un país al que quiero mucho porque me abrió las puertas del fútbol, del periodismo, cuando tenía apenas 20 años, y soy feliz. Yo digo que tengo un pie en Argentina y otro España, y me estoy por ir ahora y me voy llorando porque tengo una familia que son amigos de la vida, como son Matallanas, Jesús Marín, Lu Martínez, Santi Giménez, mis amigos de los bares, de los restaurantes, como Toni del Bonanno, como la gente del Kiosco Universal de la Boque, que son parte de mi vida. Siempre me gusta venir a abrazarlos, pasar tiempo con ellos, independientemente del trabajo. Disfruto mucho estar aquí.
¿Qué significan para ti Madrid y Barcelona? Has estado en las dos ciudades estos días. Te pregunto por Madrid primero, que lo contabas también en tus redes hace unos días, es donde te viniste en busca de oportunidades en el periodismo. ¿Cómo era aquella Vero y qué te hizo venirte a Madrid? ¿Cómo fueron aquellos comienzos?
En uno de los tantos momentos delicados de la Argentina, de crisis, yo ya estaba estudiando Comunicación en Buenos Aires, con una situación también familiar compleja, económica, y había juntado el dinero, y tenía unos amigos en España y dije 'me voy y hago convalidación de estudios en la Universidad de Salamanca'. Se dio una posibilidad también de conseguir un pasaje. Otra era, vos pensá que yo no había hecho nunca un vuelo trasatlántico, me subí al avión sin saber a dónde llegaba, no había redes sociales, no es como ahora. España para mí era algo que había visto en libros, en películas, pero no me imaginaba, no podía pensarlo. Sí soy bisnieta de inmigrantes italianos, mis bisabuelas son todas italianas, entonces siempre esta cosa sobre todo de ir a Italia, pero tenía amigos en España y me acogían y agarré, saqué el pasaje y me vine, con una mano atrás y otra adelante.
Tenía apenas una maleta, una mochila y un gamulán (un abrigo), y yo en ese momento, que ya quería trabajar como periodista deportiva, le preparaba las carátulas de los videos de los jugadores, de los VHS y los curriculums, a un empresario de fútbol de Argentina, y me dice: 'Mirá, te vas a ir con el teléfono de Carlos Uriarte -se va a reír cuando vea esta nota (y se ríe ella también)-, que es un agente muy importante, muy querido, de otra época del fútbol español', imagínate, estamos hablando de 1998. (Se ríe). 'Y prepará los curriculums, los vídeos y demás, te vas a llevar estos siete jugadores', que eran Walter Samuel, Andrés D'Alessandro, Sixto Peralta, Rolfi Montenegro, estaba Fede Insúa que después vino a Málaga, los Milito, traía dos vídeos de los Milito, de Diego y de Gabi. Como yo veía mucho fútbol argentino, los conocía.
Entonces, ya en el aeropuerto me dicen que tengo que tomar un tren porque mis amigos están en Valladolid (se ríe). Ni siquiera iba a Madrid. Cuestión, que llego a Atocha y me parecía inmenso todo, veía la cartelería, París, Milán, ¡y no lo podía creer! Era como si llegara al centro del mundo. Y ahí cambié el dinero a pesetas. Las puse en en la cabina telefónica y llamé a Carlos Uriarte por teléfono. Agarra y me dice: "¿Dónde estás?" Le digo: "Mirá, estoy en Atocha". Me dice: "Tienes que venirte hasta el Bernabéu". Yo ni sabía, yo recién llegaba. Me dice: "Bueno, te vas a coger la línea tal de metro y vas a bajarte en tal lado". Y llegué y estaban cerrando la operación de Albano Bizzarri al Real Madrid.
Carlos me ve y yo era muy pequeña, él tenía hijos y como que creo que le dio ternura esa situación de ver una argentina que recién llegaba, entonces me pregunta si había comido, le dije que no y me invitaron a comer, y en la comida me dicen: 'Bueno, a ver, ¿qué trajiste?'. Entonces le cuento y me dice: '¿Pero vos los viste jugar?'. Le digo 'sí' y le empiezo a explicar quién era cada uno. Entonces quedó como que yo sabía de fútbol, y me dice: '¿Y querés ver fútbol?'. 'Sí'. '¿Y dónde estás parando?'. Y yo estaba en un hostal malísimo. Entonces me dice: 'Bueno, te voy a dejar unas entradas y vas a ir a ver fútbol'. Y nada, me la pasé genial, fui a ver al Atlético, fui a ver a diferentes equipos, y él lo que me pidió es, como tenía hijos: 'Vos, cada vez que te muevas a una ciudad, me haces una llamada y yo voy a avisar a tu mamá, que vos estás bien'. Y ahí quedó la relación. Yo estuve tres meses dando vueltas por España, haciendo cosas y demás, pero nada, cosas de ir con amigos a servir cañas (se acerca a la cámara, hace el gesto de poner una cerveza y se ríe), cualquier cosa para solventar, y había empezado el trámite de convalidación de estudios en la Universidad de Salamanca. Entonces se enfermó mi abuelo y tomé la decisión de volverme.
Por suerte me vuelvo y llego a estar cerca de mi abuelo los últimos meses de su vida. Entonces, Carlos me llama y me dice: 'Vero, ¿estás con trabajo en Argentina?'. Le digo: 'Estoy vendiendo ropa en una tienda'. 'Bueno', me dice, 'te va a llamar a Alejandro Bouza, que es el agente con el que nos reunimos en el Bernabéu. Está buscando una secretaria bilingüe'. Lo llamé y me contrató y empecé trabajando en una agencia de representación, que aprendí todo, la verdad es que yo estoy súper agradecida a Alejandro y a Alberto. Empecé ahí, era una agencia que era un desprendimiento de Gustavo Mascardi, que era en ese momento el equivalente a Jorge Mendes, una agencia que llegó a tener 70 jugadores. Yo aprendí todo en esa agencia.
"Yo me llamaba Joaquín Guevara, porque no había mujeres escribiendo y un jefe que tenía me recomendó que me pusiera un seudónimo de hombre"
Y, después, con el sueldo de la agencia me pagué la carrera de Periodismo, pero no se abría el mercado en Argentina, no había mercado para las mujeres. Entonces, como yo leía mucha prensa internacional, mandaba sumarios de notas y tenía la relación con los futbolistas y con los clubes por el trabajo de la agencia, empecé a mandar sumarios a medios de Europa. Otra época. Yo hacía la entrevista y contrataba un fotógrafo y teníamos que mandar por mail la foto con la entrevista. Y ahí empecé a escribir en diferentes medios, muchas veces en Argentina también, pero con seudónimo de hombre. Yo me llamaba Joaquín Guevara, porque no había mujeres escribiendo y un jefe que tenía me recomendó que me pusiera un seudónimo de hombre.
Tal es así que una de las primeras notas publicadas fue una entrevista a Carlos Tévez, que la vendo en una revista, porque vendía coberturas y entrevistas de manera freelance, y generó un debate editorial, si me lo firmaban o no con mi nombre. Que al final fue que sí, pero estuve esos días pendiente de si podía firmar o no. Y después conocí a Javi Matallanas y a Pablo Brotons. Javi vino a la cobertura de una hospitalización de Diego Maradona e hicimos esa cobertura juntos, sin dormir, porque era Diego. Nos hicimos amigos y formamos una especie de trío con un fotógrafo que también es un hermano nuestro, Gustavo Ortiz. Y ahí empezamos a hacer cosas.
¿Qué significan para ti Madrid y Barcelona? Has estado en las dos ciudades estos días. Te pregunto por Madrid primero, que lo contabas también en tus redes hace unos días, es donde te viniste en busca de oportunidades en el periodismo. ¿Cómo era aquella Vero y qué te hizo venirte a Madrid? ¿Cómo fueron aquellos comienzos?
La realidad es que nunca pensé 'no lo voy a hacer', al revés, siempre pensé 'lo voy a hacer de todas formas'. (Se ríe). Tenía el seudónimo y yo lo que quería es tener el mayor roce posible. Por ejemplo, primera cobertura de selección, me había hecho también un carnet. Yo lo pienso hoy y digo 'qué bestia' (dice cerrando los ojos y rascándose la frente). Me había hecho un carnet trucho de un medio del interior del país como para poder acreditarme en los partidos, para poder entrar al predio de la AFA, para poder cubrir a la selección argentina, y lo que trataba de hacer era aprender de los periodistas que tenían más experiencia que yo. En ese momento era muy difícil encontrar maestros de profesión y, ya te digo, el inicio fue muy freelance, fue muy de buscar necesidades y ofrecer.
Lo pensaba como que era la llave para poder empezar. Yo necesitaba una llave y a mí me rompían el currículum en la cara. Yo iba a medios importantes, hice una pasantía en ESPN, que hacía la producción de un programa muy conocido y hacía resúmenes de la Serie A los fines de semana, que la voz la ponía Quique Wolff, y cuando terminó mi pasantía me dicen: 'No, no, acá no vamos a contratar mujeres'. No estaba el rol de las mujeres en esos puestos, entonces, yo quería hacer, necesitaba hacer, no lo pensaba.
Cuando cubría partidos en esa época no teníamos móviles, no estaba el ordenador. Te doy un ejemplo, gana Independiente el campeonato, que gana ponete con Newell's, yo hago toda la cobertura, grabo dentro del vestuario a los jugadores, el partido, y yo me tenía que ir a un locutor a escribir y mandar los textos, pero a mí todo este trabajo muy artesanal de estar en los lugares, de hacer el contacto, las relaciones públicas y demás creo que es lo que me ha traído hasta aquí, y nunca pensé 'no lo voy a hacer', es más, te digo que hoy siento más resistencia en un montón de cosas que en ese momento, que no era muy consciente. Yo solamente quería ser periodista deportiva y hacia cualquier cosa, en el buen sentido del término.
Me has generado curiosidad. ¿Por qué Joaquín Guevara, Vero? ¿De dónde viene tu seudónimo?
Porque en ese momento había estado en España, había escuchado a Joaquín Sabina, con otros músicos, por supuesto, y Joaquín Sabina empezaba a venir mucho a la Argentina, con Juan Manuel Serrat, entonces, era Joaquín por Joaquín Sabina y Guevara por el Che Guevara, por esta cosa de romper barreras, de tocar un poco las pelotas, por decirlo de alguna manera. (Se ríe).
Buena combinación. Te había leído que habías tenido muchos maltratos y que romper muchas barreras.
Me daba mucha bronca, mucha tristeza, pero no fui consciente del maltrato y el destrato en general hasta que toma notoriedad el movimiento feminista, con cosas que estoy de acuerdo y otras que no, pero no importa. Puso en el centro de escena muchas cuestiones que nosotras, estando en un mundo tan machista, no habíamos registrado. Desde lo más obvio, que es que cobras menos que un hombre haciendo el mismo trabajo hasta esta cuestión de que no puedes opinar o que te falten el respeto o situaciones de condicionamiento donde para acceder a determinado lugar tienes que ser, no sé cómo decirlo en España, en Argentina se dice gauchita, condescendiente con ciertas situaciones que vos decís 'pero ¿por qué?'.
En definitiva, todo el mundo nos elige por el gusto, nuestros jefes, pero sí está la cosa del condicionamiento, de que tenés que ceder en determinadas cuestiones en las que no es digno ceder. Yo la verdad es que tuve bastante confrontación en ese tema, porque la verdad que si bien soy una persona que me gusta mucho trabajar, me gusta mucho trabajar en equipo, soy de llevar el buen rollo y demás, aun en las situaciones más complejas de tensión de cobertura.
Vos creés que tenés razón porque sos un hombre, pero yo tengo diez años haciendo esto de esta manera, sabiendo cómo tratar a un futbolista, un deportista, un fisioterapeuta, sabiendo qué me va a pasar cuando llego a un estadio, sabiendo, en la Argentina mucho más, situaciones de barra, violencia, todo eso, sabiendo qué cosas puedo decir y qué cosas no puedo decir. Yo he tenido discusiones muy fuertes con jefes míos de que querían firmarme cosas que yo no quería firmar, pero porque a ti te convenía firmarla, pero yo soy la que pone la cara con el protagonista y esto que vos me estás queriendo hacer firmar yo no quiero firmarlo, y que me lo firmen igual o que me modifiquen textos o que me modifiquen textos o que me modifiquen titulares... Porque una cosa es que vos tengás problemas de escritura o lo que fuera o que un texto no te haya salido bien, lo puedo entender, pero en estas cosas tan delicadas, de cómo se lleva la relación con los protagonistas, con los agentes…
"Como mujer muchas veces te cuesta que te respeten, que te crean, ni te digo noticias gordas. Me ha pasado de noticias muy gordas, decir: 'Tengo esto' y 'no, no puede ser'"
Yo siempre digo que del 90% de la información de la que me entero o busco, publico el 1%, porque hay veces que incluso no me conviene ni siquiera por el medio en el que trabajo. Vas midiendo y en Argentina mucho más, tiene mucha relación con la política, mucha relación con intereses muy pesados, y he vivido diferentes situaciones en este sentido, y como mujer muchas veces te cuesta que te respeten, que te crean, ni te digo noticias gordas. Me ha pasado de noticias muy gordas, decir: 'Tengo esto' y 'no, no puede ser'. Lo tengo y tener que pelear hasta que al final dicen 'sí, lo tienes', pero hasta que te creen… Me ha pasado muchísimo.
¿Cuál ha sido alguna de esas noticias por la que te ha tocado pelear especialmente?
La de Tata Martino como entrenador del Barça. Eso fue una locura total, porque me llama un amigo y me dice: 'Vero, me acabo de enterar que están hablando con Tata Martino para que sea entrenador del Barça', y llamo a alguien del entorno Messi y me dice: '¿Cómo sabes?' -dice en voz bajita-, y me corta'. (Se ríe). Yo tenía la suerte de que ni un mes antes, como Tata era en ese momento el mejor entrenador del fútbol argentino y practicaba el estilo Barça en Newell's, había hecho un reportaje en Rosario con él y había conocido a todo su entorno, a todos sus amigos y había quedado en buena relación con ellos, con lo cual, lo primero que hago es llamar a uno de los amigos y me dice: '¿Cómo sabes?' (Vuelve a reírse). Entonces ahí empieza, pero, claro, cuando lo planteo en Marca me dicen: 'No, no puede ser, Tata Martino no tiene relación con España, no puede ser'. Entonces, en ese momento yo lo que planteaba es: 'Pero, a ver, Tata Martino es entrenador de Newell's, es muy querido en Rosario, si bien no tiene una relación estrecha con la familia Messi, me cuadra. Se había enfermado Tito, era una situación compleja del Barça para buscar un relevo. Es cierto que había otros candidatos de más peso'. Yo, un tiempo antes, había hecho la cobertura de la contratación de Neymar, con lo cual también tenía fuentes dentro del Barça y el minuto a minuto de esa contratación, la realidad, es que había una resistencia, que también la entiendo, porque no era un candidato como para que de entrada confiara.
Sonaban otros nombres, se manejó incluso el nombre de Marcelo Bielsa en aquel momento, y esta cuestión de ir al compás de la información, de encontrar la manera de no quemarte… Incluso tenía discusiones. Tú sabes que el Topo, que fue mi marido, cuando le planteé esto me dice: '¡No, no vayas a fondo vas a arruinar tu carrera, tu prestigio, porque estás yendo muy a fondo, cuidate en esto!'. Y ya te digo, yo en el compás de las negociaciones, uno de los amigos de Tata empieza a darme información, porque se da cuenta que yo tenía información dentro del Barça que era buena. Pero ya te digo, en el momento en el que digo que Tata es el candidato principal y explico las razones y por qué y la relación en ese momento con el entorno, no me creían.
Se demora un tiempo en hacerse noticia principal de Marca hasta que, para decirte, Tata va a tomar un café con los amigos cuando se concreta. Los tres días de negociaciones para mí fueron una locura, porque todo el tiempo contrastando y todo el tiempo, que los entiendo a mis jefes, diciéndome que no, que iba por otro lado, que no era el candidato, hasta que va uno de los amigos de Tata, va a tomar café con él, Tata acababa de cerrar todos los detalles de su vínculo con el Barcelona y me llama desde el baño del bar y me dice: 'Vero, ya está, es el nuevo entrenador de Barça'. Yo en ese momento llamo. Pero, para decirte, ese día la portada de Marca era que el candidato principal era Guus Hiddink (se ríe), porque no me creían.
La tenía a Gemma Herrero en ese momento, la mujer de Santi, es amiga mía, metiendo caña dentro del diario diciendo: 'No, si Vero dice esto es que es esto'. Fue una locura, fueron tres días de locura, mis hijos eran chiquitos, comían a cualquier hora, pues mi teléfono reventaba y ya te digo, lo tenía al que fue mi marido un poco puteándome, diciendo: 'Verónica, ¿que estás haciendo?' (dice exclamando y agitando los brazos, mientras se ríe).
Muy significativo todo.
Sí, y ahí, además, se cierra la contratación, dejo a los niños en casa de mi mamá, que eran superpequeños, y me monto a Rosario para hacer la portada con el Tata en Rosario y acompañar al Tata al viaje, que hicimos la portada con unas fotos. Y después incluso estuve 3-4 meses en Barcelona antes del Mundial 2014.
¿Alguien del medio te reconoció en algún momento, cuando se cierra, la resistencia que habían tenido?
El agradecimiento a Gemma, sobre todo, porque es la que más insistió, y a Óscar Campillo, el director en ese momento. Yo lo entiendo, que a veces se pone en perspectiva, y luego en España también cada uno tiene sus fuentes, su información, y entiendo que yo que era la que estaba en Argentina. La gente no me terminaba de creer pero es que la credibilidad no la consigues con una noticia, la consigues con un trabajo muy constante, y en ese momento Campillo a mí tampoco me conocía personalmente.
Campillo, al que adoramos en Relevo. Ahora es nuestro director.
Sí, sí, sí, es un cielo. Después trabajé con él, era un tipo fantástico. Hicimos la cobertura para Marca del sorteo de Juegos Olímpicos en Buenos Aires, que Madrid era candidata a sede. A mí me tocó cubrir Tokio, justamente la que ganó (se ríe), pero no, un gran tipo, un hombre, la verdad que también un gran periodista, un gran director, muy humano.
Has nombrado Barcelona, a la que creo que te une un vínculo mucho más emocional, ¿no?
Mirá, yo siempre fui muy de Madrid, porque al final mis amigos estaban aquí, pasaba mucho más tiempo. Yo cuando empiezo a trabajar para Marca me venía también mucho a hacer coberturas, a ver partidos, a estar con mis amigos, con Javi Matallanas, la familia, sobre todo, y se me había metido bajo la piel. De hecho, yo antes de conocerlo al Topo casi me vengo a vivir, hasta que lo conozco y me enamoro y resigno venirme a vivir por empezar mi relación con él. Y, claro, él tenía la inversa. Él había vivido en Barcelona, trabajaba para medios catalanes, hablaba catalán, todas sus relaciones estaban con el mundo de Cataluña, y era muy gracioso porque yo era más de Madrid, él era más catalán y él fue el que me fue metiendo.
Topo tenía relación con Joan Manuel Serrat. Era muy de la cultura catalana y amaba a Cataluña, y yo termino adoptando a Barcelona porque como novia del Topo voy una vez a trabajar y el Topo me arma toda la ruta y me abre las puertas del mundo de sus amigos y de mi querido Lu Martín. La verdad es que me gustó tanto, me recibieron tan bien… Bueno, Lu, (empieza a contar ya entre risas), esto es gracioso, me lleva en moto por Barcelona para conocer y lo primero que me dice: '¿Tú sabes que te has puesto de novia con el argentino más seductor de Barcelona, que la vas a pasar como el culo porque vas a tener unos cuernos así (abre mucho los brazos, se ríe)', me dice. Yo, imaginate, recién empezaba mi relación, estaba pálida. Me lo había dicho en cachondeo pero yo en el momento (se lleva las manos al pecho) digo… Y después me iba dando cuenta. Iba al Barcelona y me decían: 'Llamó Topo, ¿tú eres la novia de Topo? Lo que necesites'. Todo el mundo: jugadores, médicos, fisio, el portero de la ciudad deportiva, que lo quería mucho al que fue mi marido.
"Tengo el corazón dividido entre Argentina, Barcelona y Madrid"
Periodista deportivaDigamos que lo adopté también, y hemos vivido tantas cosas con Messi, cubriendo a Messi, fue tan fuerte, porque al fin y al cabo, era una época de oro. Nosotros hemos tenido la posibilidad de ver entrenamientos en la era Guardiola, y después, fueron y son tan generosos mis amigos con nosotros, que para mí es mi casa también. Yo tengo el corazón dividido entre Argentina, Barcelona y Madrid.

Hablaremos de los Messi un poco más adelante, pero te quiero preguntar por el Topo. Estos días te veía en redes en Madrid, con De Paul, con el Cholo, y pensaba si se te remueve algo por dentro cuando lo ves o cuando hablas con él, porque tú supiste de la muerte de tu marido por aquel tuit de Diego Pablo Simeone dándote las condolencias…
Yo lo primero que te quiero decir es que vivo con agradecimiento. Obviamente, al haber sido una muerte tan fuerte, por cómo se da todo, porque fue en un Mundial, yo estaba con mis hijos, mi familia, estábamos en plena cobertura, con toda la ilusión de que Argentina fuera campeona del mundo con Messi, viviéndolo con mucha intensidad. Imaginate que para mí era un sueño, porque era mi primer Mundial, estaba con mi familia, estaba mi madre también ayudándome con los niños y yo disfrutando con el Topo del día a día, porque nosotros éramos muy compañeros en el trabajo. Yo hacía todas las coberturas con él, y muy solidarios y muy de ayudar. Él, obviamente, mejor que yo, con mucho más timming de un montón de cosas, pero yo lo estaba disfrutando muy intensamente.
Y fue muy terrible, porque no es algo que vos te esperás. Yo le doy un beso, me dice: 'Vero, descansá, nos vemos mañana en el Arena Corinthians'. Yo me voy a dormir y me asusto porque él no me llama en ese momento, pero lo atribuyo un poco a las comunicaciones, que era un lío mundial en Brasil,pero no me termino de dormir, no me duermo tranquila. Me quedo intranquila porque conozco Sao Paulo, viajé bastante, trabajé bastante en Brasil, y yo le había dicho, lo típico de mujer, 'No te vayas ahora a la noche después de comer, volvete conmigo que yo mañana te acompaño'. Y era el cumpleaños de mi hijo, de Agus, que cumplía 5 años.
Entonces, como que me quedo con esa sensación cuando no me llama de que algo había pasado. En ese momento, irracional completamente, le escribo una carta a Jorge Messi, explicándole, porque Topo tenía mucha más relación, mucho más intensa con Leo. Yo tenía buena relación pero Topo hablaba todo el tiempo con Leo en aquel momento, y le escribo de cómo lo estaba viviendo. Y dormito, no me termino de dormir, y a la mañana ya me preocupo, 'No me contestó, qué raro, no me manda el mensaje típico de 'Buenos días, mi amor, no sé qué', y le voy a escribir yo y me entra el tuit del Cholo.
"Creí que rompía toda la habitación. Experimenté la bronca de sentir que la persona a la que amás la habían matado, pero no sabes bien qué es lo que pasa, no sabes dónde está, queréis ir a buscarlo"
Y en ese momento, Cris, yo no lo podía creer y no podía entender. Sabía que le había pasado algo grave, pero no tomaba dimensión de lo que había pasado, no había visto nada, me contaban que estaba en todas las televisiones y yo no había visto nada. En ese momento fue terrible, creí que rompía toda la habitación, experimenté la bronca de sentir que la persona a la que amás la habían matado, pero no sabes bien qué es lo que pasa, no sabes dónde está, querés ir a buscarlo. Yo estaba desesperada por ir a buscarlo, yo quería verlo por mis propios ojos, y ahí me doy cuenta, en el tuit, que me estaban buscando todos los amigos, los colegas, que nadie me encontraba, incluso mi mamá, y que todo el mundo sabía menos yo.
Entonces, lo que hago, en automático, le pongo (hace el gesto de escribir en un teclado): 'Cholo, decime que es mentira', y pongo la dirección del hotel. Me acuerdo que tenía unas cortinas grandes la habitación y yo lo que hago es tirar las cortinas de la bronca que tenía (hace el gesto de tirar de ellas hacia abajo), de no poder manejar emocionalmente la situación. Estaba en estado de shock. Y empiezan a caer todos a mi habitación, los amigos del Topo, especialmente Toti Pasman, al que yo le debo muchísimo, él fue el que hace el reconocimiento del cuerpo, y yo quería que me llevaran, y me dicen 'no, no'.
Me traen todo para hacer trámites ahí, imagínate, Cris, yo tomando decisión, tenía a mis hijos, tres y cinco, y yo en ese momento firmando el traslado del cuerpo, el coso de la morgue, no sé qué documentación… De hecho, me agarra un pico de estrés, me tuvieron que sedar, me llevan un rato a internar a una clínica hasta que me consiguen un vuelo para ir a Belo Horizonte a levantar a mis hijos y llego en tanda de penales de Holanda y Argentina. Mirá lo que es que me toca después vivir lo de Holanda en Catar. Y en ese momento no sabía cómo decirle a mis hijos, era el cumpleaños de mi hijo. Santi Giménez, un hermano de la vida con Lu y con Mata, había viajado de Río de Janeiro a Belo Horizonte para celebrar con mi hijo su cumpleaños y esperarme a mí, ésa es la relación que yo tengo con mis amigos, por eso, yo por ellos mato, porque han hecho cosas por mí que no haría nadie. Y llego y Santi me abraza, que estaba roto, porque también Topo era un hermano para él, y veo la tanda de penales y veo que Maxi Rodríguez marca el penal y la Argentina consigue la clasificación en la final, y ahí le pude decir a Agus y a Lucía que habían matado al papá.
"Veo la tanda de penales y veo que Maxi Rodríguez marca el penal y la Argentina consigue la clasificación en la final, y ahí le pude decir a Agus y a Lucía que habían matado al papá"
Periodista deportivaY te imaginás mis hijos, no entendían absolutamente nada y ahí empieza un drama… Había llamado a una amiga mía que es psicóloga, '¿cómo le digo a mis hijos esto?'. Que no podía yo conmigo misma, ¿cómo le digo a mis hijos, que tienen 3 y 5 años, que mataron al papá? Me dice: 'Decíselo lo más natural posible, sin darle ningún detalle'. Bueno, se lo digo, Agus me dice '¿por qué me quedo sin papá ahora?'. Horrible, un drama espantoso. Los subo al avión con mi mamá, mi mamá también, porque Topo era como un hijo para ella, llego a Buenos Aires, guardia de medios en Buenos Aires, que yo les digo: 'Por favor (junta las manos), exímanme de hablar en este momento porque no sé qué decir, no puedo procesar lo que me está pasando, no sé cómo voy a vivir, no sé qué va a pasar'.
Y, bueno, te lo resumo: velatorio, cementerio, inicio de juicio en Brasil, la ayuda de River Plate, de Jorge Brito y Juan Ignacio Villarroel, que al día de hoy son los que me siguen ayudando en el juicio en Brasil. Yo tengo un juicio que espero que se resuelva este año, pero cuando me preguntás por lo del Cholo, yo con el Cholo estoy agradecida, y se lo dije. Cholo se quedó muy mal por eso, pero yo le explicaba, no era fácil, porque en el momento de las comunicaciones era complejo en el Mundial y yo la verdad que digo 'Diego, yo te lo agradezco, porque yo me iba a ir al Arena Corinthians. Imaginate lo que hubiese sido para mí enterarme en el estadio, que no tengo en quién apoyarme, en cómo resolver, cómo ir, a dónde ir'. Le digo 'por suerte me enteré por tu tuit, que me permitió que todo fuera más rápido'.
Y, por otro lado, Diego también lo quería mucho al Topo. Nosotros en ese momento teníamos una relación mucho más cercana con Diego y con la familia, con sus hijos. Habíamos vivido un montón de cosas, cubierto, por supuesto, toda la evolución de él como entrenador. Entonces, en realidad yo con Diego, agradecimiento, porque me permitió resolver cosas mucho más rápido al enterarme por un tuit que si hubiese estado en el estadio.
Entiendo tu agradecimiento, pero también que para él fuera un 'tierra, trágame' terrible…
Por supuesto. No, no, no, malísimo, malísimo, pobre, estaba muy afectado, pobre y, además, la gente en ese momento hablan por hablar sin comprender la sensibilidad de lo que estaba pasando. Y que Diego y su familia en ese momento tenían una relación muy cercana con nosotros y que lo que hizo con la mejor intención de todas. Y ya te digo, a mí me ayudó.
Te ayudó él en ese momento y luego tú has tenido, y tienes, una gran lucha para que se haga justicia con el Topo y se sumó mucha gente que también te brindó su ayuda, su apoyo: Messi, Guardiola, Sampaoli…
Uno de los primeros mensajes que recibí fue de Diego Maradona en aquel momento, como era Diego, viste, 'Vero, no está sola', me manda una foto, que yo no podía creer. La selección argentina, Alejando Sabella, Pep haciendo lo que hizo, poniéndose la camiseta de 'Justicia para Topo' en una conferencia de prensa de Champions, que además yo digo 'lo van a sancionar' y me dice 'bueno, ya veremos lo que hacemos con la sanción' (se ríe), y, fue muy gracioso, tuve que hacer un descargo para UEFA de que no era un acto político, imagínate. Y cuando se hizo el partido, el homenaje en Barcelona con el Atlético, que previo a eso Lu Martín y Santi organizaron una misa muy, muy bonita en Santa María del Pi, donde yo quería casarme con el Topo, y fue algo muy íntimo, muy profundo, muy de nuestros amigos que estuvieron ahí.

Mis amigos me han ayudado a afrontar todo lo que me tocó afrontar. Mi agradecimiento es inmenso, eterno. Mis amigos saben que yo estoy por ellos, 100% siempre, porque lo que han hecho conmigo es invalorable. Estar cerca mío en ese momento, ayudándome, queriéndome, a mis hijos, abrazando a mis hijos, Lu y su familia, Marta, Violeta, Marcos López, Miguel Rico, Santi, la gente del Kiosco Universal de la Boque, todos, Toni. Nosotros pudimos hacer lo de la pancarta por ellos, porque Mata con su relación con Atlético de Madrid, Lu, Santi con el Barça, Xavi se implicó mucho en aquel momento también, Manel Arroyo, gente del Barça que yo quiero mucho nos permitieron hacer eso, que tuvo mucha repercusión. De hecho, por toda la repercusión que tuvo salió mucho más rápido la sentencia del juicio penal, fueron condenados los tres delincuentes y pudo avanzar el juicio contra la policía de Sao Paulo, porque el accidente lo termina provocando también la policía de Sao Paulo y este año se supone que se tiene que resolver el juicio civil. Pero si no hubiese existido eso, no hubiese llegado al juicio civil.
Sólo un detalle de lo que me decías antes de Maradona, que no te he entendido bien. Dices que te mandó un mensaje ¿con qué?
(Hace el gesto de sujetar un cartel delante del pecho). Me mandó un mensaje, él, en el living de su casa en Dubái, con un cartel que decía 'Justicia para Topo'. Fue el primero que recibí. Y con un mensaje de alguien cercano a él, diciendo: 'Vero, que sepas que no estás sola, tenés que ser fuerte por tus hijos y tal, que estamos contigo, una cosa así'. Claro, a mí me manda Maradona (se ríe), y después empieza… En ese momento sientes una soledad muy grande y, además, yo sentía como que algo se terminaba, como que mi vida, más allá de que yo tenía que continuar adelante por mis hijos, todo lo que yo había soñado se terminaba en ese momento con la muerte del Topo y no sabía cómo enfrentarlo.
Juan Ignacio Gallardo, también director de Marca en aquel momento, me ayudó mucho, de hecho, estuvo también conmigo en el velatorio, viajó a Argentina, y yo le decía a Juan: 'No sé si puedo escribir. Yo amaba escribir y no sé si puedo escribir'. Yo estaba tan habituada, además, a esta cuestión de matrimonio, de pareja, de que los dos estábamos en la mesa de casa, tomando mate y llamando y nuestras fuentes y chequeando información, era una mesa de redacción mi casa, y esa cotidianidad del periodismo, de la vida, del amor, de la pareja, yo había perdido todo eso que para mí era, con mis hijos, lo mejor de mi vida, y la verdad que todo ese apoyo que recibí del fútbol, de los amigos y demás a mí me sostuvo en pie.
"Todo lo que yo había soñado se terminaba en ese momento con la muerte del Topo y no sabía cómo enfrentarlo. 'Yo amaba escribir y no sé si puedo escribir'"
Periodista deportivaObviamente, mucha terapia, situaciones muy dramáticas en casa, mis hijos tardaron mucho tiempo, fueron muchos años de entenderlo. Al día de hoy yo tengo que recurrir a especialistas para que sostengan a mis hijos en determinados momentos en los que no alcanza con la ayuda que yo les puedo dar como mamá, porque al fin y al cabo mi duelo es diferente al de ellos. Yo tengo un duelo de mujer, de esposa, y ellos tienen un duelo de papá, de un papá que no está, que no estuvo nunca en estos años y que ellos añoraban, porque los cumpleaños los organizaba yo y papá no estaba, las fiestas, papá no estaba, han terminado las escuelas y papá no estaba, los actos no estaba…
Mil cosas que para ellos fueron muy dolorosas, muy tristes, muy difíciles de afrontar, pero yo la verdad que estoy agradecida a la vida porque nos ha enseñado un montón de cosas. Yo siempre digo: 'Dios sabrá por qué nos puso esta prueba', y vivo con agradecimiento y lo tenemos muy presente. Mis hijos son un reflejo de él. Yo lo veo a él en muchas cosas de mis hijos. Por supuesto, que tienen sus cosas propias de su identidad, pero tengo dos hijos maravillosos. Son un regalo de la vida Agustín y Lucía.
¿Llegaste a pensar en dejar el periodismo por ese bloqueo?
Sí, en ese momento sí. De hecho, ayer lo recordamos con Javi Matallanas, porque Javi se queda conmigo y… Claro, es muy fuerte, es un Mundial, yo soñaba con cubrir un Mundial. Entonces, me voy con Javi Matallanas y con Rubén Cano a ver el partido de la final de la selección argentina en un bareto en el centro de Buenos Aires, en la 9 de Julio, y Juancho Gallardo me dice: 'Te dejo una página abierta. Si quieres cerrar la cobertura, es tuya', dice, 'esa página es tuya, pero tú dime si quieres hacerlo o no', y yo sentía que tenía que escribir porque en un punto yo quería seguir escribiendo y quería seguir siendo periodista y, por otro lado, el Topo (sonríe y se lleva la mano al pecho) no me lo hubiese permitido nunca, y quería hacerle un homenaje a él también. Y lo mío siempre fue la escritura, o el terreno donde más cómoda me siento.
Y me acuerdo que fue una decepción. Lloramos mucho, porque creíamos que si ganábamos el Mundial era un poco que la muerte del Topo tenía otro sentido. Una cosa absolutamente ridícula. Nunca la muerte de alguien tiene sentido y menos la del Topo en relación con el Mundial, y por eso escribí esa carta que después utilizaron también no solamente en Marca, sino en la película de Messi, que es 'un Mundial no vale tu vida'. Porque al final los periodistas en los Mundiales nos jugamos la vida, en las coberturas grandes de los Juegos Olímpicos nos jugamos la vida y no somos conscientes. Lo vivimos con tanta con tanta pasión que estamos todo el tiempo poniéndonos en riesgo sin registrar, por lo menos, cómo vivimos el periodismo nosotros. Aún después del Mundial yo he hecho cosas que a veces miro para atrás y digo: 'Verónica, ¿por qué?', pero no, no, no, es tan atrapante esta profesión que yo digo una frase de Dani Weinstein, un gran amigo también, que es que el fútbol te da vida, y es cierto: a mí el fútbol me ha mantenido, me ha sostenido.
¿El fútbol te lo ha dado y te lo ha quitado todo?
Me lo ha dado y me lo ha quitado… Yo no creo que me lo haya quitado el fútbol al Topo, que no es mío (sonríe y alarga el brazo), además, es su vida, no es mío el Topo (se ríe), nunca lo fue. Es lo que elegí. Obviamente, no elegí nunca vivir lo que viví en un Mundial, pero también siento que de la manera en que nosotros vivimos la profesión el Topo hacía las cosas así también y por eso era tan bueno. Es difícil explicarlo. Cuando uno tiene una pasión muy grande uno no mide, por eso también a veces empatizo mucho con el futbolista, porque el futbolista también está en ésas. El futbolista, el entrenador o la entrenadora o la futbolista. Cuando uno tiene una pasión muy grande por algo, la realidad es que no medís hasta qué extremo estás llevando esa pasión. O sí sos consciente de las cosas que estás poniendo en juego, pero muchas veces no te das cuenta que se te está yendo la vida ahí, porque es la vida que elegiste, con ese vértigo, con ese riesgo, y la realidad es que es difícil para el afuera entenderlo, pero nosotros lo vivíamos así y el Topo lo vivía así.
Y, además, era un Mundial que era muy especial para vosotros, precisamente por esa relación que decías con los Messi, era un desafío y un reto a muchos niveles para vosotros como periodistas.
Nosotros fuimos a ese Mundial y decíamos, mucho más el Topo que yo, porque al ser mamá como que hay ciertas cosas que tomas menos riesgo porque están tus hijos y porque piensas en la vida de ellos y en lo que ellos te necesitan. No es que el Topo no lo pensara, sino que habíamos vivido tantas cosas con Messi en el proceso y creíamos que era un acto de justicia que ganara el Mundial, porque sabíamos lo que amaba la selección argentina. Porque Topo en Barcelona, pero la primera entrevista que le hago a Leo fue cuando Leo ingresa por primera vez al predio de AFA, de selecciones argentinas. Entonces, a mí nadie me podía decir nunca 'porque no siente la camiseta de la selección argentina'. (Dice con la mano en el pecho). No, este pibe muere por la camiseta de la selección argentina y su sueño es levantar la Copa del Mundo por la selección argentina.
Entonces, el haber vivido todo el proceso de Leo en selecciones argentinas, de Leo en el Barça, con momentos extraordinarios en su evolución, con sus dificultades de la vida de un chico que tiene un sueño que se va emigrando de Argentina con 13 años, con todo lo que eso implica: separarte de tu familia, el tratamiento, situaciones muy duras, porque ha tenido situaciones realmente muy duras en su carrera, y verlo ante la posibilidad de ser campeón del mundo, con esa selección, con Alejandro Sabella como líder, que es un maestro extraordinario, creo que en mucho de esta selección también está presente de Alejandro, y era un sueño para nosotros.
Y lo vivíamos con esa intensidad, el partido a partido y el Topo estaba en un momento periodístico espectacular, y lo relataba en la radio. El relato del Topo del debut de Argentina en el Maracaná, yo estaba al lado de él, vemos ingresar a Messi al Maracaná en zona mixta con todo el equipo y él hace un relato tan hermoso que digo 'puta madre, qué grande'. Que realmente el Topo que venía de la gráfica haya podido poner en palabras con esta emotividad el ingreso de Messi al Maracaná y lo mezcla con Maradona, con el 86, con lo que representa para los argentinos la Copa del Mundo, en su momento Inglaterra, ahora Brasil y ganarle a Brasil en su casa, y hace un recorrido de la vida de Leo en ese relato hasta llegar a ese momento del Maracaná, del debut del Mundial, que era hermoso, y yo decía: 'Qué grande', porque, además, Topo no era un tipo de una familia acomodada de Buenos Aires, era de una familia muy humilde, muy trabajadora.
“Topo era de una familia muy humilde, muy trabajadora. Si ustedes vieran dónde nació el Topo, tenía mucho más mérito que él estuviera ahí y haber vivido todo lo que vivió con Leo”.
Si ustedes vieran dónde nació el Topo, tenía mucho más mérito que él estuviera ahí y haber vivido todo lo que vivió con Leo. Yo al final era mi primer Mundial y seguramente hubiera tenido otros, pero por Leo y por el Topo quería que ese Mundial lo ganara Argentina y que lo pudieran vivir como la coronación de Leo en la selección. Bueno, hubo que esperar hasta Catar y cuando llegó Catar para mí fue tremendo, porque, además, lo último que me dice el Topo cuando se despide de mí, me da un beso y me dice: 'Vero, tenés que estar preparada para contar que Messi va a ser campeón del mundo', y me lo dice en Brasil. Fue lo último que me dijo.
Y yo desde Brasil en adelante cubrí las Copas América, cubrí eliminatorias hasta que llegué a Catar, y Catar fue el Mundial al que mejor preparada llegué profesionalmente, y para mí el día que abrí transmisión para Telemundo en campo de juego. Por suerte lo tenía Juanpi Sorín al lado, lloraba como loca. Antes de salir al aire estaba muy tranquila por lo que iba a hacer pero, por otro lado, digo 'la puta madre. El Topo no está acá, estoy yo sola, estoy en campo de juego, tengo que contar que Argentina sale a la cancha con Messi en su último Mundial' y te juro que fue tremendo, hermoso. Lo viví con mucha intensidad Catar.
Imagino que cuando le viste levantar esa Copa del Mundo...
(Responde rápido y se tapa la cara). No, no, no, estaba llorando en la Tribuna, no lo podía creer, y vos sabés que yo tenía acceso a campo de juego. Yo empiezo a ver la premiación y demás, pero después bajo campo de juego y no me meto en campo de juego. O sea, los veo los jugadores y todo y no registré absolutamente nada, porque en ese momento quería, te juro, me parecía que era algo de ellos. Me gustó verlos con sus familias, con sus hijos, yo me quedé a un costado un rato mirando esa escena y llorando. (Hace el gesto de que le caen las lágrimas). Sentía que era un momento muy de ellos y solamente estar ahí viéndolos y viéndolo a Leo con la Copa del Mundo arriba del Kun para mí eso era increíble. Después verlos a los hijos de Leo jugando ahí con Antonella para mí fue un momento muy hermoso, muy hermoso de algo que tenía que suceder, que no sabíamos si iba a suceder, que creíamos que el fútbol le debía y que realmente pudiera cumplir su sueño después de haberlo buscado tanto.
"Me quedo con ese Leo, con el amor a la selección argentina, a su país, y el haber persistido con tanta entereza, con tanta hidalguía, para poder hacerlo posible"
Periodista deportivaMe quedo con ese Leo, con el amor a la selección argentina, a su país, y el haber persistido con tanta entereza, con tanta hidalguía, para poder hacerlo posible. Para mí eso ya era un regalo, ver esa escena, y después me fui a zona mixta ya a trabajar, y llamé a mis hijos, eso sí. '¡Mamá, somos campeones del mundo''. Todos en casa todos llorando, 'al fin, mamá, Leo campeón del mundo', que eso fue para mí increíble. Tengo un par de fotos y los vídeos de mis amigos porque yo no registré nada, solamente estaba mirando eso. Era maravilloso, era un sueño hecho realidad.
Era el sueño de Leo, y era el del Topo por su Argentina y por su amistad con Messi.
Sí, total, total, sí, sí, sí. Todos mis amigos, todos en Barcelona me escribieron esa noche: 'Esto es por el Topo'. Todos me escribieron, de Barcelona, de Madrid, estaban todos mis amigos felices de que yo estuviera ahí y todos decían 'esto es por el Topo, al fin'. Un acto de justicia.