REAL MADRID

Cuando en el Real Madrid de Ronaldo y Zidane se rezaba el Padrenuestro: "Yo les dije 'el que no crea en Dios, se queda al ladito y que haga lo que quiera'"

López Caro, hombre de fuertes convicciones religiosas, tenía el hábito de rezar antes de los partidos. Así lo instauró, sin obligatoriedad, al llegar al vestuario de Ronaldo, Zidane, Beckham y compañía.

López Caro, en su etapa como entrenador del Real Madrid./
López Caro, en su etapa como entrenador del Real Madrid.
Sergio Gómez

Sergio Gómez

El fútbol nace en la cabeza, se hace con los pies y se juega mientras se mira al cielo. Este es un deporte que difícilmente puede desprenderse de la religión porque ambos conceptos pertenecen al núcleo de las tradiciones. Pese a que medio país sea creyente y la otra mitad, atea. Los archivos, que son la memoria, guardan ejemplos que confirman que son dos mundos que caminan dándose la mano. La de Dios, el mismo Dios al que Juan Villoro lo creyó redondo como la pelota, esa pelota que muchos la califican de sagrada, como sagrada era para Manuel Ruiz de Lopera su cita con Jesús del Gran Poder y con ese balcón de la calle Sierpes adonde invitaba al entrenador de turno a ver las procesiones, procesiones como la que nunca se pierde Manolo Jiménez en El Arahal, municipio sevillano que venera a la Virgen de los Dolores, de la que el técnico es costalero. Los dos misterios, el del terreno de juego y el del terreno divino, se entrelazan.

Juan Ramón López Caro (Lebrija, Sevilla, 62 años) lo sabe bien porque camina en perfecto equilibrio con el balón y la fe. Impregnado desde la infancia con el olor a incienso, un hondo sentimiento religioso le ha acompañado en su vida y en su trayectoria como entrenador, desde las categorías más bajas hasta la élite, a ese vestuario del Real Madrid de los Galácticos que vio cómo su nuevo jefe propuso rezar un Padrenuestro antes de los partidos. Su primera conferencia de prensa como mandamás del primer equipo, en Valdebebas, resultó de una sinceridad plena. Donde otros se cortan, él habló con la mirada al frente: "El límite no lo voy a poner yo ni los jugadores, sino Dios, porque es Él quien me ayuda a caminar y a conseguir este éxito. A quien tengo que glorificar es a Él porque me da la luz para poder seguir trabajando como creo que tengo que hacerlo".

Veinte años después de su ascenso a la cumbre, el lebrijano habló con Relevo y se abrió como nunca. Sobre sus orígenes, sobre cómo se fabricó sin traicionarse y sobre su parte más personal, la que tiene que ver con sus creencias. "Me han criticado muchísimo por, por ejemplo, rezar un Padrenuestro antes de los partidos, tú lo sabes. No es que me ría, pero... Yo respeto absolutamente a todos y también intento ser justo", dice. Aunque no era una reacción, no le falta razón. Hubo algún periodista que utilizó el credo de López Caro para despojarle de virtudes con la pizarra. Más que por desconocimiento, el entrenador lo achaca a maniobras de desestabilización con un fin: erosionar su figura porque el 'entorno' del Real Madrid, que no la directiva, no le tomaba en serio.

López Caro recuerda cómo instauró su hábito del rezo en todos sus vestuarios.

"Me quedo sorprendido porque el Athletic de Bilbao está rezando antes de los encuentros, se ha retransmitido por la televisión, y no hay ningún tipo de crítica. ¿Y por qué hacia mí sí la había? Porque cuando se viene de abajo se dificulta todo, intentan por todo los medios de que no… Yo por lo menos no he sentido esa ayuda. He sentido la ayuda de las personas que representan al club, pero por lo demás, mucha dificultad. Y creo que las personas que están abajo tienen que tener los mismos derechos, la misma justicia que los que están arriba", se defiende antes de abrir un melón con el que alzar la voz contra, según él, la distinta vara de medir a los exjugadores de elite que quieren sentarse en el banquillo y aquellos que ascienden desde el barro: "¿Por qué tengo que hacer yo el curso de entrenadores durante tres años y ellos (los exjugadores) van y en un mes se lo sacan? ¿Dónde está la justicia? ¿Te parece poco la formación que tienen ellos de haber aprovechado a buenos entrenadores, condiciones? Nosotros los que nacemos de abajo no tenemos eso. Al contrario. ¿Y decimos que eso es justicia? Y llega un entrenador que, como es mi caso, que viene de un pueblo, que ha luchado durante muchas vicisitudes a lo largo de muchos años, con sus creencias... Llega al Real Madrid ¿y tenemos que ponerle trabas? ¿A ti te parece eso humano? ¿Te parece justo? Pues ocurre. Desgraciadamente ocurre. ¿Por qué? Porque los medios de comunicación, sea del nombre que sea, ¿con quién van a ir? ¿Con Raúl, con Pepito o conmigo? ¿Con exjugadores o conmigo? Desgraciadamente, eso ocurre, ha ocurrido y ocurrirá".

Identificados los palos que, asegura, le han metido en las ruedas, López Caro accede a hablar de cómo cayeron sus prácticas religiosas en vestuarios como los del Castilla o los de ese Real Madrid de estrellas que no estaban acostumbradas a esos hábitos. "El fútbol es un medio de la fe. Un medio que yo creo que se debe de aprovechar. Y eso es lo que he intentado inculcar en todos mis trabajos. Aparte de lo futbolístico, también en el aspecto humano. Tener unos valores de compromiso, de solidaridad, de entrega, de ilusión, de entusiasmo, y no de una forma individual, sino que sea a nivel colectivo. Luego, sí, antes de los partidos rezaba. Siempre. Pero ojo, yo nunca obligaba a nadie. Cuando llegué al primer equipo del Real Madrid hice la misma pregunta que hacía cuando estaba con mis chavales. 'Oye, el que no sea creyente, el que no crea en Dios, no hay ningún problema: se queda al ladito y que haga lo que quiera'. En el Real Madrid hice lo mismo. '¿Os parece bien que recemos el Padrenuestro?'. Todos me dijeron que sí, sin problema. Es que le dan una dimensión que yo no... ¿Y cuál es el objetivo del rezo? Pues que nos ayude, que nos ayude a estar unidos, que nos ayude a poder dar el rendimiento que tenemos que dar, que nos ayude a que en momentos de dificultades todo el mundo sea capaz de encontrar la solución, que nos ayude con la salud. Solo pedimos que nos ayude. Ese era el rezo".

Más que rutina, lo suyo es un modo de vida por el que camina independientemente del país en el que esté trabajando. Tras una carrera recorriendo España, primero en coche particular y después por el aire, en primera clase, López Caro salió a conocer mundo: Rumanía, Arabia Saudí, Omán y China. Cada país con su dogma, cada equipo con sus costumbres. Se adaptó sin renunciar a lo suyo. "Bueno, en el extranjero es más complicado. En China tienen una religión, en Arabia es todo lo contrario… Sí te puedo decir que, en la época en la que yo fui seleccionador árabe, ellos tenían sus tres rezos. En el rezo de la mañana yo les acompañaba siempre. A las cinco de la mañana, cuando normalmente es, porque depende del sol y tal. Claro, yo rezaba lo que rezaba y ellos rezaban lo que rezaban: dar gracias de poder estar allí y poder compartir y disfrutarlo con ellos. Yo creo que el Dios es mismo y que tenemos conductos distintos".

"Hay quien piensa que sobran los motivos, sobre todo en este momento político y social en el que vivimos, para no creer o, cuando menos, para cuestionarse todo", le lanzamos. El lebrijano, con voz templada, no pestañea: "Yo siempre miro donde creo que está la fe, que es en Dios. A partir de ahí somos humanos, a partir de ahí entiendo que somos miserables en el sentido de las debilidades que tantos tenemos, pero todos, hablo de todos. Si intentamos buscar referencias y ejemplos, antes sí había muchísimas personas que se sacrificaban más por lo que es la sociedad o por lo que es la fe. O los valores que tiene que tener la fe. Desgraciadamente, ha cambiado esto al egoísmo, ya los valores no existen. Porque si te metes en política, sea el partido que sea, todo es cuestionable; si te metes en los comportamientos humanos, todo es cuestionable. Entonces cada vez tenemos menos referencias. Pero ¿quién te da la luz? ¿Quién te da la inteligencia para tomar decisiones aceptadas? ¿Tú, con tu ego, con tu yo?".