Zabaleta vivió in situ cómo Argentina regateó a España con Leo Messi: "Se escondía detrás de los árboles cuando veía a la prensa"
El exfutbolista, actualmente en el cuerpo técnico de la selección de Albania, analiza su carrera con Relevo. El Espanyol, el City, Argentina, su parecido con Rubiales y su Albania actual.

En unas semanas se cumplen 20 años del Mundial Juvenil que ganó Argentina en Holanda. Fue el quinto título de los pibes, la Sub 20 albiceleste en su historia. Era aquel equipazo dirigido por Francisco Ferraro, en el que jugaba el Kun Agüero, Gago, Zárate, Garay o Banega, entre otros, que puso en el mapa a Leo Messi, en el que Pablo Zabaleta (Arrecifes, Buenos Aires,1985), que entonces lucía una bonita cabellera rubia y llevaba dos años defendiendo la camiseta de San Lorenzo de Almagro, capitaneaba. Al terminar el torneo, fichó por el RCD Espanyol, donde jugó tres años, antes de irse a Mánchester para vestirse de azul City, club que defHubierendió 10 años. En Manchester es un auténtico mito. Se retiró en el West Ham. Tras ejercer varios años como comentarista para la BBC y ESPN, hoy es la mano derecha de Sylvinho en el cuerpo técnico de la selección nacional de Albania. Charlamos y nos reímos con un argentino que vive en Barcelona y tiene alma mancuniana. Perdió una final de la UEFA y ganó una Copa del Rey con el Espanyol, y fue subcampeón del Mundo y Oro Olímpico con Argentina Y jugó con y contra Messi y eso no lo puede decir todo el mundo.
¿Usted por qué fue futbolista?
Porque siempre me gustó el deporte. Nací en Buenos Aires capital, porque era un parto con cierto riesgo, pero a los dos días ya estaba en casa en Arrecifes, una ciudad pequeña, no llega a los 25 habitantes. Así que estaba todo el día haciendo deporte. De niño jugaba a balonmano, me convocaban para la selección de la comarca, o sea que mal no lo hacía. Pero no daba abasto: el sábado me llamaban para jugar a baloncesto por la mañana, a fútbol por la tarde, el domingo a handball... un no parar. Tuve que escoger y me quedé con el fútbol. Jugaba en el cole, luego alguien le propuso a mi padre que me fuera a Bueos Aires a hacer una prueba para ver el nivel y me acabó fichando San Lorenzo.
Lo de Zabaleta suena muy vasco. ¿De dónde viene eso?
Las raíces de mi familia están en Leiza. En Arrecifes, donde nací, hay una comunidad vasca muy arraigada. En la ciudad hay un edificio muy grande, hermoso, donde mantenían muy vivo el folclore y las tradiciones vascas y con la familia íbamos mucho. Por eso mis hijos tienen nombre vasco (Asier y Julen). De hecho hubo una época que en los periódicos decían que iba a cambiar la normativa y los nietos de vascos podrían jugar allí, me hice muchas ilusiones. Tengo mucho respeto por el Athletic. Hace poco estuve en el Nuevo San Mamés, no lo conocía. Es precioso. Y qué manera de vivir los partidos, antes, durante y después. Nunca había conocido la ciudad, y tenía la mañana libre, así que me fui a pasear por la ciudad. ¡Qué bonita!
Usted conoce bien al entrenador, a Valverde, trabajó con él en el Espanyol. ¿Qué tiene ese hombre de especial?
Sí, tuve esa suerte de trabajar con él. Yo creo que Ernesto es la clave ahí. Ernesto tiene un arraigo muy fuerte dentro de lo que es el club porque al final para un club que tiene una capacidad limitada al fichar, creo que ese sentido de pertenencia le da un plus que les permite competir como lo hacen. Y la figura de Valverde me parece clave. Nosotros veníamos de ganar la Copa del Rey con Lotina, y de salvarnos en el último suspiro, en el último minuto de la temporada, de bajar a segunda y llegó Ernesto, con una idea muy clara de vamos a jugar así, de manera irrenunciable, vamos a ser protagonistas, da igual si jugamos en casa o jugamos fuera, nos hizo sentir importantes, de que el equipo era competitivo. Era un buen Espanyol. Teníamos un equipo realmente bueno: Rufete, De La Peña, Tamudo, Luis García, Albert Riera, que terminaron después siendo incluso internacionales con la selección de España. O sea, que dentro de todo había un equipo y Valverde nos dio la confianza y jugamos muy bien. Perdimos la final de la UEFA, una lástima. Pero es que el Sevilla estaba tocado por una varita mágica. Palop lo paró todo. Bueno, aquel año Palop hasta metía goles. Fue un año realmente increíble.
¿Usted es muy del Espanyol? He visto que el coche lleva el logo del perico.
¡No! Es el coche de mi señora, aquí la perica de verdad, es ella, le viene de familia. De niña ya iba a Sarrià. Ahora su madre, los días de partido, vienen a buscar a los críos y los lleva a Cornellà. Mi suegra es muy del Espanyol. De hecho yo conozco a mi señora porque una noche un amigo catalán me dice: "Ven que te voy a presentar a una chica súper perica". Y bueno, ahí ya nos volvimos a ver, nos dimos el pin, ¿te acuerdas, del pin?, y hasta hoy. Yo disfruto de que mis hijos vayan a la cancha, alguna que otra vez nos hicimos la foto en la puerta que lleva mi nombre.
¿Juegan?
Sí, en el Cornellà.
¿El mayor nació en Mánchester? Si no recuerdo mal le dedicó un gol a su esposa...
Sí, el mayor nació allí. Y el gol se lo dedicó, pero cundo estaba embarazada. No sabes la presión que me metía cada fin de semana, me decía: '¡Qué!, ¿vas a ser el único que no le dedica un gol a su mujer embarazada?' Y yo pensaba: '¡que yo no meto goles!'. Al final marqué ante el Southampton, creo e hice aquello de meterme la pelota bajo la camiseta y chuparme el dedo. ¡No veas que peso me quité de encima!
Usted fichó por un City que no era este City ni por casualidad... ¿Por qué?
Por jugar en la Premier, claro. Pero vamos, que aquel City no tenía nada que ver con este, no tenía nada que ver con lo que es hoy. Yo viví el proceso de transformación del club desde el minuto uno. La ciudad deportiva todavía estaba en Carrington, no era la CFA de ahora. Allí, cuando te decían que tenías rueda de prensa, te escondías. La sala de prensa era un barracón de esos de obra y hacía un frío. En invierno no te apetecía ir a hacer una conferencia de prensa ni loco. Cuando te fichaban te presentaban en el Etihad. Era un City, obviamente a nivel infraestructura, a nivel deportivo, con cero aspiraciones a poder ganar algo, quizá una Carabao, una Carling Cup, una FA Cup ya sería un sueño... . Era el Espanyol de Manchester, sin duda, es decir, tenés que convivir con un monstruo en la ciudad. A nivel deportivo había mucha diferencia, pero con una base de hinchas tremenda, conscientes de que su sitio estaba en la zona media baja, que no podían aspirar a una afición muy pasional. ¡No sabes lo que es la semana contra el United! Bueno, sí, sí, que lo sabes, claro. Cuando decidí fichar por el City mi mujer no se lo podía creer.
Normal...
Me acuerdo que mi mujer me dijo: '¿Pero dónde vas? Para jugar en el City te quedas en el Espanyol. No vas a mejorar deportivamente y ... ¿De verdad vas a cambiar Manchester por Barcelona?'. No le faltaba razón. Pero yo quería jugar en la Premier.
Le salió bien la apuesta. Diez días después llegó el jeque.
Justo, a los diez días de que yo llegara compran el club. Y todo cambió. Lo primero que hicieron fue renovar un poco la ciudad deportiva para que estuviera en mejores condiciones. Había espacio, claro, lo que sobra es terreno, pero el gimnasio era muy discreto, la sala para comer chiquita, las oficinas estaban en el estadio... Era todo muy diferente, tú ves hoy las instalaciones y no te lo crees. Con Vincent (Kompany) solíamos decir que éramos 'The Survivors', porque habíamos sobrevivido a los años del barro... El City no ganaba nada, había sido un equipo de cierto éxito en los años 60, un equipo importante, pero prácticamente había tenido una sequía de, imagínate, una cantidad de años, pero apostaron por Mancini, por jugadores importantes, ya las expectativas crecieron. Y ganamos la FA Cup al Stoke. Yo creo que ese día cambió todo de verdad.
Y llegó el 13 de mayo del 2012, minuto 93:20.
¿Entiende por qué me he quedado calvo? Venía del gol de Coro contra la Real y a los dos años ganamos la Premier de la manera más agónica que se recuerda (aquel gol de Aguero al QPR en el minuto 93 que le dio la Premier 44 años después).
Tengo un amigo, del City de toda la vida, que estaba en el campo y me cuenta siempre que la gente se miraba y decía: «No podemos ser tan desgraciados».
Es que si el City pierde ese campeonato... hubiera sido un palazo grande para los jugadores, para el técnico, para el club. Imagínate, estaba todo dado como para ganar el partido. O sea, de local, contra el club, contra un equipo que se iba a segunda, porque se iba a segunda, aunque ganara... ¡Al final se salvó! Y otra cosa: es Marc Hughes el técnico que estaba con nosotros antes. No es que vos tenías que ir a jugar un partido contra... no sé, Liverpool en Anfield, último partido de liga que puede pasar cualquier cosa y tienes de ganar. ¡No! Estábamos jugando de local. De aquella tarde, visto como fue, sale un guion espectacular. De hecho, en Inglaterra siguen pasando imágenes cada semana de aquel partido.
¿Cómo pudo ser todo tan loco?
Todo el año fue así. Estábamos a 12 puntos en marzo o abril, a 12 puntos del United, ya en un momento decíamos, mira se nos escapó la liga, y fue ahí cuando empezamos a recuperar puntos. El United empieza a perder, le ganamos un derbi local y eso nos dejó ahí con posibilidades ya dependiendo de nosotros, entonces ganamos, ganamos, ganamos, y el último partido de liga las condiciones estaban dadas para que fuera un partido en cierto modo fácil, pero bueno, fíjate, en la Premier te pasa estas cuestiones que un partido que crees que va a ser fácil se te termina complicando. A mí me hizo acordar un montón el partido contra el Aston Villa hace dos años, cuando Gündogan mete dos goles y le da el título en dos minutos. Fue una sensación de que volví a sentir ya como hincha de afuera, pero lo que vivimos en aquel partido fue tremendo... Recuerdo que hubo un momento que se escuchó un murmullo y no sabíamos qué estaba pasando y resulta que el Bolton, que estaba peleando con ellos por no bajar, termina contra el Stock City. Y había perdido o empatado, no me acuerdo. Entonces todos los del banco de suplente del QPR les hacen señas a sus compañeros como diciendo ¡Estamos salvados! ¡Ya está! Y en vez de gestionar el partido, de tener la pelota si juntaban cuatro o cinco pases, la tiraban atrás, la daban al arquero, el arquero quizás pateaba en largo en una disputa los 30 segundos, 40 segundos o el minuto que quedaba, quizás ya terminaba así, 2 a 2 entonces, pero creo que uno de ellos, un lateral, le pega un patadón a cualquier lado, o sea, le pega como diciendo estamos salvados, se acabó...Y no, tuvimos un saque de banda y se lio.
¿Usted dónde estaba?
En el medio de la cancha pensando: ¡No puede ser, no puede ser! Y cuando la mete el Kun... no tuve ni fuerza ni para salir corriendo, la tensión me tumbó. Pero, ¿sabes qué recuerdo? El silencio que se hizo con el 2-2, el Etihad se quedó mudo.
¿Y en Montjuïc el día de Coro, fue parecido?
Distinto, porque nos jugábamos el descenso y para cualquier club un descenso es un palazo. Era mi primer año acá en Barcelona, veníamos de ganar la Copa y nos íbamos a segunda. ¡Tú mismo! Peleamos el descenso con el Alavés que estaba jugando un partido en casa y en un momento escuchamos a la gente gritar; no sabíamos que había qué pasó, ¿qué pasó?, ¿qué pasó? Nos preguntábamos unos a otros y de repente nos dicen que tenemos que hacer un gol porque el empate no nos sirve, que nos íbamos a segunda. Y aquella Real Sociedad con Nihad nos estaba complicando un poco las cosas. Creo que fue Jarque, si fue Jarque que en paz descanse que la mandó en largo, la peinó el Rifle (Pandiani), le queda a Coro y la mete. Y fue una locura.
Cuándo llegó Pep al CIty se daba por hecho que se piraba, pero no, ¿qué pasó?
Nos tomamos un café, y decidí quedarme. Tenía una propuesta de Italia, él lo sabía. Además, venía de operarme el tobillo. La charla, la verdad que fue muy honesta. Me preguntó qué quería hacer, me dijo que la decisión era mía, pero que supiera que él quería que me quedara y que no iba a fichar a nadie para el lateral, que conmigo y Sagna se apañaba, que necesitaba gente con mi experiencia, que conociera el club, el plantel. Y me aviso: 'no te voy a poner ningún tipo de barrera para dejarte ir si tienes ganas de salir, pero tampoco te creas, que te voy a poner todos los partidos, que vas a jugar 52 partidos al año, 60 partidos al año, voy a ir alternando con Sagna. Pero te quiero al máximo comprometido'.
¿Y usted qué le dijo?
Le dije a Pep, que era una decisión difícil en el sentido que yo tenía 32 años, Que iba a entrar en la etapa que él necesitaba gente para estar los próximos seis años, que empezaba un proyecto y que yo lo entendía, porque sabía qué cuando viene un entrenador como Pep, un entrenador ganador que tiene que aspirar a todo, él necesita gente fresca para empezar a crear su propio proyecto y yo no quería ser tampoco un impedimento. Al final reflexioné, dije un año con él, con el City, lo tengo que disfrutar. Fue súper honesto conmigo, yo creo que también.
Se quedó. ¿Y qué tal?
Muy bien. Y fue así, el año fue así, jugando el 40-50% de los partidos. No fue un año de títulos, pero para ser el primer año... Se nos fueron escapando la Premier, después la Champions, que lo teníamos todo bastante encarrilado, pero jugamos contra un Mónaco súper potente, el de Mbappé... Aunque fuimos con una ventaja buena del primer partido, nos metieron cinco creo. En la Premier empezamos bien, pero después tuvimos algunos errores que nos condenaron y nos hicieron perder puntos. Y llegó un partido con el Chelsea que perdemos de local. Que después el Chelsea con Conte no termina perdiendo ningún partido y se llevan la Liga. Y al final perdemos la FA Cup en Wembley... Me supo mal por qué me hubiera gustado irme ganando.
Me meto que se llevó algo más importante, el cariño de la gente. ¿No compensa?
Es cierto que hay jugadores que por su talento son y serán recordados: Los Silva, Kevin de Bruyne, el Kun... Estrellas. Jugadores extraordinarios. Y luego los hay, como yo, un perfil de gente comprometida con el club y con la cultura de la ciudad. Yo era de los que me paseaba por Dean Street, compraba en la pescadería de Didsbury a veces iba a comer alguno fish and chips en la Van y los comía ahí mismo, entonces hablaba con la gente. No me resto mérito a nivel deportivo porque he jugado 300 y pico partidos, he ganado títulos, he colaborado en esa transformación y me he comprometido e identificado con el club, sin duda.
Por eso aún le cantan lo de «Pablo Zabaleta is the fucking man, he is an argentinian, he's harder than Jaap Stam...» ¿Recuerda la primera vez que se lo cantaron?
(Se ríe) Salió de un Pub.
¡Qué raro! ¿Cuándo?
Después de un partido contra el Bayern, en Múnich, ganamos, 2-1. Pep estaba en el Bayern y Pellegrini en el City. Lo grabaron y lo subieron a redes y al siguiente partido en casa y se convirtió en cántico del Etihad. Lo mejor es que a mi hijo le decíamos que me cantaban "he is a lovely man".
«Ahora es muy fácil ser del City», le recuerda mi amigo Marc Aspinall a Danny, su hijo.
Le entiendo... Habrá vivido el año de los cien goles, el de los cien puntos, fourth in a row, la Champions, siete semifinales de la FA Cup... Ahora mismo el City, ya a nivel internacional incluso, tiene hinchas por todos lados. Yo me acuerdo de ir las primeras pretemporadas a jugar a Hong Kong, a Sudáfrica y jugábamos, no sé, con el Tottenham o contra el Arsenal. Y eran ellos los que llenaban la cancha. Del City había diez camisetas.
¿Estuvo en Estambul en la final de Champions ante el Inter?
No, no pude ir porque estaba trabajando, teníamos partido con la selección y no pude ir.
La pregunta del año es: ¿qué le pasa al City?
Es un año atípico, después de tantos años de un nivel extraordinario, miramos lo que está pasando en el ahora y nos olvidamos de todo lo que se logró desde el 2008-2009 que fue algo extraordinario. Y bueno, una temporada en donde está costando más de lo normal, por diferentes circunstancias, por una cuestión donde hubo lesiones de jugadores claves, que hizo que el equipo lo sintiera. Jugadores que están prácticamente llegando a un final de una etapa, donde ya Kevin dijo que deja el club, donde quizás sea el momento de pensar en entrar gente nueva. Yo creo que sería demasiado cruel decir que si el City no gana nada esta temporada, puede pasar, es un fracaso de año. De momento se puede clasificar para la Champions, tiene el Mundial de Clubes, y podría ganar la FA Cup o jugar la final, al menos por decirte una cosa, pero no es una cuestión de títulos. No podemos hablar de salvar la temporada como si fuera esto acá una crisis total, porque es que se vienen de lograr cosas que no se habían logrado jamás, no podemos olvidarnos de dónde se venía, a dónde estamos hoy, de los años gloriosos. Yo soy optimista que al final lo van a conseguir, se meterán en Champions, irán a Wembley, que es muy importante para los hinchas, es un día fantástico y bueno el Mundial de Clubes. Pero bueno, el City se merece un respeto enorme por lo que ha hecho los últimos años y se merece el derecho a tener una temporada no tan buena.
Se cumplen 20 años del Mundial que ganó con Argentina.
No, yo perdí la final del 2014.
Sí, vale, pero ganó el Sub20 en Holanda. Y conoció a Messi. ¿Cómo era?
Le conocí un poco antes porque organizaron un partido para él. Recuerdo que el seleccionador me llamo y me dijo: 'Va a venir un pibe que juega en Barcelona, hemos visto unos videos, pero España va detrás de él y hemos montado un partido para que debute'. No sabíamos nada de Leo, no le habíamos visto nunca, no le conocíamos, no era como ahora, era un pibe de 17 años, que acababa de debutar en el Barça. Vino y al primer entrenamiento nos mató a todos, no le podíamos parar y dijimos: '¡Eh, esto es increíble!' Él era callado, respetuoso, cuando había prensa y salíamos al bosquecito de Ezeiza a atender a los medios, se escondía detrás de los árboles, miraba todo el rato al suelo. Nosotros veíamos si jugaba a la Play... Bueno, intentamos ponerle fácil. Yo hablaba mucho con él para ver si necesitaba algo... Debutó, jugó 30 minutos, hizo un gol que reventó a cuatro y Argentina le descubrió. Con él gané ese Mundial, el oro en los JJ. OO. de Pekín y perdí la final del mundial de Brasil ante Alemania.
¿Es de los qué dice: «Yo jugué con Messi»?
Yo jugué con Messi y contra Messi, le disfruté y le sufrí, como compañero y como rival. ¡Le agradezco tantas cosas! Soy un afortunado. Antes se preguntaba quién era mejor Diego, CR7 o él... La de Diego no me la hagas... no acepto esa pregunta. A partir de ahí, Leo es el más grande.
¿Y Yamal?
Ojo con lo que está haciendo este crío con 17 años. Es muy muy bueno. No lo paras, eh. Ojo con Lamal, pero bueno, acaba de llegar.
¿Me explica lo de trabajar en Albania?
Porque me lo pidió Silvio. Tenemos muy buena relación, desayunábamos juntos cada día cuando coincidimos juntos en el City. Y ya sabes a Silvio, no le puedes negar nada. Fuimos a ver las instalaciones, estaban bien, se podía trabajar y aceptamos.
Hicieron historia, fueron por primera vez a una Eurocopa. ¿Cuál fue el premio?
Son gente muy hospitalaria, gente muy agradecida a nuestro trabajo. Ahora tenemos un reto, que es meternos en el Mundial. No es fácil, estamos en el grupo de Inglaterra, que lo normal es que queden primeros y nosotros jugarnos con Serbia, quedar segundos y tener una segunda oportunidad. Lo complicado es que tenemos que buscar a la gente por medio mundo porque son nietos o segunda generación de familias que emigraron a Francia, Alemania, en Italia hay muchos y Estados Unidos una colonia enorme.
Acabamos, ¿no le han dicho nunca que se parece a Rubiales?
Muchas veces. Al final, con aquello del beso y todo eso que pasó, claro, la cara de Rubiales estaba hasta en la sopa, primero noté que muchos me miraban, ¿es o no es? Yo me reía. Pero luego no me hizo tanta gracia porque iba a comentar partidos y ¡loco! Me sentía perseguido, y cuando salieron los audios con Piqué me puteaban directamente porque se creían que era él y me gritaban 'Tú, el amigo de Piqué' Y yo decía: '¿por qué yo por qué tengo que merecer esto?' Pero nos reíamos, al final yo me lo tomaba con risa.
La última, ¿con quién se iría de viaje mañana?
Con Christel. Le debo todas las horas que le robé durante años. Ha sido soporte, mi compañera, durante tanto tiempo... con ella, seguro.