D.E.P. zonas mixtas: queda tocado de muerte el último espacio de relación entre prensa y futbolistas

Múnich (Alemania).- A ver cómo puedo contar este tema para que no parezca (sólo) un problema "de periodistas". Hay un espacio junto a los vestuarios de los estadios, y cerca de la salida, que se denomina "zona mixta" porque es donde coinciden los futbolistas y la prensa. Es, prácticamente, el único momento de interacción real y cercana que hay con ellos en estos tiempos. Y parece que empieza a estar en vías de extinción.
En esta Eurocopa, UEFA ha decidido cambiarlas en varios estadios: el tradicional pasillo por el que pasaban todos los jugadores, más o menos enfadados o habladores, y donde podías charlar con ellos, es historia en muchos de ellos, como el Allianz Arena de Múnich. Ahora han colocado unos podios, con un micro, que sirven para que todo el mundo se organice... y que tengamos todos el mismo contenido. Salvo que pagues, claro: las televisiones con derechos todavía pueden funcionar, más o menos, como antes, aunque también les han hecho una versión más plural de estas declaraciones. En realidad, todos los estadios han favorecido que los medios que pagan tengan mucho mejor acceso a esta zona.
Entre dentro de lo lógico, claro, pero esto siempre ha sido más o menos así. En esta Eurocopa ha sido sensiblemente peor para los medios escritos, que no pueden ser broadcasters ni tiene sentido que paguen esos derechos, como las radios o las televisiones. Menos espacio para buscar temas diferentes, menos contacto con ellos (sólo pasan por allí los dos o tres que van a hacer declaraciones, cuando antes pasaba los dos equipos al completo) y, en fin, más dificultades para nosotros... y peor producto final para el lector, espectador, suscriptor u oyente. Pero ya volveremos sobre esto. De momento vamos a las "cosas de periodistas".
Las zonas mixtas eran el último reducto de una relación tormentosa entre ellos y nosotros. Se podían conseguir cosas, marcaban diferencias. Antes, (modo abuelo cebolleta on) era muchísimo más fácil. Para empezar podías volar en el mismo avión que ellos, algo que ahora mismo ya es impensable. En la temporada 2009-10 Pellegrini lo empezó a vetar en el Real Madrid y, la temporada siguiente, Mourinho terminó por cerrar definitivamente esa vía. El resto de clubes españoles se subieron enseguida a ese carro. Cerrojazo. Ya ni la Selección española, que fueron los últimos, pero que en 2014 también lo prohibieron.
Algunos compañeros todavía más viejos que yo, cuentan cómo antes podían acompañar a cada jugador al terminar cada entrenamiento y pedirles lo que fuera (subir a Raúl a un elefante, por ejemplo) para lo que hoy se conoce como "crear contenido", que antes era buscarte la vida con un tema lo más diferente posible, dentro de la actualidad, que fuera del gusto de tus lectores. Bueno, qué va, en realidad con que fuera del gusto de tu redactor jefe la verdad es que ya te iba bien...

Volviendo al tema: todos esos puntos de encuentro entre jugadores y futbolistas han ido desapareciendo, y sólo las zonas mixtas quedaban en estos grandes torneos como forma de diferenciarse, si te acompañaba el talento y la suerte necesaria para conseguirlo. Aquí viven en hoteles que parecen fortalezas, lógicamente rodeados de seguridad y con agendas que convierten en utopía la posibilidad de "hacerse el loco" y encontrártelos por ahí. Y no será porque no lo hayamos intentado. Por supuesto, si tú eres amigo de Kroos, o de Gavi, o de cualquiera, quedarás con él cuando te dé la gana y eso no lo puede evitar nadie, pero se trata de una misión más que complicada, precisamente porque todas las vías de interacción con ellos se están cortando radicalmente.
Los 'chocamanos'
Pero entonces, terminaban los partidos y aquello era precioso. El ecosistema zona mixta: las teles por un lado, las radios por otro, "lastrados" por tener que conseguir audio y vídeo. Y la prensa escrita, diseminada a lo largo de toda la sala con el objetivo de trincar alguna declaración exclusiva o algún enfoque diferente al del resto de compañeros (porque los suyos, entre otras cosas, ya los estaban escuchando en la redacción otros compañeros). Nos valía casi cualquier cosa que fuera "sólo nuestra". Con dos palabras que nos deslizasen, nos hacíamos una doble página (palabra de honor que es así). Y hasta con un gesto, o una mala cara. A veces hasta te reñían, si se te había ocurrido ponerle nota regular en un partido, o escrito algo que se salía de lo convencional. Tenía su encanto.
Había auténticos profesionales: los chocamanos, especialistas en saludar a los futbolistas como si fueran sus colegas, los brasas, que ahuyentaban a cualquiera por pura pesadez, los aguilillas, que se esperaban al final del todo desmarcándose de los demás, los Puyol, que si tenían claro que un jugador se te iba a parar, se te pegaban en marcaje individual, y se garantizaban el empate en el periódico del día siguiente. Alguno, aunque te había parasitado las declaraciones, luego ponía "en exclusiva" y se quedaba tan ancho. Claro que sí: la cosa era vender la moto.
El lado positivo: mucho más igualitario
Este tipo de zona mixta tan frustrante para el redactor, tiene un punto de coherencia: elimina el factor físico y es más igualitario. Para que me entiendan: se acaba el típico reportero de 1,95m y 100 kilos que, en el momento exacto, pasaba por encima de todos y le daba su teléfono al jugador para meterlo en directo, haciéndose el listo.
Aquí todos van a conseguir las mismas declaraciones. Iguales, eso sí, sin fantasía ninguna, pero los de 1,60 tendrán el mismo contenido que el jeta de casi dos metros abusón. Y esto, aunque lo contemos de forma desenfadada, tiene otra lectura: sigue habiendo una cantidad mucho menor de mujeres periodistas que de hombres en las zonas mixtas (y en toda la Eurocopa, en realidad). No digo que sea por esto, hay otras mil razones que merecen un estudio y una reflexión más profunda, pero sacar de la ecuación el factor de los empujones y codazos en las inevitables montoneras de periodistas (muy poco habituales ya, pero a veces sigue ocurriendo) es un avance.
El caso es que darnos cuenta de que las zonas mixtas, ya, tampoco iban a poder ser un recurso para el trabajo periodístico durante esta Eurocopa pues ha sido un bajón. Durante la final de la Champions UEFA ya lo probó, y debe estar muy satisfecha con el resultado porque parece que han venido para quedarse. Organizativamente es mucho más cómodo, eso es verdad, pero el contenido va a ser peor.
Para ser justos hay otros muchos estadios en los que se han mantenido como siempre: largas vías de zona mixta, como en Leipzig o en Berlín, o incluso mixtas como en Hamburgo, donde estaban las dos cosas: un pequeño paseo de zona mixta normal, y luego los podios para todos los demás. En cualquier caso siempre con un férreo marcaje para que pudieran hablar en la zona de medios con derechos. Casi siempre escogían ignorar el resto, claro.
Y eso, ahora sin bromas, es malo para nosotros, para nuestras redacciones... pero también para vosotros, los que leéis al otro lado y queréis una información diferente, o incluso un entretenimiento más original. Muchas veces este tipo de viajes merecían la pena por esos ratos, para explicar cosas que no se pueden ver por la tele durante los partidos. UEFA sabrá si quiere empeorar su producto, aunque lo cierto es que muy preocupados no parecen por esto...
Y lo mismo hasta resulta que tienen razón y es una evolución lógica: todas las profesiones cambian. De nuestro lado cae la responsabilidad de adaptarnos. Pero al menos nos sigue quedando el recurso de estas líneas para la nostalgia y la pataleta, que a ver si es del gusto de los redactores jefes y no nos piden demasiado, a partir de ahora, de las zonas mixtas.