GOLF

Alcohol, disfraces, peleas y espontáneos en el campo, el peculiar torneo de golf en Phoenix

Cada mes de febrero miles de aficionados viajan hasta la cita en Arizona.

Un aficionado bebe alcohol usando su zapatilla como recipiente./Reuters
Un aficionado bebe alcohol usando su zapatilla como recipiente. Reuters
Óscar Méndez

Óscar Méndez

Al igual que ocurrió la semana pasada, en esta conviven dos torneos importantes de golf. Por un lado, el circuito del LIV llegó a Las Vegas con motivo de la Super Bowl en una cita que terminó ayer y donde Jon Rahm solo pudo ser octavo. Por el otro, el tradicional PGA Tour viajó hasta Phoenix para vivir su fin de semana más dicharachero del año en un torneo que en los dos últimos años ha ganado Scottie Scheffler, número 1 del mundo.

El golf suele ser un deporte diferente al resto. Los jugadores reclaman silencio para efectuar sus golpes, tanto cortos como de larga distancia. Suele ser un deporte muy respetuoso, de larga tradición y en el que nada se sale del orden establecido. Eso no ocurre en Phoenix, un campo en el que los aficionados se parecen mucho más a los que se pueden dar cita en un campo de fútbol.

Y este año no ha sido una excepción. Desde el primer día, muchos fueron los seguidores que asistieron al TPC Scottsdale completamente disfrazados. Al más puro estilo Ryder Cup, la gente que se agolpa en las gradas sabe que puede salirse de los formalismos habituales que se dan en una cita de este calibre. La imaginación de los asistentes es inmensa.

Otra de las señas de identidad del torneo es la presencia de alcohol. Es tradición que vuelen cervezas por el aire cuando uno de los jugadores consigue un hoyo en 1. Los mismos lo viven con entusiasmo y se empapan de la fiesta que hay a su alrededor, aunque hay veces que el exceso en la ingesta puede provocar altercados desagradables, algo que ocurrió ayer.

La policía tuvo que intervenir en varias ocasiones en las que se estaban produciendo peleas en distintas partes del campo. Muchos aficionados fueron expulsados e incluso se tuvo que tomar la decisión, durante un tiempo, de prohibir la venta de bebidas alcohólicas en los distintos bares del recinto para que la situación no fuese a más y la gente se comportara mejor. Muchos llegaron a cantar "we want beer" (queremos cerveza) para que se volviese a servir la famosa bebida.

Un aficionado incluso fue todavía más lejos y saltó al campo en el hoyo 16 mientras dos jugadores se encontraban en el green. El hincha, desprovisto de camiseta, corrió unas decenas de metros para saltar al búnker, dar una voltereta y hacer el típico ángel que se realiza en la nieve. También fue detenido posteriormente en un torneo que hoy celebra su último día.