GOLF

Una mujer de Zamora al mando del campo de golf de la Ryder Cup: "Al principio era todo un desastre"

Lara Arias es la encargada de cuidar el Marco Simone, sede del enfrentamiento entre Europa y Estados Unidos.

Lara Arias y su perra Ryder, en el Marco Simone. /Cedida
Lara Arias y su perra Ryder, en el Marco Simone. Cedida
Óscar Méndez

Óscar Méndez

No queda nada para que arranque la próxima edición de la Ryder Cup, un evento que trasciende el golf e incluso al deporte. Una competición que se disputa cada dos años y que enfrenta a los mejores jugadores de Europa y Estados Unidos durante tres días. La sede de cada edición es alterna, disputándose en suelo norteamericano o continental. En 2023 será el campo Marco Simone de Roma el que albergue un evento que contará con la presencia de Jon Rahm como baza nacional. Pero no será el único español que tenga una presencia capital en la Ryder de 2023. Lara Arias tiene mucho que decir. ¿Quién es?

Esta zamorana es, desde 2020, la Superintendente del remodelado campo italiano, esto es, la persona encargada del mantenimiento y cuidado de la que será sede del duelo entre Estados Unidos y Europa. Y su trabajo no ha sido sencillo desde su llegada. "Al principio era un desastre, sobre todo porque te encuentras un campo en construcción, que supone un gran reto porque dependes, entre otras cosas, de que una lluvia fuerte no te ocasione problemas durante el periodo de siembra y tengas que repetir el proceso", apunta Arias. Pero no solo lo específico de su profesión resultó un desafío al principio.

"Al principio fue un gran reto, también porque el sector del golf en Italia todavía está por desarrollar y no tenían claro el tema del mantenimiento, cuánto se necesita, qué equipo es necesario… La inversión es muy importante en recursos y personal. No eran conscientes y nuestro trabajo era sacar adelante el campo y, además, explicarle a la propiedad todo lo que era necesario alrededor de ese cuidado", explica la zamorana.

Arias, en el Marco Simone.  Cedida
Arias, en el Marco Simone. Cedida

Ingeniera forestal, su acercamiento al mundo del golf llegó de casualidad. "Fue durante una cena en León con el jugador Mario Chousa. Yo estaba preocupada por mi futuro porque no veía salidas y él fue la persona que me sugirió que me especializase en campos de golf porque había mucha salida. La primera vez que pisé uno fue toda una novedad, porque yo nunca había jugado, mi familia no tenía experiencia… Siempre nos habíamos dedicado a la agricultura y en temas deportivos yo era atleta, no golfista", explica.

Y su amor por este deporte fue todo un flechazo. Tras completar un curso especializado en césped deportivo, se marchó 18 meses a Estados Unidos para completar su formación, tanto teórica como práctica. "O te vas allí o te vas a Inglaterra o Escocia. Si quieres un buen puesto en cualquier parte del mundo necesitas esa formación. Y es dura, la primera semana que llegué allí trabajé 90 horas", asegura.

La Ryder Cup no le pilla por sorpresa. Ya formó parte, junto a su pareja Alejandro Reyes, que era Superintendente, del equipo que trabajó en Le Golf National de París, sede del torneo en 2018 y que concluyó con una contundente victoria del conjunto europeo. Ahora, en Roma, tocaba empezar casi de cero, algo que no le ha afectado en absoluto. "Estoy llevando muy bien la presión estos tres años porque me he centrado tantísimo en el campo que no me he puesto a pensar en cosas del exterior. Había muchísimo trabajo con tres Open de Italia y una Ryder que yo tenía muy claro el objetivo final", reconoce Arias.

Una compañía muy especial

A lo largo de estos años, la zamorana ha trabajado con un equipo de entre 20 y 25 personas a sus órdenes, con los que ha encajado a las mil maravillas. Además, ha tenido la especial compañía de su perra Ryder, que ha sido una más en la gestación del campo desde 2020. "La perra es una más del campo y del equipo europeo. Ha sido pieza clave en la preparación. El primer año me pasaba 12 años en el campo con ella. Es la alegría del equipo, de los socios… El capitán americano no se sabe nuestro nombre pero sí el de la perra", comenta la Superintendente.

Lara Arias y Alejandro Reyes, en un Marco Simone sin césped.  Cedida
Lara Arias y Alejandro Reyes, en un Marco Simone sin césped. Cedida

Lara es una trabajadora que rompe un poco el estereotipo que todavía tiene el golf, uno de los deportes que más respetan la historia y las tradiciones. Sin embargo, gracias a su esfuerzo y dedicación ha sabido ganarse el respeto de todos. "El sector del golf siempre ha sido muy machista y masculino, pero cada vez hay más mujeres en campos a un nivel muy alto que están haciendo un gran trabajo. Nosotras queremos que se nos valore, que no se nos aparte solo por el hecho de ser mujeres porque estamos demostrando que podamos tirar de un campo de golf siendo mujeres e incluso estando embarazadas, como es mi caso", comenta sonriendo, y es que la Ryder Cup le pilla con seis meses de gestación.

Ese respeto ya se lo ha ganado con creces a pequeña escala en el propio Marco Simone. Allí, los jugadores que acuden todas las semanas a completar el campo están encantados con las condiciones que presenta en la actualidad, y eso es con lo que se queda la zamorana. "Cuando yo llegué ellos no tenían campo, pero me han visto trabajar día a día y han sabido valorarme. Muchos al principio seguro que tenían dudas, pero yo no he tenido que hablar, sino que ha sido mi trabajo. Los socios me quieren mucho y es por eso, por mi trabajo", apunta.

A poco más de una semana para que arranque la próxima Ryder Cup, el campo romano tiene un nivel "muy alto", y eso es en buena parte gracias a la aportación, cuidado y cariño que le ha dado Lara Arias y su equipo de trabajo en los últimos tres años. Si Europa llega con opciones de conquistar esta edición, ella también tendrá buena parte de la culpa. Está llamada a ser la jugadora nº 13 del conjunto continental.