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El no parar de Víctor García Broto: clasificado en la previa y al que una bola perdida le quita el liderato del Open de España

El catalán fue la gran sensación del primer día del torneo.

Víctor García Broto, hoy. /Acciona Open
Víctor García Broto, hoy. Acciona Open
Óscar Méndez

Óscar Méndez

Las últimas semanas de Víctor García Broto han sido un no parar. Todo comenzó a finales de septiembre, pocos días antes de que arrancase la Ryder Cup en Roma, cuando el jugador catalán se presentó en Madrid para disputar la previa del Open de España. No era tarea sencilla clasificarse para el torneo que acoge el Club de Campo Villa de Madrid. Apenas había dos plazas para los 93 jugadores profesionales que se presentaron a jugar, pero él logró una de ellas de manera brillante.

Estaba ante una de sus grandes oportunidades para brillar y necesitaba ayuda. El jugador del RCG El Prat pidió al profesional Eduardo de la Riva que le asistiese como caddie. La estampa normal sería al revés, con García Broto llevando la bolsa durante los 18 años, pero de la Riva aceptó. "Me lo pidieron y no tenía nada mejor que hacer, así que acepté", bromeaba tras la primera jornada.

De la Riva es un veterano jugador que hace justo una década vivió su mejor momento como profesional. En 2013 cumplió su sueño de participar en el Abierto Británico, pero es que su actuación en aquella edición fue majestuosa, con un 15º puesto que le convierte, todavía, en el mejor debutante español en un Major. Fue su única participación, pero fue por todo lo alto. Hoy, diez años después, está haciendo de caddie del que ya es una de las sensaciones del torneo.

Porque la tensión se le notó a García Broto en el primer hoyo, cuando firmó un bogey que no hacía presagiar una buena vuelta. Error. Cerró los primeros nueve hoyos con cuatro birdies que rápidamente le situaron entre los primeros clasificados y sumó otros cuatro consecutivos entre en 13 y el 16 para situarse líder en solitario a falta de dos hoyos. Y ahí se le cruzó el campo sin explicación alguna.

En el par 3 del 17 lanzó su bola un poco desviada hacia la derecha, tocó un árbol y cayó fuera de la calle.Al llegar al lugar, la bola no estaba. Había desaparecido y por más que buscaron, no la encontraron. Tuvieron que volver a salir desde el tee para firmar un bogey y cerrar su vuelta con un sobresaliente -5 que, sin embargo, dejó ese mal sabor de boca a la pareja. "No sé que ha pasado", repetían jugador y caddie tras entregar su tarjeta. Lo que sí sabían es que por el momento, eran terceros en la clasificación y habían firmado una mejor jornada que el mismísimo Jon Rahm.