Jon Rahm no fichó por el LIV Golf solo por los millones de Arabia: las estadísticas muestran un dominio aplastante sobre el resto

Mucho se ha dicho y escrito sobre Jon Rahm en los últimos 14 meses. En diciembre de 2023 fichó por el LIV Golf y ahí aparecieron una catarata de críticas por su movimiento hacia el circuito promovido por Arabia Saudí, que le pagó 550 millones por un contrato de cinco temporadas. Sus apariciones en los Majors el año pasado fueron discretas, aunque pudo acabar séptimo en el Open Británico. Donde si ganó fue en el propio LIV, sobre todo gracias a su regularidad.

El de Barrika se ha convertido en uno de los jugadores más sólidos desde que es profesional. Aunque en algunas épocas ha tenido problemas con su juego cerca del hoyo, siempre ha demostrado ser uno de los mejores de tee a green. Eso le llevó a conquistar un US Open y un Masters de Augusta y a afirmar, pese a sus números en los cuatro grandes, que el 2024 fue un buen año de golf para él. Y las estadísticas le dan la razón.

Rahm apenas disputó tres torneos del DP World Tour el pasado año, en parte por el calendario del LIV y en parte por su enfado por las sanciones impuestas por el circuito europeo y que todavía se encuentran en los tribunales. En esas tres citas terminó en unas notables segunda, séptima y sexta posición, algo que también se ha repetido en el circuito saudí en las 14 pruebas que ha disputado hasta la fecha.

El jugador vasco salió campeón en su primera campaña en el LIV gracias a su regularidad. Nunca se bajó del top 10 en ningún torneo y en el 70% de los mismos acabó entre los cinco mejores. Su excelso final de curso le permitió adelantar a Joaquín Niemann en la clasificación individual en 2024 y en la primera cita del presente año, celebrada la semana pasada en Arabia Saudí, acabó en un sobresaliente segundo puesto.

Más allá de unos números clasificatorios prácticamente imposibles de replicar, el gran dominio de Rahm se ve en las estadísticas avanzadas. El golf, al igual que ocurre en muchos deportes, se abraza a numerosas métricas para explicar cómo de bien está jugando un golfista, y la más empleada es la denominada strokes gained. ¿En qué consiste? A la puntuación que se consigue en cada ronda de un torneo se le resta el promedio alcanzado por todos los golfistas que jugaron esa ronda. Es decir, que un jugador con un valor positivo de golpes ganados en una ronda rindió mejor que la media de participantes.

En el LIV Golf, Rahm acumula un baremo de +2,42 sobre el resto de jugadores, unos números a los que nadie se puede acercar y que ponen en valor su elevadísimo nivel de juego. El siguiente en dicha clasificación es su compañero de equipo Tyreell Hatton, que suma +1,93, mientras que completa el podio el chileno Niemann con +1,24, más de un punto de diferencia respecto a Rahm. Otras estrellas como Brooks Koepka, Cameron Smith o Bryson DeChambeau, todavía están más lejos.

Su prometedor inicio de año le hace ser optimista para los desafíos que tiene en 2025. Además de los cuatro Majors, donde espera estar compitiendo por la victoria, Rahm quiere liderar al equipo europeo en la próxima Ryder Cup que se celebrará en septiembre en Estados Unidos. Recientemente confesó que mantiene contacto estrecho con el capitán Luke Donald, que deberá elegirlo personalmente para formar parte del conjunto del Viejo Continente, ya que parece muy complicado que pueda ser uno de los seis jugadores que se gane un sitio por los puntos acumulados.

¿Cómo es posible que Rahm viva esa situación si está jugando tan bien? El LIV Golf no otorga puntos a los jugadores, que solo los suman a través de los torneos del PGA Tour, el DP World Tour u otros circuitos menores como el asiático, además de los grandes. De hecho, el de Barrika ha pasado del tercer puesto en el ranking mundial cuando firmó por el circuito saudí al 49º que ocupa actualmente.