GOLF

Jon Rahm y el LIV Golf desatan la locura en Valderrama entre cerveza, reguetón y jolgorio

Miles de personas abarrotan el campo de Sotogrande para ver al vasco y a Sergio García.

Unas niñas, vestidas de flamencas, viendo a Rahm. /RELEVO
Unas niñas, vestidas de flamencas, viendo a Rahm. RELEVO
Óscar Méndez

Óscar Méndez

Valderrama. - Miles de personas se dieron cita en el campo ubicado en Sotogrande para ver a algunos de los mejores jugadores del mundo. Bryson DeChambeau, Brooks Koepka o el icónico Ian Poulter recibieron muchos aplausos, pero casi el 90% de espectadores se concentraba en tee de salida del hoyo 1. Allí esperaban a Jon Rahm y Sergio García bajo un sol abrasador. La hora de salida en todo el campo era las 13:15 y el calor era incesante.

La organización del LIV Golf seleccionó a los dos principales reclamos del torneo para que jugasen juntos el primer día. Junto a ellos estaba un casi 'invisible' Richard Bland. El recibimiento a los dos jugadores nacionales fue estruendoso, como el torneo, cuyo lema es 'Golf, but louder' (Golf, pero más alto), algo que encaja a la perfección. Porque si algo ha introducido el LIV es el ruido durante las poco más de cuatro horas que dura cada día de competición.

El golf siempre ha sido un deporte en el que el silencio ha sido capital. En el circuito saudí lo sigue siendo, pero menos. La música de reguetón suena por los altavoces de todo el campo, consiguiendo que la gente se lo pase bien. Es cierto que no suena a un volumen atronador, pero sí lo suficiente como para despistar a los jugadores, que no se quejan.

Sí que se pudo ver a Rahm reclamando a los espectadores que guardasen silencio antes de efectuar algunos golpes, sobre todo cerca de green. Ciertamente, llamaba la atención como pedía que los aficionados no murmurasen a unos metros de donde se encontraba mientras sonaba el último éxito de Maluma en los altavoces. Así es el nuevo golf que ha llegado desde Arabia Saudí, aunque al de Barrika se le vio encantado con el público, con el que chocaba la mano siempre que podía.

Por lo demás, el campo se convirtió en un resort que vivía a dos velocidades en esta primera jornada. El 90% del público, o más, seguía hoyo a hoyo el encuentro en el que estaban los dos españoles junto a Bland.El resto se había posicionado estratégicamente a la sombra en algún green para ver desfilar a los 52 jugadores. Porque el calor apretaba y mucho. Por eso se hizo indispensable el consumo masivo de agua y cerveza y era muy complicado ver dos manos vacías sin un vaso en alguna de ellas.

El concepto que tiene el LIV aúna deporte y jolgorio. Los jugadores, y así lo repiten hasta la saciedad, están aquí para competir, no de vacaciones, pero la organización también quiere que el público se divierta. De ahí este novedoso formato de que jueguen todos a la vez y la jornada no se alargue mucho más de las cuatro horas. Como diría Toteking, "lo buen, si breve, te deja con ganas". Rahm. Sergio García y el LIV han conseguido que se desate la locura en Valderrama.