Bajonazo de Jon Rahm: cierra el primer día en la 47ª posición tras una gran remontada final

Se las prometía muy felices Jon Rahm antes del PGA Championship. Pese a su discreta actuación en el último Masters de Augusta, donde defendía título y apenas pudo terminar en el puesto 45 de la clasificación final, sus buenas participaciones en los diferentes torneos del LIV Golf esta temporada le hacían ser optimista. "No creo que mi juego tenga ningún problema, claramente no jugué bien en Augusta, pero hasta ahora no he salido del top-10", reflexionaba en la previa.

Sin embargo, todo lo que podía salir mal, salió mal. Desde el primer hoyo, donde salvó el par de milagro. A partir de ahí llegó la crisis. Bogey en el 2, bogey en el 4, bogey en el 5 y bogey en el 6. No le salía nada. Ni conectaba buenos golpes desde el tee, ni sus approaches eran efectivos ni cerca del hoyo se mostraba fino. La situación era dramática y todas sus opciones de triunfo habían desaparecido en apenas hora y media.

Para colmo, la lluvia hizo acto de presencia en Valhalla Club, lo que dificultaba la situación todavía más, sobre todo por el viento presente en el campo. Rahm no disimula cuando no le están saliendo las cosas y su gestualidad era la cara visible de su juego: constantes lamentos, gestos de no entender qué estaba pasando y algún que otro improperio. El objetivo ya era solo darse una oportunidad de poder pasar el corte este viernes.

Todo eso se sumaba a que el de Barrika sabía de antemano que necesitaría una gran jornada para estar entre los mejores. En el turno anterior, Xander Schauffele, uno de los favoritos, había firmado una tarjeta de -9 que le convertía en líder sólido. Por detrás, otros nombres relevantes habían hecho un gran debut. Mcilroy (-5), Koepka (-4), DeChambeau y Hovland (-3) ya descansaban en el hotel. Scheffler, número 1 del mundo y vigente ganador en Augusta, también había empezado como un tiro.

Levantó mínimamente el vuelo el español en el hoyo 7, uno de los pares 5 del campo de Kentucky y que es ideal para hacer birdies. Podía ser un punto de inflexión, pero eso se vería en los siguientes tres, que también podía aprovechar para bajar su tarjeta. En el primero rozó el birdie, pero se conformó con el par, mismo resultado que en el segundo. En el 10 sí que firmó un buen birdie para dejar su tarjeta en -2. Llovía algo menos, pero necesitaba un gran final de jornada.

Y lo hizo. Mejoró su juego, sobre todo de tee a green, que había sido desastroso en los primeros nueve hoyos de recorrido. Y ahí se dio oportunidades de ir recortándole golpes al campo, algo que consiguió con cuatro birdies en los últimos seis hoyos. Su primer día, discreto, se cerró con 70 golpes para quedarse uno por debajo del par del campo y en el puesto 47, dándose muchas oportunidades de pasar el corte este viernes. Eso sí, las opciones de vencer en Valhalla son ya remotas.