Jon Rahm se queda sin magia y vive un día negro: "Pocas veces me ha pasado en mi carrera"

Cinco minutos después de finalizar su vuelta, Jon Rahm no encontraba explicación alguna a lo que había sucedido durante las cuatro horas y media previas. "Pocas veces me ha pasado en mi carrera que tire tantos buenos putts y no entre ninguno. Es golf y a ver si el resto de la semana se iguala un poco el tema", se lamentaba el vasco antes de añadir que de cara al sábado debe mejorar "todo" en su juego.

Eso sí, el número tres del mundo no baja los brazos y todavía quiere pelear por llevarse un triunfo del que ahora mismo está separado por ocho golpes del líder Matthieu Pavon, el francés con pasado bético en su familia y que ya fue segundo en la edición de 2022. "El planteamiento sigue siendo ganar. Se puede recortar fácilmente si el tiempo empeora, el campo no se pone muy blando... Lo que me ha pasado a mí hoy le puede pasar a cualquiera", apuntó antes de explicar cuál puede ser uno de sus mayores errores aquí. "Igual he empezado a intentar hacer demasiado en lugar de lo que puedo".

La presión genera tensión que, muchas veces, se impone al talento. Eso ha podido pasarle a Jon Rahm este viernes en el Club de Campo Villa de Madrid, un campo que se conoce al dedillo y donde acostumbra a firmar grandes vueltas. No fue el caso de la de esta tarde, donde el de Barrika apenas pudo conseguir un +1 en su tarjeta particular

Empezó enredado el día para el vigente campeón, que no tuvo acierto desde el tee en el hoyo 1 y mandó la bola lejos de la calle. Ahí ya se le veía con gesto serio, posiblemente abrumado por la cantidad de espectadores y cámaras que sabía que le iban a seguir. Incluso tuvo algunas palabras para los reporteros sobre dónde y cómo colocarse para tratar de interferir lo menos posible. Salió de ese hoyo inicial con bogey.

No lo corrigió hasta el par cinco del hoyo ocho, cuando se puso al par del campo en el día, un resultado que lo alejaba de los primeros clasificados pero que podía suponer un punto de inflexión para él. En el pequeño camino que hay entre el hoyo nueve y el diez se le vio serio, concentrado y pensativo mientras la muchedumbre jaleaba su nombre. Quedaba mucho trabajo por delante y tenía que mejorar para no obligarse a una remontada el fin de semana.

Pero al igual que le ocurrió el día anterior, Rahm no estaba fino putteando. Tuvo unas cuantas opciones de birdie ya en el green y apenas las pudo aprovechar. A veces se quedaba corto y a veces se iba por uno de los dos lados del agujero, pero lo cierto es que ahí se estaba dejando muchas opciones. El claro ejemplo es lo que le ocurrió en el undécimo hoyo, cuando necesitó tres putts para embocar la pelota y acumular otro bogey.

La gestualidad de un jugador muchas veces explica más que cien palabras. Y la del vasco era inequívoca en el Club de Campo, con lamentos constantes y quejas hacia sí mismo tras un mal golpe. En el tramo final del recorrido no logró firmar ningún birdie que le devolviese al par del campo en lo que, sin duda, ya es una tarjeta muy pobre que le exigirá mucho el fin de semana.

Mejor le fueron las cosas a muchos de los jugadores que en este viernes les tocó salir al campo en el primer turno. Como reconocía tras su vuelta el español Alejandro del Rey, "los greenes estaban perfectos", y de eso se aprovecharon muchos golfistas para dar un salto en la clasificación. Uno de ellos, sin duda, fue Justin Rose, que llegaba a Madrid como uno de los favoritos y que el jueves solo pudo igualar el par del campo. Hoy firmó un notable -4 que le hizo estar más feliz.

También brillaron el francés Matthieu Pavon, que al igual que ocurrió un día antes se va a ir a la cama como líder en solitario, el indio Sharma o el neerlandés Besseling. Entre los españoles, destacó principalmente en veterano Alfredo García-Heredia, que en el Club de Campo siempre es capaz de sacar su mejor juego y finalizó su recorrido con un sobresaliente -7. Mañana será el turno de conocer quiénes serán los candidatos al título... y ojo que ya se esperan precipitaciones en la capital.