RYDER CUP

Jon Rahm lidera a una Europa desatada en el inicio de la Ryder Cup

El equipo del Viejo Continente se impuso en los cuatro foursomes que inauguraron el torneo.

Jon Rahm celebra el primer punto para Europa este viernes. /Reuters
Jon Rahm celebra el primer punto para Europa este viernes. Reuters
Óscar Méndez

Óscar Méndez

Roma. - Arrancó la Ryder Cup con fuerza y lo hizo con los dos mejores jugadores del año golpeando primero. Abrió Scottie Scheffler, número 1 del mundo, y replicó Jon Rahm en un primer hoyo que terminó en tablas y en el que ambos equipos pudieron llevárselo. Porque en el foursome no sólo vale ser el mejor jugador, es necesaria una química especial con tu compañero.

En el segundo hoyo del día tuvo Burns la opción de poner por delante a los norteamericanos casi al mismo tiempo que resonaba el Marco Simone con el increíble putter inicial de Viktor Hovland con el que se adelantaba junto al rookie Aberg frente a Max Homa y Bryan Harman. Inició para meter presión a los favoritos. Y todavía fue mayor cuando Rahm se sacó un putt mágico en su tercer hoyo de la jornada para ponerse momentáneamente 1-0 en su encuentro. Puño en alto y aplauso del respetable. Quedaba prácticamente todo por jugar, pero es siempre mejor ir por delante y Europa ya dominaba dos partidos de los tres que habían arrancado. Rahm puso dos hoyos de ventaja en el quinto, esta vez gracias a la gran colaboración de Hatton. En este momento ya estaban los cuatro partidos de la mañana en marcha y ya solo el del español estaba desnivelado.

El primer gran, gran rugido en Roma lo protagonizó el León de Barrika en hoyo 7, un exigente par 3 cuesta abajo que a punto estuvo de resolver en un solo golpe. Su salida desde el tee golpeó el palo de la bandera y se quedó a escasos centímetros de entrar. El público comenzó a corear su apodo de "Rahmbo" por todo el recinto. Ahí Europa ganaba los cuatro partidos, pero seguía quedando una barbaridad por delante con Rahm, Lowry, Hovland y el dúo McIlroy-Fleetwood dándolo todo.

Shane Lowry, hoy.  AFP
Shane Lowry, hoy. AFP

En un deporte tan de precisión como el golf, la suerte juega un papel importante. Quedarte en la calle en lugar de dejar la pelota en un rough altísimo apenas a dos metros o que algo pare una bola descontrolada, como le ocurrió a Rahm en el 10, cuando el hoyo parecía completamente perdido y el palo de la bandera le ayudó para dejarlo en tablas. Una fortuna de la que ya se habían beneficiado Lowry y Aberg anteriormente y que parecía esquivar a los estadounidenses, como se vio en la corbata que le hizo la pelota a Schauffele en el hoyo 15 y que a la postre fue clave para decantar ese encuentro.

Y llegado al ecuador del campo para todas las parejas, la diferencia era enorme entre los equipo. Cuatro, tres, tres y un hoyo de ventaja, con varios de los europeos jugando a su mejor nivel en meses. Se las prometían muy felices los de Luke Donald en la soleada jornada matinal en Roma.

La Ryder tiene algunas cosas incontrolables. Una es que los partidos pueden no completar los 18 hoyos. Ocurrió en todos hoy, con los dos primeros acabando en el 15 y los dos siguientes en el 17. Otra, va unida a las expectativas. A priori, el duelo que enfrentaba a Mcilroy/Fleetwood con Cantlay/Schauffele parecía el más atractivo de la mañana y posiblemente fue el más pobre en cuanto nivel de juego. Poco importa. Lo único que vale es sumar puntos.

Y ahí Europa comenzó de manera imparable casi desde el tee del hoyo 1. Tres partidos los dominó de manera clara, sin sufrir apenas y empapándose del calor de los aficionados. El último, el mencionado en el párrafo anterior, fue el único algo igualado de esta primera mañana en el Marco Simone. Por ahora, 4-0 para el Viejo Continente en un inicio que ni ellos mismos habían soñado. Pero esto es golf y queda mucho.