La carta contra Eufemiano por el dopaje que quebró el atletismo español: "Dijeron que era anticonstitucional, excusas baratas"
El doctor Fuentes sigue de actualidad, pero ya en los años 80 su nombre se relacionaba con el escándalo en el atletismo. Los que vivieron la época no creen que hubiese dopaje de estado.

Eufemiano Fuentes es una presencia espectral que entra y sale de escena en el deporte español. Cuando se acercan los Juegos Olímpicos y otras fechas señaladas amenaza con contar todo lo que sabe, deja algunos nombres, asegura que vale más por lo que calla que por lo que dice. Esta semana se ha vuelto a repetir, un documental de la cadena alemana ARD, una de las emisoras que más en serio se ha tomado la investigación sobre casos de dopaje, ha lanzado unos minutos de una conversación con él de 2021.
En ella habla de dopaje de Estado de cara a Barcelona 1992 e involucra a Cayetano Cornet, jefe de la delegación española para los juegos y exatleta. Como suele pasar en estos casos, ha habido una reacción airada del COE y también la refutación de todo lo dicho por parte de Javier Gómez Navarro, en aquel tiempo secretario de estado para el Deporte, en una entrevista para el diario ABC.
Fuentes cayó en desgracia en los 90, asociado para siempre con el ciclismo y el dopaje, pero su relación con el atletismo también merece ser contada. En realidad, su historia es también la del dopaje español en un tiempo en el que el dopaje era tratado con algo de ingenuidad y desconocimiento. Cuestiones que Eufemiano, un ginecólogo canario, aprovechó para convertirse en un gran gurú con pies de barro.
Martí Perarnau es hoy un escritor de fútbol del máximo nivel, antes llevó la comunicación de entidades importantes, incluso de los Juegos Olímpicos de Barcelona, y antes de eso todavía fue saltador de atleta de nivel olímpico con presencia en Moscú 1980. Aporta contexto para entender cómo llegó el dopaje a España, años después de que todo haya empezado tanto en Europa del este como en Estados Unidos.
"A partir del año 81, 82 hay no rumores, sino comentarios abundantísimos. En el fondo lo que ocurre es que España llega tarde al dopaje, más tarde que los países del entorno como Francia, Alemania, Italia, Gran Bretaña etcétera, y Eufemiano es uno de los personajes en el atletismo, como muchos otros, y en las pistas todo el mundo se conoce, todo el mundo conoce el rendimiento de unos y de otros, si tu ves a un atleta o a una atleta que hace unas determinadas marcas y al cabo de un año o de dos consigue unos resultados inesperados que 40 años después siguen siendo récord de España… pues blanco y en botella. No todos, hay atletas cuyas marcas perviven que me merecen toda confianza, pero otros no".
Un poco más tarde, en 1985, un curioso artículo de El País explicaba quién era Eufemiano Fuentes. Es un reportaje extenso y que, visto con los ojos de hoy, tiene algo de escandaloso. En el primer párrafo ya se ven frases como que a los atletas "se les administran determinados fármacos, generalmente por vía intravenosa, que no dan positivo en los controles antidoping y que les permiten soportar mayores cargas de entrenamiento". El enfoque del mismo tiene un punto de ingenuidad. El autor del tema, Juan Mora, explica 39 años después cómo llegó a aquel tema.
"Era un mirar a otro lado, se sabía lo que había pero mejor no tirar de la manta, tampoco se consideraba un pecado gravísimo, porque no se era consciente de que esos abusos podían llevar incluso a la muerte. Hubo un antes y un después de Ben Johnson, que fue cuando Samaranch dijo que hasta ahí habíamos llegado, se creó la Agencia Mundial, se tuvo conciencia de lo que hacía la EPO, que mató a 11 ciclistas holandeses mientras dormían… fueron todos esos sucesos los que despertaron la conciencia de que nos estábamos pasando", explica Mora.

¿Quién es Eufemiano?
Eufemiano, que llegó al deporte español a principios de los 80, en el año 85 era considerado casi el revolucionario de la preparación física. Pero las sospechas existían, no todos los atletas y dirigentes aceptaban sin más este cambio de época. El capitán de la selección en aquellos días era Javier Moracho, un gran vallista y uno de los mejores atletas españoles de su tiempo. En su memoria está el inicio de aquella relación.
"Ya desde que lo nombraron médico de la selección fue un problema. Nosotros viajábamos sin médico y sin nada, porque no había presupuesto. El presidente de entonces, que era Juan Manuel de Hoz me dijo 'Oye Moracho, tengo que darte una buena noticia, a partir de ahora vamos a llevar médico' yo le pregunté quién y me dijo que Eufemiano Fuentes. Este era ginecólogo, joder, no sé, no es… y ahí empezamos a ir mal".
Juan Mora describe al Fuentes de la época. "Era una persona entrañable, se hacía querer. Con su acento canario, era un tipo simpático, muy hablador, te engatusaba y te llegaba a convencer de sus argumentos. Se empezaba a hablar de que había un médico en la residencia Blume de Madrid, donde estaban todos los deportistas de élite, que hacían cola delante de su puerta y fue cuando dije '¿quién será este hombre?' A través de amigos nos pusimos en contacto".
Ese tipo entrañable capaz de engatusar a cualquiera, una definición en la que coinciden muchos de los que le han tratado, se preparó a conciencia para ser el médico del dopaje en España. "Era un astro, entre comillas, en su especialidad. Él se iba mucho a Polonia, a Hungría, a la República Checa, a contactar con médicos. Aprendía todos esos sistemas, se los conseguía a base de, a lo mejor, llevarles unas cámaras fotográficas, que eran muy preciadas… había artículos que para esos médicos que eran muy golosos, les llevaba obsequios a cambio de información. Luego aprendió mucho de un médico checoslovaco y argentino que era Guillermo Laich y entró en contacto con Michel Ferrari", cuenta Mora.
Los nombres de la lista son rotundos. En los países del este, especialmente en la RDA, se ha demostrado el dopaje de estado, los resultados de la Alemania oriental en el atletismo así lo prueban.
Moracho explica lo que era la RDA y su atletismo en ese momento: "Era gente que no salía, a los que ganabas habitualmente, casi no salían de su país. Luego te lo han dicho atletas que estaban metidos, que aquello era doping de estado, o hacías esto o no tenías privilegios en ese tipo de países. Me lo han contado ellos".
Ese fue el lugar al que Eufemiano fue a aprender.
"Luego de vez en cuando montaba alguna, dejaba caer cosas, le gustaba un poco ser revoltoso y crear confusión, explica el periodista. "El problema no era solo el atletismo, había más deportes que llevaba Eufemiano", recuerda Moracho.
Todo este caldo de cultivo, en este caso en el atletismo, terminó por estallar en 1987. Habían terminado los Mundiales en Roma y la delegación española volvía junta en un avión. Moracho, el capitán, y José María Odriozola, un directivo que pronto sería presidente, dan un paso por la limpieza del deporte. Hay una carta que quieren que firmen los atletas.
"La carta esa la la movimos Odriozola y yo. La preparó él y la pasé yo, pidiendo controles por sorpresa en los domicilios de los atletas. El objetivo era ese, una forma más de seguir a gente que quizá estaba haciendo cosas que no debía. Fuimos pioneros, fuimos los propios deportistas los que pedimos más controles".
"Huba una situación muy tensa. Yo iba en los asientos de delante, había pasado la carta esta. Acabamos divididos los de Eufemiano y Pascua [Pascua Piqueras, un entrenador también asociado al dopaje] y el resto. En el avión veníamos de Roma y uno de mis compañeros me dijo 'este te quiere sacar de capitán' yo pensé que por eso tampoco te pagan más. Luego no se atrevieron a mover nada", cuenta Moracho.
Una cosa importante sobre esta carta por los hechos recientes: Moracho recuerda que Cayetano Cornet, uno de los disparados en esta ocasión por Eufemiano, sí firmó la misiva. "Cayete firmó cuando la pasé, alguno me dijo que era anticonstitucional, bah, excusas baratas. A mi que me sigan haciendo más controles, si no tomo nada, pues no tengo nada que ocultar. A mí me da igual que vayan a mi casa y que me hagan otro control", explica.
El tema que sobrevuela todo lo que dice Eufemiano es el dopaje de estado. Porque parece obvio que Fuentes estaba en el entorno del atletismo y del deporte español, que trabajaba con algunos atletas, pero una cosa es eso y otra es que haya una sistematización gestionada desde las autoridades. Los que vivieron la época no creen que eso sucediese. "Hubo una persona que se oponía a sus métodos, que era José María Odriozola, porque no creía que fuese trigo limpio, fui testigo de conversaciones entre ellos y Odriozola le dijo que de ninguna manera le iba a abrir las puertas de la federación. Él trataba con atletas de manera individual, pero nunca con la federación", cuenta Mora.
"Recuerdo también una conversación con Gómez Navarro hablando sobre la conveniencia de incorporar a Eufemiano Fuentes en el equipo médico y me consta que se negó en rotundo a que se contara con la ayuda de Eufemiano Fuentes, ¿hubo dopaje de estado? no me consta, todo lo contrario", explica el periodista.
"Yo he leído esta mañana lo de Eufemiano y… nada ¿qué le va a encargar el gobierno? ¿quién? ¿Gómez Navarro? Te digo yo que no. ¿Ferrer Salat [presidente del COE]? Yo hablé con él mucho en los Juegos Olímpicos y no en este plan", recuerda por su parte Moracho.
Competir contra dopados
El dopaje es un problema importante para la salud, pero también es un problema para todos aquellos que ven el deporte con inocencia, que quieren llegar a su máximo potencial, no al que llevan las sustancias. Algunos deportistas, como Perarnau, vieron como de repente el suelo se movía debajo de sus pies.
"Con la marca que fuimos Roberto Cabrejas y yo a Moscú, que era 2.21, se había conseguido ser medallista olímpico en todas las ediciones anteriores. No es que esperásemos ganar medalla en Moscú, porque por las marcas previas ya se sabía que no, pero… La cosa ya había cambiado, pero esa marca sí era una cierta referencia. En esos cuatro años dejó de ser una marca potente. En mi especialidad se bate el récord del mundo y se salta 2.36, de 2.21 a 2.36 hay un mundo", recuerda.
¿Cómo es para un deportista que ha hecho todos los esfuerzos y sacrificios posibles, que no son pocos, y de repente se encuentra tan lejos de poder competir?
"Es una frustración que ha vivido cualquier deportista limpio. Se produce una sensación de desigualdad de condiciones, te sientes de una manera muy evidente y palpable, también muy indemostrable, no tienes pruebas, ningún deportista puede hacer un control a un rival, sin ninguna prueba pero también sin ninguna duda de que aquellos iban dopados. Tu sensación es de ir en inferioridad de condiciones, ir con hándicap, si participas en una carrera de 100 metros el otro sale dos metros por delante que tú. Si saltas es como si el otro llevase un trampolín. Es indemostrable, pero también es irrefutable, a mi no me pueden contar lo que yo he visto y he sentido y he percibido en las condiciones. Yo he visto como en la Villa Olímpica había tráfico de anabolizantes, lo he visto porque he visto a médicos, a deportistas rivales, veías como se pasaban materiales de manera sospechosa. Y claro, no tengo ninguna foto, ninguna demostración, pero tampoco ninguna duda", cuenta el exatleta.
Moracho lo cuenta desde otro prisma: "Yo he vivido muy tranquilo, venía de un pueblo de la provincia de Huesca, saqué mejores resultados de lo que pensaba. Me he ganado bien la vida con eso, he disfrutado y al final lo que saco son los amigos que he hecho".
Además, para el atleta de Monzón ganar dopado no es ganar. "A mí lo que más me gustaba cuando conseguía una medalla, cuando conseguía récords o tal, era celebrarlo con la gente que más quiero, mi mujer, mis hijas, mis padres, mi familia… Entonces, como le dije un día a uno, si has hecho trampa ¿no les tendrás que decir que qué vas a celebrar?".