El debut con nota de Paul McGrath en unos Juegos se forjó con la ayuda de una madre en bicicleta eléctrica
Los padres y las hermanas del marchador cuentan en Relevo, a los pies de la Torre Eiffel, los secretos de una preparación familiar en Font Romeu.

"Es un espartano, no prueba ni un gramo de azúcar", confesaba a Relevo Isabel Benito, la madre de Paul McGrath a los pies de la Torre Eiffel minutos antes de salida de la competición de 20 km marcha. En la misma, su hijo ha firmado un decimoséptimo puesto en su debut olímpico, con una valentía que avala un futuro extraordinario. Arriesgó y al final lo pagó, pero la gloria es de los que osan.
Ella, Isabel, nació en Bilbao y se mudó varias veces por el norte peninsular por el trabajo de su padre en la construcción. Su propia profesión, de profesora, le llevó a Glasgow para disfrutar de una experiencia laboral de un año que cambió su vida. En aquel centro educativo conoció a James, escocés e hijo de irlandeses, y surgió el amor. "Decidimos mudarnos a Barcelona por el tiempo". Allí alumbraron a Paul, de 22 años, y a sus dos hermanas pequeñas.
Una veintena de familiares, una genial mezcla de españoles, irlandeses y escoceses, acudió este jueves al imperial circuito de Trocadero para comprobar "que no le pase nada y que esté feliz", como decían sus hermanas, resultados al margen. Pero conociendo a Paul avisaban: "Él no ha venido a participar, ha venido a por todas". Lo demostró desde el primer metro, aunque el resultado final no haga justicia a su protagonismo.
El discípulo de Alejandro Aragoneses, el entrenador que le ha transmitido la fiebre por la marcha, saludaba a toda su hinchada antes de la salida. El resto de competidores alucinaban con el ambiente. "Estamos superunidos, cada cierto tiempo organizamos los 'family meetings' para que se vean todos los primos y demás", reconocía Isabel.

El nivel de conexión de Paul con su familia es tal que decidió implicarla en su preparación en Font Romeu, donde se encerró para la cita parisina. "Hicimos un cuadrante y unos días iban sus primos, su tía, otros iba yo, el caso es que nunca estuviese solo", decía una madre omnipresente en aquellos entrenamientos en altura.
"Hicimos un cuadrante y unos días iban sus primos, su tía, otros iba yo, el caso es que nunca estuviese solo"
Madre de Paul McGrath"Por supuesto que yo cocinaba, nada de postres y azúcar, todo lo que decía el nutricionista: arroz, pasta, verduras, carne…", enumeraba. Pero Paul quería que su madre, o el familiar que estuviese a cargo, se ocupase también de acompañarle en los entrenamientos. "Alquiló una bicicleta eléctrica para que yo fuese capaz de seguir su ritmo y darle el agua. Con una normal era imposible, Paul va tan rápido que a partir del km 10 no podría aguantarle".
Estudiante de periodismo, Paul se ha centrado este año completamente en la preparación de los Juegos. De triunfar en las aulas se encargan sus dos hermanas. Clara, de 18 años, estudia una doble carrera, con Derecho de base, y Moira medicina. Sus nervios eran visibles durante toda la prueba, solo el paso a su vera de la imperial figura del marchador les tranquilizaba.
Paul es muy joven, pero lleva preparando estos Juegos desde los 10 años. "Se veía carreras enteras de 50 km marcha en Youtube, una y otra vez", relataba Isabel Benito. Su espíritu gladiador lo avala uno de sus ídolos, Chuso García Bragado, la leyenda de los ocho Juegos olímpicos. "Es autodisciplinado, determinado… Un atleta capaz de sacar una medalla en el Mundial de Nairobi [un bronce en los 10.000 m en sub 20] a 1.800 m de altura, pese a que se entrena al nivel del mar", subraya. "Ahora le falta ganar experiencia". El aprendizaje de los Juegos de París le valdrá el día de mañana.
El joven con el que Europa enloqueció al campeonato continental de Roma, donde logró una plata mirando a los ojos a gigantes como el sueco Perseus Karlstrom, ha dado el paso definitivo para ser considerado uno de los favoritos en el futuro. Que nadie olvide que Álvaro Martín, la estrella española de la especialidad, debutó con abandono en Londres 2012 en unos Juegos. En la marcha, la experiencia es un grado. Y Paul es una luz que jamás se hubiese iluminado sin el amor en las aulas de una madre y de un fanático del Celtic de Glasgow.