JJOO | BALONCESTO | AUSTRALIA 92 - ESPAÑA 80

La defensa y Lorenzo Brown desnudan los problemas de una España con mucho margen de mejora

El equipo de Sergio Scariolo cede en su primera comparecencia ante Australia y deja signos de alarma con el rebote defensivo y Lorenzo Brown como puntos más preocupantes.

Sergio Scariolo, durante el primer partido de los Juegos ante Australia./FIBA
Sergio Scariolo, durante el primer partido de los Juegos ante Australia. FIBA
Guillermo García

Guillermo García

España ya sabía que la empresa en estos Juegos iba a exigir un esfuerzo titánico. Lo avisaba Scariolo en la previa y el equipo no tardó en notarlo en su primer compromiso en este torneo. Australia era un buen morlaco para testar el nivel físico de España y en la primera prueba salió cruz (92-80), dejando a la Selección con la necesidad de arañar al menos un triunfo ante Antetokounmpo o la favoritisma Canadá para intentar estar en los cruces de cuartos.

Un objetivo difícil. Sobre todo si se exhibe un nivel defensivo como el que se vio en la primera mitad ante Australia. Especialmente en el primer cuarto. Los 'boomers' cimentaron buena parte de su defensa en los 31 puntos anotados en esos primeros 10 minutos, aprovechando algún despiste en las marcas. Especialmente a la hora de saltar a las ayudas que dejaban a los tiradores oceánicos, sólos, abiertos en las esquinas, lo que permitió su despegue. La defensa parecía la faceta por donde se iba a desangrar España, permitiendo un 62% en tiros de dos y un 67% desde más allá del arco.

Un patrón que se repitió en el tercer parcial. Cuando España mejor estaba (llegó a ponerse +2) Australia volvió a apretar el acelerador para aprovechar los despistes defensivos de España, que no salía a los triples de los rivales y que dejaba muchos huecos en la zona cuando lo hacía. Además el equipo español volvió a mostrar uno de los lunares que más preocupan al banquillo: el rebote ofensivo. Demasiadas segundas oportunidades que, ante equipos tan físicos como los que les esperan son un regalo.

Sergio Llull. FIBA
Sergio Llull. FIBA

Sin embargo, lo que parece el talón de Aquiles se convirtió en la mayor fortaleza del equipo español para intentar la remontada en el segundo parcial. Scariolo cambió a su primera unidad y con ella su defensa. Pasó a una zona con Rudy en punta y apretó las nalgas para meter más dureza en la zona. Especialmente con Garuba, siempre acelerado y que por momentos perdió los nervios ante el juego de guerrillas australiano. Esa defensa, que es una de las peticiones que hace Scariolo siempre a sus jugadores, se convertía en la máxima fortaleza de un equipo que tiene en la protección de su aro su seña de identidad. Aunque frente a Australia esos 10-12 buenos minutos atrás no fueron suficiente.

Llull la cara, Lorenzo Brown la cruz

Otro de los rasgos de esta España ciclotímica es Sergio Llull, quizás el jugador más discutido por esos aficionados de redes sociales, y que volvió a exhibir que es un jugador necesario para este tipo de citas. Su forma de entender el baloncesto, su ausencia total de miedo y su impermeabilidad ante lo que opinen los demás le permiten ser diferente y no dudar en tirar un triple a pesar de haber fallado dos antes. Sus 17 puntos y 5 triples fueron la tabla salvavidas de España cuando parecía que Australia se volvía a ir en el marcador.

Algo que finalmente no se pudo evitar en partido que se escapó nuevamente por la defensa, el rebote defensivo y un Lorenzo Brown que estuvo muy lejos de su mejor nivel y que es la señal más preocupante de cara a lo que se viene. El nuevo base del Panathinaikos firmó uno de sus peores partidos en ataque (7 pérdidas y un total de -15 de valoración), pero sobre todo en defensa, donde los bases más fuertes como Giddey pueden hacer daño en el emparejamiento con un jugador al que le cuesta el choque y el juego más físico. Algo que también nos espera ante Grecia y Canadá y que marcará el futuro de España en estos Juegos.