14 días pasando hambre en los JJOO: "Mi comida va a ser mojarme los labios con agua"
El boxeador español José Quiles lucha por mantener su peso en -57kg. con una extrema disciplina alimenticia.

Ilia Topuria descubrió al mundo ajeno de los deportes de contacto la realidad de los toboganes de peso de sus protagonistas. "Estoy en 73 kilos y me faltan perder unos 8 en ocho días. Al día siguiente me subiré al octágono con mínimo 10 kilos más", respondió a El Partidazo de COPE en una respuesta que no tardó en viralizarse. Pero esa es una realidad para la gran mayoría de boxeadores y luchadores, también de los que estos días van a competir en los Juegos Olímpicos de París.
"¿Cómo lo llevo? Se lleva...", comienza a contar con media sonrisa José Quiles, boxeador en la categoría de hasta 57 kilos. El eldense es el representante español que más sufre al subirse a la báscula. Su peso habitual en temporada de competición ronda los 61 kilos, por lo que se ve obligado a bajar en torno a cinco kilos a pocas horas de afrontar los grandes campeonatos y, lo más difícil todavía, mantenerlo durante los 14 días de competición como en el caso de la cita olímpica.
"El peso es una de las cosas más complicadas del boxeo amateur porque no lo das un día y luego te olvidas", cuenta a Relevo. "Debes pesarte cada mañana que peleas, cumples a las 8 de la mañana y quizá a las 12 estás peleando". Un pequeño espacio de tiempo que aprovecha — y muy bien — para ganar una carga que le haga marcar diferencias con sus menudos rivales. "Tras el pesaje subo 2-3 kilos, pero después del combate toca bajarlos otra vez para el siguiente pesaje. Tienes que estar muy fuerte mentalmente para subirte al ring, darlo todo y, al bajar, ponerte los plásticos para cortar el peso una y otra vez. Al día siguiente compites, no puedes ni darte un lujo". Todo el proceso tiene la deshidratación del cuerpo como punto clave: "Es cuando realmente sufres".
Para pelear con esta situación, desde hace unos meses, Quiles cuenta con la ayuda de Aldo Martínez, el preparador físico del propio Topuria: "Llegué a él por un amigo de mi padre y es un profesional. Es un lujo tenerlo en mi equipo y que me ayude. Tanto él como yo tenemos claro que se va a ver reflejado con una medalla". Por éxitos y experiencia no será.
"Ahora está pasando hambre como un pobre para comer como un rico cuando gane la medalla", afirma a Relevo el doble medallista olímpico y seleccionador del equipo nacional Rafa Lozano. La rutina diaria del alicantino estará controlada por profesionales que llevarán una dieta hasta el último gramo: "Comer saludable, pero poco. Contando las calorías a rajatabla a diario".
Pero para Quiles esto no es nuevo, está acostumbrado al sacrificio, ya que su bajada de peso es mucho más notable que la del resto de sus compañeros. "Es un plan que llevamos siempre con mi nutricionista", cuenta sobre su caso, ya conocido en el mundo del boxeo, y desvela cómo vivirá su experiencia olímpica con una frase que estremece solo de escucharla: "Habrá días que mi comida va a ser mojarme los labios con agua, por desgracia".
"Lo peor es la ansiedad de querer comer y no puedes", cuenta rendido a su realidad, aunque nos sorprende de nuevo con un posible capricho si todo va mejor de lo esperado: "Alguna vez, si voy bien de peso, me comeré dos o tres cubitos de hielo". ¿Cómo? "Me los meto en la boca y voy escupiendo para tener la sensación de tener algo en la boca".
No todo el boxeo español pasará por esta aventura en París. Mucho menos Ayoud Ghadfa, de +100kg. y referente de los pesos pesados, los únicos que pueden darse los lujos y los caprichos que quieran. Tampoco lo hará Laura Fuertes, la primera boxeadora española en participar en unos Juegos, que lleva meses trabajando en controlar su peso de una manera mucho más neutra. "He ido rebajando peso poco a poco y manteniéndome cerca de mi peso lo máximo posible", relata la asturiana en conversación con Relevo. Y es que "las mujeres entrenando bajan muy poco peso", señala Quiles: "Cuando Laura Fuertes pierde 500 gramos, yo pierdo un kilo y medio". Un caso similar nos cuenta Rafita Lozano Jr., también debutante olímpico a sus 19 años: "Mi día a día va a ser mucho más tranquilo que el de Quiles, vivir en el peso que compites es un peso más que te quitas de encima".
"Ya tocará después de los Juegos", afirma Quiles con una voz ilusionada antes de afrontar el gran reto. Será entonces cuando podrá darse el capricho de, por ejemplo, comerse siete bollos para recuperar. "¿Solo siete? Van a ser más, yo creo".