El mayor maestro del mundo del judo vive en Brunete y ha devuelto a España al podio: "Es como mi segundo padre"
Quino Ruiz, el maestro del gimnasio de élite 'DojoQuino' de Brunete, es el 'alma mater' de la medalla de Fran Garrigós.

Quino Ruiz se toma un tila en un restaurante cercano al estadio provisional montado para la disputa del judo en el Campo de Marte de París, a solo unos metros de la Torre Eiffel. Llueve con intensidad al otro lado de la ventana y el entrenador más respetado de este arte marcial ha preferido salir de la burbuja de la instalación para airear los nervios antes de la ronda de semifinales. Quedan apenas unos minutos para que dos de sus chicos busquen entrar en la historia. Como gran opción, el campeón del mundo y triple medallista europeo Fran Garrigós se juega ser el primer medallista olímpico español en este deporte desde hace 24 años e inaugurar el medallero nacional en la capital francesa.
Durante la mañana, el trabajo estaba hecho y Quino ya había insertado en la cabeza de Garrigós el mensaje clave, como confiesa el propio entrenador a Relevo: "A Fran siempre le repaso todo lo que hace bien. Eres un maestro, el p... campeón del mundo y el mejor del mundo en el suelo. ¿Quién te va a ganar? ¡Nadie!". La historia terminó coronando al madrileño con una medalla de bronce que pone la guinda a un trabajo bien hecho.
La historia de esta medalla se ha fabricado, con incansable esfuerzo, en el gimnasio DojoQuino fijado en el Polideportivo José Ramón de la Morena de Brunete, localidad madrileña de apenas 10.000 habitantes. Allí, este apasionado del judo se propuso formar una familia que se ayudara dentro y fuera del tatami. "El ambiente que crea Quino en Brunete es distinto y tuve claro desde el primer día que no me quería ir de ahí", cuenta a Relevo Niko Sherazadishvili, íntimo amigo de Garrigós y una de las estrellas del club que en los próximos días también viajará a París para buscar la medalla en la categoría de -100kg. "Es un ambiente muy familiar, se entrena muy duro y con muchísima exigencia... pero pasándolo bien".
Un análisis que confirma el propio Quino, que atiende a Relevo poco minutos después de salir del tatami con una voz maltrecha por las órdenes de un día lleno de combates: "Se respira cariño y pasión. Soy un apasionado del judo, un persona muy implicada con los chavales y tengo una relación con ellos que es una maravilla".
El protagonista de la primera medalla olímpica en el bolsillo de Quino, el ya bronce olímpico Fran Garrigós, coloca a su entrenador como el gran responsable de su éxito y el de sus compañeros en los últimos años. "Quino es el pilar fundamental de Brunete, es el que ha conseguido todo esto y el que ha hecho posible que estemos todos juntos en ese gimnasio ayudándonos a ser mejores", afirmaba a Relevo antes de viajar a París. También fue un pilar, junto a su pareja la también judoka Ana Pérez Box, para que continuara compitiendo tras dos duros mazazos cayendo a las primeras de cambio en Río 2016 y Tokio 2020. "Yo siempre les digo que tienen que ser valientes en el judo y en la vida, y más cuando hay problemas; si lo dejas, nunca sabes dónde habrías llegado", nos cuenta el laureado preparador.
El 'maestro', como le llaman sus chicos, ha creado una atmósfera especial, pero también una cercanía con unos deportistas que necesitan su seguridad para llegar a lo más alto. "Para mí es como si fuese un segundo padre, siempre está para mí a la hora de entrenar como también fuera del tatami", afirma Garrigós. "Cualquier cosa que le pidas es el primero en estar, es capaz de sacar lo mejor de cada persona".
Sobre todo, lo que más valoran los deportistas es la cercanía y el apoyo en los peores momentos. Tras ganar una medalla olímpica, todos quieren una figurar en una foto con el héroe, los aplausos te rodeas y la prensa que te persigue para una entrevista, pero cuando vienen mal dadas la situación es bastante diferente. "Ellos han pasado a mi lado momentos muy duros de su vida y yo siempre he estado [con ellos], al 100% y ayudándoles en todos los sentidos", nos cuenta el técnico.
🥉 ¡𝐋𝐚 𝐩𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫𝐚 𝐦𝐞𝐝𝐚𝐥𝐥𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐄𝐬𝐩𝐚𝐧̃𝐚!
— Relevo (@relevo) July 27, 2024
🥋🔥 Eres una estrella, Fran Garrigós. pic.twitter.com/6tQpy3JvNC
La figura de Quino estaba predestinada a terminar con una de las maldiciones más curiosas del deporte español. El judo no subía al podio olímpico desde que, en Sídney 2000, la alicantina Isabel Fernández se proclamara campeona en la categoría de -57kg. Desde entonces, un sinfín de sinsabores incomprensibles que hacía caer al tatami a todos los mejores judokas españoles, a pesar de llegar con ciclos de éxito en los grandes podios internacionales de los años previos.
Una lluvia de medallas mundiales y europeas relucían hasta este sábado en las paredes del gimnasio, pero siempre quedaba la cuenta pendiente del gran premio: la medalla olímpica. No tardará en abrirse un hueco para colgar el cartel con una foto de Garrigós junto al gran maestro. O más, porque Quino avisa que, en París, llegará "alguna más de sus judokas".