Los 12.000 euros al mes vitalicios de la reina del deporte húngaro o los 5.500 de Hosszu abren el debate de los premios olímpicos: "¡Menuda envidia!"
Ágnes Keleti tiene 103 años, ganó cinco oros, tres platas y dos bronces y tiene ese sueldo. Hosszu cobra 5.489 euros mensuales.

París. -Junto al Sena, en un acto organizado por Arena, se paseaba Katinka Hosszu, risueña, jovial, a la espera de conseguir la mínima para competir en los que serían sus sextos Juegos Olímpicos. Le quedan dos competiciones para lograrlo. Un objetivo difícil para una nadadora colosal que fue madre el pasado verano y que ha estado varios meses en Tenerife de concentración. Pero el tiempo pasa, y dónde antes había récords del mundo ahora hay marcas discretas. Hosszu no se rinde. "¿Y cómo está Mireia? ¿Llegará?", pregunta curiosa a los periodistas españoles. Ella tiene 35 años y la badalonesa va camino de los 34.
Esa edad, precisamente, le ha reportado a Iron Lady unas ganancias vitalicias por el sistema de premios olímpicos de Hungría. Nada más y nada menos que Hosszu, natural de Pécs, que recientemente ha cerrado el restaurante que tenía junto al punto de Isla Margarita de Budapest, cobrará 5.489 euros al mes. De por vida. Y cómo mínimo. Pues la parte del premio que otorga el gobierno húngaro a los deportistas olímpicos se basa en el promedio anual bruto del país... y no hay visos de que cada año sea menor, sino todo lo contrario. Guerras y coyunturas económicas mediante, y el forinto húngaro que tiende a devaluarse.
La nadadora ganó cuatro medallas en los Juegos Olímpicos de Río. Tres oros (100 espalda, 200 y 400 estilos) y una plata (200 espalda). En aquel momento, ya se embolsó 350.000 euros de premio directo por sus logros. El gobierno, con tal de motivar todavía más a sus deportistas, establece desde 2004 unas "minipensiones" vitalicias por las medallas conseguidas y que se cobran a partir de que el deportista cumpla 35 años. Cada metal de oro contará con la media del salario bruto del país, y cada medalla de plata el 70% y la de bronce el 50%. Ese salario fue en 2023 de 1.561 euros, por lo que en el caso de Hosszu la cantidad asciende a 5.489.
Hungría, el país europeo número 25 en renta per cápita, premia a sus deportistas con sueldos elevados en caso de conseguir medallas olímpicas. Hosszu es una de las más condecoradas, pero hay otras deportistas que gozan de más privilegios porque han tenido una carrera más exitosa, como es el caso de la campeona olímpica más mayor con vida, la gimnasta de 103 años Agnes Keleti, ganadora entre los Juegos de 1952 al de 1960 de cinco oros, tres platas y dos bronces. Actualmente percibe 12.000 euros mensuales por los logros que obtuvo cinco lustros antes.
Scholling ganó 676.000 euros por su victoria ante Phelps en 2016
Los premios desorbitados de Hungría no son una excepción aunque puedan llegar a ser incluso extravagantes en un país con tantas dificultades. En caso de que, y como simulación, Hosszu viva 50 años más, en ese periodo percibiría 3,3 millones de euros, mientras que Keleti, desde 2004, habrá percibido más de 1,5 millones. El nadador singapurense Joseph Scholling, quien ganó el oro a Michael Phelps en los Juegos de Río en los 100 mariposa y se convirtió en el primer campeón olímpico de su país, obtuvo un premio de 676.000 euros.
Los países asiáticos tiran la casa por la venta con premios directos. Antes de los Juegos de Tokio, Taiwán le daba a su campeón olímpico 603.172 euros, por 293.759 de Indonesia o los 100.000 euros de Kosovo, según Forbes. No obstante, y al margen de los premios directos donde Hungría es uno de los más destacados, también están las pagas vitalicias. O los cargos públicos dentro de la estructura deportiva del país, que ocurre en Serbia, o en las fuerzas del orden, como en Italia. En España el funcionamiento de los premios olímpicos es distinto.
«Estoy flipando con esa cantidad», comentó Andrea Fuentes
En los pasados Juegos de Tokio, los deportistas ganaron 94.000 euros por el oro, los de la plata 48.000 y el bronce se pagó a 30.000. Además, el plan ADO y otros programas del Consejo Superior de Deportes como paraguas de las federaciones ayudan a los deportistas a tener herramientas y recursos de primer nivel para el entrenamiento. Mientras que se intenta orientarlos con programas y ayudas para la reinserción laboral, ya sea en el propio deportivo o en otros ámbitos, una vez dejen el alto rendimiento. Hubo excepciones, como los medallistas de los Juegos de Barcelona '92.
Uno de ellos fue Dani Ballart, que recibió, a repartir junto al resto del equipo, 840.000 euros. "Creo que nos dieron unos 20.000 o 25.000 euros a cada uno por la plata, y luego estaba la Libreta de los Campeones que eran unos 82.000 cuando cumplíamos 50 años... A tributar obviamente", recuerda el waterpolista, protagonista de la inolvidable y amarga final ante Italia en las piscinas Picornell. También Andrea Fuentes, ganadora de tres platas y un bronce entre Pekín 2008 y Londres 2012, recuerda que "no recuerdo la cantidad, realmente, pero nos dieron el premio y luego no recibimos más ayudas de ese tipo. Estoy flipando con esa cantidad".
Los deportistas no recuerdan el premio, como Pol Amat, leyenda del hockey que fue plata en Atlanta 1996 y después en Pekín 2008: "No estaría mal ese dinero de por vida... No lo recuerdo bien, pero creo que fueron unos 35.000 euros la medalla de plata", explica, ahora como presidente del Club Egara después de trabajar muchos años en el BBVA como financiero. El debate de los premios olímpicos cuenta con muchos aristas, aunque Ballart resume muy bien lo que siente el deportista al ver el sueldo, y seguramente la completa vida, de la húngara Agnes Keleti. "¡Menuda envidia!".