Anna Tarrés deja atrás España y pone firme a China en París: "Mi método no ha cambiado, no conozco medallas de oro sin trabajo duro"
La entrenadora que llevó a España a la gloria asesora ahora al equipo chino, gran favorito al oro en París 2024 tras la doble plata de Tokio.

No, Anna Tarrés nunca se ha ido. Quien fuera seleccionadora de España entre 1997 y 2012 asesora ahora al combinado chino de natación artística, deporte en el que la barcelonesa es considerada toda una eminencia. No lo impidió ni siquiera su abrupto adiós a la Selección, de la que salió por la puerta de atrás después de que varias nadadoras la acusaran de tratos vejatorios.
"Es algo que ya pasó, aunque existe esa necesidad o ese morbo para seguir hablando tanto tiempo después del por qué, el cómo y el cuándo", asegura Tarrés a Relevo desde uno de los hoteles más pomposos de La Défense, el moderno barrio de negocios en el que las chinas han establecido su búnker durante los Juegos de París. "Me quedo con que la polémica me abrió muchas otras puertas".
Ahora, más de una década después de abandonar el combinado nacional y ganarle una demanda de 383.000 euros a la federación española, la catalana vive ajena al ruido en uno de esos trenes a los que decidió subirse tras probar suerte en la televisión, escribir un libro e incluso lanzarse a las turbulentas aguas de la política. "Me he sentido libre", reconoce. "He encontrado algo que se me da bien y que, además, está dando resultados".
Se refiere a un rol, el de asesora técnica, que le llevó a México, Francia, Ucrania, Israel, y, claro, también a China, donde aterrizó en febrero de 2023 con su aclamado método, ese que, dice, todavía se mantiene intacto. "Es exactamente el mismo", explica tras sus inconfundibles gafas de pasta. "Un método basado en el trabajo, en la búsqueda constante de la perfección, en intentar romper límites y en decir verdades".
"Hoy, por ejemplo, hemos hecho un análisis de vídeo del ejercicio de ayer y les pregunto a las chinas, ¿cómo os habéis visto?", cuenta. "Ellas me dicen, ah, pues bien, estamos mejorando. Y yo les he dicho, perdonadme, pero lo he visto fatal. Claro, se han quedado... A alguna de ellas aún se le caían las lágrimas. Y yo digo, tienes que estar preparada para que te diga la verdad. O sea, yo no tengo ningún interés en decirte algo que no toque".
Filóloga anglogermánica de formación, Tarrés llegó a la piscina de rebote, pero siempre se ha posicionado en una escuela muy definida. "La nadadora se hace", afirma. "Lo que pasa es que yo no concibo... [piensa] No he conocido a nadie que gane medallas de oro sin ser duro. O sea, me cuesta entender que en un momento dado una no pueda decir, oye, hasta aquí, o, oye, tienes que hacer una repetición más".
Esa rigidez también se traslada, claro, a la toma de decisiones. En 2012, Tarrés dejó sin Juegos de Londres a Gemma Mengual cuando la catalana se encontraba en su máximo esplendor como deportista. "En ese momento se decidió que había otras nadadoras que debían estar en esos Juegos", sostiene la exseleccionadora. "Al final, el equipo está por encima de todo, y las individualidades están para poner al servicio del equipo, no al revés".
"Fue una decisión durísima, pero meditada con todo mi equipo técnico por razones puramente deportivas", añade Tarrés. "No creo que nada hubiese cambiado si Gemma hubiera venido a esos Juegos Olímpicos [España obtuvo una plata, en el dúo; y un bronce, en la modalidad de equipo]. Si hubiera convocado a Gemma para Londres, la polémica hubiera estado igual de servida".
No obstante, Tarrés no olvida. "Igual que te digo eso, te digo que Gemma encarna el éxito de la sincronizada en España. Con ella comenzó todo para aquel Dream Team", sentencia. "Andrea [Fuentes] no tenía ese ángel, pero con trabajo consiguió llegar al nivel de Gemma, y Ona [Carbonell] supo coger el relevo y desarrollarse. En cualquier caso, ambas llegaron mucho después, en un momento en el que ya habíamos aprendido a ganar medallas. Gemma ya estaba ahí, y eso es algo que mucha gente parece haber olvidado".