JJOO | NATACIÓN

La mujer de hielo de la natación a la que Phelps aupó al primer oro: "Queremos el éxito, pero cuando vuelves a casa eso no importa"

Sarah Sjöstrom aspira a tres podios en París y confiesa a Relevo que quiere llegar a Los Ángeles 2028. "Las medallas y los récords no solucionan los problemas"

Sarah Sjöstrom, junto al Sena, en París, en un acto de Arena en el que estuvo presente Relevo. /RELEVO
Sarah Sjöstrom, junto al Sena, en París, en un acto de Arena en el que estuvo presente Relevo. RELEVO
Alberto Martínez

Alberto Martínez

Paris. - Sarah Sjöstrom (Suecia, 1993) es uno de los nombres más importantes de la natación mundial de los últimos 15 años. En los Juegos de Pekín, con apenas 14 años, quedó maravillada por la fuerza de voluntad y la mentalidad de hierro de Michael Phelps, por esos 100 mariposa que le marcaron y que le sirvieron de guía para conseguir su primer éxito en los Mundiales de Roma, en 2009, cuando aún era una adolescente. Desde entonces, esta velocista que tiene un nado más eficaz que nadie, todo potencia y propulsión, una máquina cuando mueve sus brazos y sus piernas como turbinas, ha dominado con mano firme los 100 mariposa y los 50 y 100 libre, donde ha conseguido medallas en todos los campeonatos. Ahora, a sus 30 años, repasa su carrera en Relevo, advierte de que tiene cuerda para rato y habla de esa mentalidad que va a contracorriente en una natación obsesiva y en ocasiones deprimente, por la constante lucha contra el cronómetro y el éxito efímero. Batallas perdidas de antemano. Este sábado ha debutado con el pase a la final en el relevo 4x100 libre con un cuarto puesto. Este sábado (21:34 hora española) peleará por su primera medalla.

Te colgaste tres medallas en Río y una más en Tokio. ¿Qué te planteas en París?

Estoy muy emocionada, porque siento que mi nivel más bajo es muy, muy alto en este momento. Y eso me da mucha confianza al venir a París. Porque sé que incluso si tengo un mal día, todavía puedo nadar muy rápido en el estilo libre. Entonces no importa si la gente es campeona mundial en Doha o si logran sus mejores tiempos. Todavía podré concentrarme en mí misma y poner mi mano en primer lugar en el muro. Porque siempre es un poco más difícil cuando tienes la presión de los nadadores a tu lado. Pero yo en los Mundiales de Fukuoka de 2023 tuve casi medio segundo con respecto a la segunda. Y ahora en Doha la carrera fue un poco más reñida. Pero aún podría arreglármelas. Todavía podría lograr hacer una buena carrera.

Con 15 años ya ganaba medallas de oro y con 30 se mantiene en la élite y no ha perdido ambición. ¿Cómo lo hace?

Supongo que es difícil decir una cosa concreta. Soy mayor, sí. Creo que la gran diferencia es que sé que la carrera es una parte pequeña del juego. Sé que ahí es donde todos mirarán. Entonces aprendí que es el proceso lo que significa más para mí. Entonces, necesito disfrutar del proceso antes de ir a la competición. Porque esa es la parte más importante. La competición termina en un minuto.

¿Hay Sjöström para otros Juegos?

Sí, definitivamente voy a ir a Los Ángeles 2028 también. Quiero participar al menos en seis Juegos Olímpicos.

Parecía impensable hace unos años poder ser competitiva con 34...

Creo que el próximo ciclo olímpico será un poco más tranquilo de lo que ha sido este. Porque este ha sido bastante loco. Creo que estos últimos tres años han sido los más intensos de mi carrera. Lo hice todo. Creo que me perdí el curso de piscina corta europeo de este invierno. Pero, por lo demás, he hecho todo. Ahora el calendario está más tranquilo y eso será bueno para mí. No habría vuelto a hacer otro ciclo así.

Ha ganado 14 oros mundiales y en París aspira al podio. ¿Siempre fue tan fácil desde que empezaste a nadar?

De niña me cambié de colegio y de ciudad, a un pueblo cerca de Estocolmo y tenía una amiga que nadaba en el club. Nos hicimos muy amigas y queríamos hacer todo juntas. Y sigo en ese mismo club desde entonces, que ahora es el Centro Nacional de Élite de Suecia. No me entusiasmaba nadar de pequeña. Esa sensación de tener agua en los ojos, de respirar, de pasar frío... Había muchos problemas, pero poco a poco empecé a encontrar el amor por el deporte.

¿Tu familia tuvo algo que ver en esa disciplina y determinación?

Mis padres siempre me apoyaron, me llevaban a la piscina y pasaban sus vacaciones en los campeonatos. Pero no eran unos locos del deporte. Mi padre sabe de todo, le puedes preguntar lo que quieras y él te lo dirá. Él se interesa, pero mi madre no. Ella no vería natación si no fuera por mí. Supongo que nadé por mi padre.

Y llegaron los Mundiales de 2009, la locura de los bañadores mágicos, y una sueca apellidada Sjöström logra el oro con 15 años. ¿Cómo ves media vida después de aquello?

Sí, fue una locura. El foco estaba en los bañadores. Y en aquel momento yo me preguntaba cómo podía ponerme ese traje. Antes de una carrera lo que te genera estrés es pensar en cómo nadarás, pero en aquel momento era en cómo te podías poner ese bañador. Así que de alguna manera eso me ayudó. Me olvidé de la realidad, solo me centré en el traje y no pensé en otras cosas. Me sentí bien porque en ningún momento me había puesto el objetivo de ser campeona mundial. Ni mucho menos en batir récords. Me dejé llevar, disfruté del viaje y gané. Fue interesante.

¿Y no te llegó la presión como le pasa a muchos compañeros?

Es un éxito increíble. No sé cómo lo hago yo, supongo que no tengo miedo a fallar. Sé que es parte del deporte. Por supuesto que quiero tener éxito, y ese es mi objetivo siempre, pero al mismo tiempo sé que cuando vuelvo a casa eso no importa. Ganar medallas no arregla nada. Eso me ayuda a quitarme presión porque al final no es importante. Realmente disfruto el deporte, disfruto la vida como atleta y eso es lo principal para mí y, por supuesto, me siento muy afortunada de poder hacer esto. Pero las medallas y los récords no solucionan ningún problema.

"Las medallas y los récords no solucionan ningún problema"

Te lo digo por los casos sonados de Adam Peaty, Caeleb Dressel o Kristof Milak... Que han tenido parones y problemas de salud mental.

En mi caso no hablo de depresión, hablo de pensamientos como "qué aburrido, qué estrés, no quiero hacer esto..." Creo que tuve la suerte de estar en el entorno adecuado en el momento oportuno. Tuve el técnico ideal y la clave es a quienes tienes a tu alrededor. La mayor parte del trabajo a veces es planificar cuándo debo descansar. Soy muy buena tomando descansos. Mi entrenador me ayuda, y yo me relajo. En ocasiones él me dice que venga cuando me apetezca y lo hice varias veces. No es extraño hacerlo a mitad de temporada a veces y creo que eso me ayudó mucho porque la mayoría de los atletas pueden trabajar muy, muy duro. Si tienes un entrenador que te empuja, empuja, empuja, empuja, empuja... no hay problema, el atleta hará el trabajo. Pero a veces el trabajo del entrenador es detener un poco al nadador, tomarle la mano e invitarle a un break.

¿Crees que el entrenador tiene más difícil la gestión del éxito que la de la decepción?

Sí, quizás, pero es difícil en ambos. Creo que es aún más difícil para un entrenador tener un nadador que se mantenga. He tenido tantas competiciones, he ganado tantas medallas, he batido año tras año récords... que para el entrenador es muy difícil esta gestión. Necesitas tirar del freno de mano del nadador. Y él me ayudó a equilibrar.

En Río cumpliste su sueño, pero en Tokio lograste una plata de mérito: cinco semanas antes de los Juegos te rompiste el codo. ¿Con qué podios te quedas?

Se trata de que tuve mucha suerte de estar clasificada porque si tuviera que haberlo hecho en mayo no habría sido lo suficientemente rápida. Y luego pude continuar con el proceso. Yo estaba feliz de saber que ya estaba clasificada y podría ir a los Juegos Olímpicos. Y fui mucho mejor de lo que jamás esperé en los 100 mariposa y en los 100 estilo libre. Todavía sabía que nadar en 53 segundos era mi mejor oportunidad. Pero es increíble. Como si esa medalla de plata se sintiera como una medalla de oro. Fue una de mis tres mejores carreras. Aunque sea de plata, esta medalla significa mucho para mí. Así que ni siquiera me importan las 58 medallas de oro que gané en otras competiciones porque esta medalla significa mucho más. Porque es otro tipo de viaje que tuve. Y otro tipo de desafío al que pude enfrentarme.

¿Y ni en ese sprint final sentiste presión?

No estaba físicamente preparada para ir a los Juegos Olímpicos. Pero, aun así, seguí con toda la presión y la gente me decía: 'Está bien, de todos modos ella regresará y ganará todo'. Pero no es tan fácil cuando tienes una placa de metal en el codo. Les debe gustar cortarme el brazo. Y no fue una puntada. Fueron como 16 puntos en el brazo. 16, sí.

Viste nadar a Phelps, ¿qué imagen retienes y te sirvió de inspiración?

Recuerdo los 100 mariposa en los Juegos de Pekín en 2008. Estaba en la tribuna. Iba séptimo en el primer 50 y acabó ganando. Fue increíble. Tenía 14 años yo. Eso me dio fuerza al año siguiente en Roma, en los Mundiales. Yo sabía que no sería de las más rápidas en el primer largo, pero me dije a mí misma que podía remontar en el segundo. Y gané el oro.

¿Cómo es ahora tu vida fuera de las piscinas, cómo logra ese equilibrio?

Compré una casa. Nos mudamos hace dos años. Este es nuestro tercer verano en la casa. Entonces, más allá de la natación, estoy bastante ocupada con eso. Es un jardín bastante grande. Estoy tratando de no trabajar demasiado. Pero todavía tengo que hacer algunas cosas, sino todo se desmorona. Cuando tienes una casa realmente necesitas hacer algo todo el tiempo. Así que ya no tengo tiempo para dormir tantas siestas como cuando vivía en un apartamento. Pero ahora es como si estuviera bastante activa incluso cuando descanso, lo que significa que puedo entrenar menos en la piscina. Al principio tenía miedo de que mi cuerpo se rompiera demasiado rápido cuando hacía eso. Pero creo que también es bueno. Probablemente soy más activa que la mayoría de los nadadores. Los nadadores son muy vagos entre entrenamientos.

Estos Juegos tienen un escándalo previo que son esos 23 positivos de los nadadores chinos antes de Tokio. Un caso extraño. ¿Qué te parece?

Es un tema delicado. Sí, es una situación extraña, especialmente porque pasó mucho tiempo antes de que se hiciera pública la información. Y no entiendo cómo es posible que pueda llevar tanto tiempo oculto. Y son tantos nadadores. Cómo el test positivo del mismo hotel. Es muy turbio, sí.