NATACIÓN

La repesca olímpica de Jessica Vall rompe la calculadora de la natación: "Estaba en un picoteo y recibí: 'Jessi, estás dentro"

A sus 35 años, la nadadora del CN Sant Andreu se convierte en la participante más mayor de los Juegos Olímpicos de París.

Jessica Vall, en una de las competiciones con la selección española. /GETTY
Jessica Vall, en una de las competiciones con la selección española. GETTY
Alberto Martínez

Alberto Martínez

"Dos malditas centésimas apartan a Jessica Vall de sus terceros Juegos Olímpicos". El titular es de hace apenas dos semanas, en el Open de España celebrado en Palma de Mallorca. Lágrimas en la piscina, y una sonora ovación, porque la nadadora del CN Sant Andreu se quedó a una uña de vivir su tercera participación a sus 35 años, lo que hubiera significado una heroicidad teniendo en cuenta que su prueba no es de velocidad, sino de resistencia: los 200 braza. Después del chasco, una brizna de esperanza. Había conseguido la mínima B, que podía validarse si World Aquatics cursaba una invitación. "Es casi imposible", le dijeron.

En la mañana del lunes, la bracista, bronce mundial en 2015, se lanzó a la piscina y siguió con la rutina de entrenamiento. Como si los Juegos fueran reales. "Fue una semana dura, no podía perder entrenamiento por si acaso, pero no podía generarme ilusiones. Me dijeron que si finalmente era que sí, ya me avisarían". Y esa fecha expiraba este miércoles. Jessica Vall, pendiente del teléfono todo el día, se mordía las uñas. No sabía dónde meterse. "Si a las 15:00 no me han llamado, es que es no, porque me dijeron que World Aquactis solo llamaría si es que sí".

A las 19:00, el CN Sant Andreu celebró con una fiesta en el club la gran temporada acuática. Estaba Jessica, Jordi Jou, su entrenador; sus compañeros de equipo y todos los niños y niñas de club. El mensaje no pudo llegar en el mejor momento, arropada por los suyos. "En medio del acto estábamos haciendo picoteo. Recibí un mensaje de Carpena, el presidente de la RFEN. 'Jessi, estás dentro, enhorabuena'. Empecé a llorar, todas mis compañeras vinieron. La primera África Zamorano. Eran las 19:30, ya no me lo esperaba", explica.

"Seré la más veterana, o eso al menos me han dicho", proclama Jessica Vall, que ha superado un ciclo olímpico corto pero intenso, con excesivas situaciones anómalas y piedras en el camino, retos mentales, pero que ha sabido sortear con su habitual coraje, aquel que le llevó a sacarse primero la carrera de Biomedicina y a dedicarse luego, en cuerpo y alma, a la natación. "Después de Tokio fue duro. El año de los Juegos mola, lo vives, pero con la pandemia. Necesité un parón mental. No estaba preparada, pero quería quitarme y salir de esta burbuja de autoexigencia, romper con todo lo que hacía", explica la nadadora catalana.

«Realmente podemos aprovechar el tiempo, la edad son números»

En ese momento, sus fricciones con la dirección técnica de la RFEN afloraron. Era muy difícil que Jessica Vall, a su edad, lograra otra clasificación olímpica para París, y eso le llevó a no sentir el máximo apoyo como antes. Hubo declaraciones, reuniones, pero al final "todos hemos cambiado cosas". Arropada por el CN Sant Andreu, por sus compañeras y por su familia ("mi marido siempre está en la sombra"), "no me faltó de nada" en este año en el que ha podido prepararse. Y bingo.

"La edad son solo números, cada vez se demuestra más. La tecnología y la ciencia han evolucionado mucho. Realmente podemos aprovechar más el tiempo. En el Tour vi que ganó Cavendish, con 39 años. O está Rafa Nadal aún en activo", explica, mientras rompe con la calculadora de la natación mundial.

El cariño de la natación hacia la barcelonesa, independientemente de las fricciones habituales y que forman parte del deporte entre federativos, técnicos y nadadores, ha sido total. Y es lo que se lleva: "No tengo palabras. Desde que toqué esa placa he recibido aplausos de todos, de entrenadores, nadadores... me sentí muy querida. Hay circunstancias que te hacen sentir pequeña, pero aquello fue increíble. Mucha gente que se quedó jodida. Para mí, ese momento me ha demostrado mucho, mucha gente ha estado en los momentos duros. Desde nadadores internacionales hasta la gente de toda la vida. Mucha gente que no me esperaba". Y ahora la seguirán en París.