La hipoteca que une a Rodrigo Conde y Aleix García, el dúo que busca resurgir el remo 40 años después: "Somos como un matrimonio"
Los remeros españoles eligen Relevo para analizar su esperada final olímpica (este jueves a las 11:30h). La última medalla española en remo se consiguió en Los Ángeles '84.

Las horas previas a una final olímpica no son sencillas. Menos aún si te encuentras en tus primeros Juegos y todo tu entorno, sin excepción, te formula la misma pregunta. "Uf, sin exagerar, creo que esta última semana hemos escuchado la palabra medalla 300 o 400 veces", confiesan Rodrigo Conde y Aleix García, la pareja de remeros que buscará la gloria a partir de las once y media de este jueves en París.
"Es cierto que la gente lo hace con toda su buena intención y nosotros lo sabemos gestionar muy bien, pero creo que a otros les puede afectar incluso a nivel negativo", explica Conde, nacido en Moaña hace 26 años. "Por suerte, venimos con el trabajo muy bien hecho de casa y lo estamos reflejando en el agua, así que eso es lo más importante", concluye García, nacido en Gerona y dos años más joven que su compañero.
Atrás quedan, no obstante, meses y meses de altibajos en los que la única constante ha sido el trabajo diario. Conde, por ejemplo, subió de peso tras sufrir los mil demonios en una categoría, la de scull ligero (sub-70 kilos), que le mermó hasta tener que renunciar a Tokio 2020. "El día que tomé la decisión fue uno de los más duros de mi vida", cuenta. "Pero de lo único que me arrepiento es de no haberlo hecho antes, de no haber llegado a ese límite físico y mental. Los resultados me están dando la razón y ahora mismo estoy en el lugar correcto y con el compañero perfecto".
García, por su parte, sufrió la lesión más grave de su vida a solo ocho meses de la cita olímpica. "Estábamos empezando la temporada súper bien, con buenos números y buenas sensaciones, y de repente, un día que salí en bici por la carretera, me despisté, me fui para la cuneta y me rompí la clavícula", recuerda. "La verdad es que entré en shock, porque la gente te dice, bueno, hasta los Juegos hay tiempo, pero es que nosotros queríamos luchar por el oro, así que cada entreno contaba. Por suerte pude recuperarme y aprendí un montón de lecciones durante el proceso".
Superados los infortunios, y ya en París, la dupla española certificó su billete para la final olímpica en una ronda preliminar en la que su bote cruzó la línea de meta como el segundo más rápido (6:16:17), solo superado por el de los irlandeses Philip Doyle y Daire Lynch (6:13:24), grandes favoritos en la final.
"Nos vamos juntos de vacaciones, compartimos hipoteca... ¡Somos como un matrimonio!"
Remeros españolesLa compenetración, en cualquier caso, no solo fluye en el agua. Conde y García gozan de una relación especial, algo que, para deleite de su equipo, son incapaces de esconder incluso durante las entrevistas. "Nos conocemos como si fuéramos hermanos", declaran entre risas de complicidad.
Tal es la conexión que ambos han ligado su futuro fuera de las competiciones. "Nos hemos comprado un piso juntos, así que más allá de entrenos, ratos libres y vacaciones con la familia, ahora también compartimos hipoteca... ¡Somos como un matrimonio!", bromean. "No es un piso para vivir juntos, lo tenemos a modo de inversión, así que si alguien quiere irse de vacaciones a El Puerto de Santa María, ya sabe, que nos dé un toque".
A escasas horas para la final de sus vidas, el ambiente es relajado. "Estos días hemos dormido bien, la verdad", comenta Conde. "Hemos visto alguna película, quedamos a merendar juntos, charlamos y sobre todo vemos muchas competiciones. Al final, estamos en los Juegos y somos aficionados de muchas otras disciplinas. Estar aquí es increíble".
"Lo más importante, el trabajo duro, ya está hecho", sentencia García. "Nos sentimos tranquilos porque estamos sacando nuestro máximo rendimiento, que era el objetivo, así que ahora solo nos queda fluir y disfrutar de la final". Y de paso, por qué no, hacer que el resto lo hagamos desde el otro lado de la orilla.