JJOO | TENIS

Nadal y Alcaraz entienden el morbo, pero prefieren ir con pies de plomo: "No vamos a ganar por el nombre"

Las dos grandes estrellas del tenis patrio tiran de freno de mano antes de comenzar su andadura olímpica en su tierra favorita, Roland Garros.

Rueda de prensa del equipo español de tenis en París. /COE
Rueda de prensa del equipo español de tenis en París. COE
Andrés G. Armero

Andrés G. Armero

Son las dos grandes estrellas de estos Juegos, los dos nombres que monopolizan todas las conversaciones. Rafa Nadal y Carlos Alcaraz no pasan desapercibidos en la Villa y toda España sueña con que el flamante dúo culmine su obra con una medalla. Su presencia en el torneo individual ilusiona, pero la competición de dobles es otra historia. Un capítulo único e irrepetible para el deporte español y mundial.

"Estos sí son los últimos Juegos. Me he perdido dos importantes como Tokio y Londres y es algo que me ha dolido más que perderme algunos Grand Slam", comentaba Nadal en la comparecencia oficial del equipo español de tenis en París, en presencia del propio Alcaraz y del capitán David Ferrer, amén de las chicas de Anabel Medina.

Ante Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español, el balear renovaba sus votos con el olimpismo. "Estar aquí lo valoro muchísimo. Cuando jugué en Río, me parecía imposible llegar a París. Para eso he tenido que pasar por momentos difíciles y más con la carrera que he tenido", reconocía. Serán los terceros Juegos para Nadal, que llega con las ganas de un veinteañero, "rejuvenecido" por la presencia de Alcaraz, con el que está forjando el principio de una gran amistad estos días en la Villa.

Ambos saben que la modalidad de dobles requiere mucho más que de la presencia de grandes figuras en una pista y que el trabajo para compenetrarse será arduo y contra el crono. "Entiendo el morbo o la ilusión de vernos jugar juntos, pero no pensemos que eso se traduce a éxito. Es un error", apuntaba Nadal antes de ceder la palabra a Alcaraz. "Jugar el dobles con Rafa es un sueño, pero que no todo el mundo piense que vamos a llegar lejos o ganar una medalla sólo por el nombre. El camino es difícil, pero ilusionante. Vamos a intentar adaptarnos lo mejor posible al dobles, será un recuerdo que quedará grabado".

La pareja prefiere ser cauta a la hora de hablar de pronósticos: "Carlos no ha jugado muchos dobles y yo no he jugado ni muchos dobles ni individuales últimamente. La realidad es la que es. Hay que ponerlo en marcha juntos y va a costar", avisaba Nadal antes de completar su razonamiento: "El doble es una competición distinta, donde tienes que jugar de una manera diferente en todos los sentidos. Cuando hace tiempo que no juegas dobles, a la hora de colocarte, cambia mucho. Hay que ir construyendo".

Alcaraz, por su parte, destacaba la ventaja de que la bendita tierra de Roland Garros sea el escenario. "La ilusión de jugar aquí lo hace más fácil. También tenemos estos días de entrenamiento para adaptarnos lo mejor posible y coger confianza", exponía. "En el doble va todo mucho más rápido", concluía un Nadal que reconocía que poder jugar más lejos de la red en esta superficie será de gran ayuda. En hierba la misión hubiese sido prácticamente imposible, porque con la dupla española jamás se puede descartar nada.

El murciano sabe que cuando lleguen los momentos de la verdad tendrá al mejor compañero de viaje, al que admira desde hace años por "la manera de luchar, de competir, de nunca dejarse ir en los momentos difíciles y por la capacidad que tiene para darle la vuelta". Porque en el tenis y en la vida "siempre hay que dar tu mejor cara y buscar soluciones". Las incógnitas están sobre la mesa, las respuestas en París 2024.