Las virtudes tenísticas que Nadal siempre tuvo y ahora busca: "Hay esperanza de que en algún momento arranque"
El tenista balear ha ido comentando desde su vuelta algunas dificultades, no estrictamente físicas, que se ha encontrado tras parar por su lesión de cadera.

Hay algo en la mente del deportista, mucho más todavía en la de la estrella del deporte, que es completamente inaccesible para el resto de seres humanos. Todo el mundo puede comprender lo que significa una lesión en lo físico o incluso en lo anímico. El dolor, la incapacidad, la frustración, es algo que suena lógico de algún modo. Hay otras, sin embargo, que son más difíciles de componer, porque es casi imposible entender lo que es perder algunas cualidades que nunca se han tenido.
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El último ejemplo lo pone sobre la mesa Rafa Nadal, que es el mejor deportista español de siempre y uno de los mejores de la historia sin más, sin necesidad de incluir nacionalidades. Después de 22 grandes y más de 20 años con una raqueta en la mano, se ha pasado casi un año sin jugar. Nadal ha tenido lesiones antes, lesiones muy importantes, pero probablemente esta lesión de cadera es la que más de lleno le ha parado. Meses sin coger una raqueta, completamente parado.
El caso es que Nadal ha vuelto hace unos meses, pero su capacidad tenística todavía está por retornar. No es un problema de piernas, o no solo, sino también de ritmo de juego. Lo explicaba después de su victoria contra Fucsovics en el micrófono de Álex Corretja.
"Lo que ayuda es jugar bien, estar con la atención todo el rato adecuada para no perder la bola de vista. Es algo que cuando no juegas tan habitualmente se va perdiendo, estar totalmente focalizado en la bola, leer mejor hacia donde va a tirar el contrario", contaba el supercampeón. Esta frase es especialmente llamativa cuando el que habla es Rafa Nadal, pues siempre ha sido un superdotado en esto. Uno de los muchos motivos por los que es un jugador histórico es, precisamente, ese instinto, una capacidad por encima de los umbrales medios de los seres humanos para procesar lo que está pasando delante de sus ojos y actuar en consecuencia.
"Es algo que me está costando en estos últimos tiempos, porque tampoco juego mucho, pero bueno lo hago mejor en el entreno que en el partido, así que hay esperanza de que en algún momento arranque", cerraba Nadal. La mente del deportista de élite tiene estas cosas, él es muy consciente de lo que le ha traído la inactividad. No es que la derecha no corra o que las piernas no funcionen, es otra cosa, es que está fallando casi lo más esencial, la costumbre.
🎙️ Esto es oro puro. @rafaelnadal explicando sin filtros con @alexcorretja74 sus sensaciones y las claves del partido ante Fucsovics.#Paris2024 | #tennis pic.twitter.com/szjFQuyMET
— Eurosport.es (@Eurosport_ES) July 28, 2024
Nadal ahora explica sin tapujos el momento que vive, la realidad en la que se encuentra. Le está pasando en los Juegos, pero también le ocurrió una semana en Bastad. En ese caso, su duda no era sobre su capacidad de seguir la bola, su instinto, sino sobre otra carencia que se está encontrando que, como ocurre en el otro caso, no puede ser más raro en Rafa Nadal.
"Necesito recuperar cosas, automatizar cuestiones en la posición en la pista, en la elección de los tiros, leer los puntos en carrera... Lo hago por momentos bien, otros peor", contaba tras su victoria en semifinales en el torneo sueco. Esto es lo que en el deporte se conoce como los automatismos, y es algo que se adquiere después de horas y horas en la pista. Al final es la esencia misma del entrenamiento, si se repiten tanto los conceptos, si se exprime el físico para jugar y jugar y jugar, es en buena parte porque la mejor manera de prepararse para disputar un deporte es haberlo hecho tantas veces antes que no tengas ni que pensar en lo que te está pasando.
Nadal, un sobresaliente trabajador, se destacó siempre por algunas de estas características. Es un jugador absolutamente equilibrado, siempre dispuesto. Cuando se dice que nunca se rinde se dice la verdad, pero tiene mucho que ver en eso en que Nadal es un tenista capaz como nadie de ajustarse a su plan de partido y repetir tantas veces sea necesaria los mismos pasos hasta la victoria. Son todas esas cosas las que le han convertido en una leyenda.
Por eso también llamó la atención una frase en Bastad, tras su segundo partido, que sonaba muy poco a Nadal. "He tenido más altibajos de lo que me hubiese gustado, a veces es duro aceptar para mí, yo que he tenido siempre he tenido mucha concentración siempre, que nunca he perdido el foco, hoy es más difícil", explicaba tras ganar a Navone.
Nadal decidió parar del todo en la última lesión, entendió que en esa ocasión no valía una recuperación como las anteriores, en las que se apresuraba a volver a la pista, sino que tenía que llegar de cero y desde ahí retomar. Era un territorio inexplorado, porque cuando detienes todo de verdad nunca sabes lo que te encontrarás a la vuelta. Y ahí está, en el proceso, que no va mal pero en el que se ha dado cuenta de que no era solo un problema de recuperar el físico. Eso era clave, por supuesto, pero no solo, también tiene que recobrar algunas de esas cuestiones invisibles que hacen a un deportista: la atención, la concentración, la capacidad de leer el juego...