Mar Molné, la nueva estrella del tiro al plato: "No soy capaz de matar ni una mosca, pero respeto a los amigos que cazan"
La joven de 22 años debuta en unos Juegos Olímpicos como una de las grandes promesas internacionales del tiro al plato.
Mar Molné se ha convertido en una de las sensaciones y sorpresas de la delegación española en París logrando el mejor registro tras la primera parte de la clasificación [75 de los 125 platos] de tiro al plato femenino sin fallar ni uno solo. Pero lo cierto es que quien haya seguido los últimos años de Molné ya vendría advertido de una estrella que crece a la sombra de Fátima Gálvez, la campeona olímpica en los extintos equipos mixtos de Tokio y que marcha en 2ª posición en París justo por detrás de Mar.
A pesar de su juventud, Molné ha irrumpido en la élite internacional con ímpetu y demostrando que es capaz de ganar a las mejores. Con solo 22 años, ya cuenta con dos oros individuales en Copa del Mundo y otro por equipos logrados en 2023. Y todo porque un día acompañó a su padre, aficionado a la caza, a unos 'tirillos'. Este miércoles se decidirán las medallas y, a pocas horas de la gran final, la de El Morell cuenta su historia en Relevo.
¿De dónde ha salido la sensación del tiro olímpico español? Has conseguido muchos éxitos en categorías inferiores, pero qué manera de llegar a la élite...
He salido de un pueblecito de Tarragona, El Morell. Mi padre siempre ha sido cazador y yo de pequeña siempre le acompañaba. Íbamos a algunas 'tiradillas' para ganar un jamón, unos quesos... Con 14 años, un día le acompañé a cazar y le dije: 'Papá, ¿por qué no me dejas tirar un tiro a ver qué tal?'. Y me dejó tirar a un árbol. ¡Pum! Fue entonces cuando le pedí que me comprara una escopeta, pero no para cazar, sino para tirar al plato. Hasta este momento no había escuchado hablar de tiro olímpico y pensaba que esto era solo de las tiradillas en fiestas mayores de los pueblos.
¿Te compró la escopeta?
Mi padre me compró una escopeta, me buscó un entrenador para las cosas básicas y me di cuenta de que a lo mejor sí que había un mundo más grande del que yo pensaba. Poco a poco fui subiendo escalones, me metí en la federación catalana, fuimos a competiciones nacionales, hice buenas marcas... Mi padre estaba allí súper friki: "¡Mira, esa es Fátima Gálvez! ¡Esa es María Quintanal!". Yo no sabía quiénes eran.
Eres un ejemplo más de los que entraron en su deporte por ocio.
Yo lo hacía para pasar momentos con mi padre. De pequeña, también hacía música y me quitaba mucho tiempo. El hecho de encontrar un hobby con mi padre que nos gustara a los dos y lo disfrutáramos era súper guay. Íbamos a las fiestas de un pueblecito, luego a otro... ¡y nos lo pasamos bien! Y mi madre encantada, porque traíamos jamones y quesos. Hasta que vi que que podía ir a más, gané mi primer Europeo y me di cuenta que sí me iba a gustar el mundo de este deporte.
Lo que sí tenías claro era que la escopeta era para el tiro. La caza no iba contigo...
Me dan mucha pena los animales y no soy capaz ni de matar una mosca, pero lo respeto todo. Tengo amigos que cazan y no tengo ningún problema con ellos. Les acompaño para pasar un buen rato, aunque yo no disparo.
Debía ser raro ver a una chica de 14 años con un arma de un sitio a otro.
Sí que chocaba. El permiso de arma se saca con 14 años y ya puedes llevar armas con la autorización del padre. Yo decía que tiraba al plato y me decían "¿Tiras con arco?". Y yo "no, no, tiro al plato". Sobre todo, los de ciudad no sabían que era, pero los de pueblo sí que lo conocían. Muchos me preguntaban que si tiraba con una escopeta de balines, como las de la feria, y al decirles que era de cartucho me decían "¡Pero eso mata!". Pues sí, si mata. Pero tenemos exámenes para ver que somos personas coherentes para llevar un arma.
Ya, pero al ser una niña...
Una vez, en el instituto, le conté a una profesora que tiraba al plato. "¿Que tú llevas armas? Pues las armas se tendrían que extinguir del planeta". Le intenté explicar que con un uso razonable... en una guerra evidentemente no, pero en plano deportivo siempre ha existido el tiro olímpico. Siempre ha estado en los Juegos Olímpicos como el atletismo.
Ves a Alberto Fernández y no te llama la atención que sea tirador. Pero te ven a ti, que sigues teniendo 22 años, y llevar un arma en el coche seguro que llama la atención.
Siempre he sido un poco más chiquitita, aunque ahora ya he ido cogiendo cuerpo de mujer. Chocaba muchísimo el hecho de que una niña de 16, que aparentaba 14, tuviera un arma. Ahora, cuando me paran en un control de tráfico, se ponen muy nerviosos cuando les digo que llevo una escopeta. "¿Una escopeta". Y llaman a sus compañeros y empiezan a pedirme todos los papeles. Les enseño que es un arma deportiva, ni de caza ni de ninguna de estas vainas. Siempre me hacen enseñarsela.
Decías que apostaste por el tiro tras ganar el primer Europeo. ¿Qué viste para quedarte?
Tenía 17 años y no sabía qué hacer con mi vida. Tenía la música, que era gran parte de mi vida. Tocaba la gralla, el intrumento tradicional catalán que acompaña los castellets. Con 17 años tienes muchas cosas en la cabeza y me gustaban las dos. Pero, desde pequeña, siempre soñaba tener un estante lleno de medallas. Además, en ese Europeo estaba compitiendo y estaba a gusto, disfrutando de este deporte. El día que terminé la final del Europeo, pregunté cómo había quedado y me dijeron que medalla de oro... ese subidón de adrenalina es enorme, esa sensación que tienes en ese momento es que puede con todo. Te da mucha más fuerza para seguir adelante. En esa competición fue cuando decidí que quería seguir sintiéndome así, con estas emociones de alegría, de lucha, de esfuerzo y de trabajo que he sentido.
No sé si te han hecho esta pregunta mucho... ¿se puede vivir del tiro?
Es muy difícil, es súper difícil. Pero mira a Fátima y a Alberto que, de momento, están viviendo del tiro. Ellos son el ejemplo de que sí se puede vivir de este deporte. Aunque es verdad que esto lo pueden decir poquísimas personas. Por ejemplo, en España es el tercer deporte con más licencias y solo viven dos. ¿Posible? Es. ¿Difícil? Mucho.
¿Te ves con una medalla olímpica a los 22 años?
Lo he hablado mucho con los psicólogos y con mi familia. Si se hacen las cosas bien, se puede ganar o no ganar, pero tú tienes la conciencia tranquila. Yo he venido con la mínima presión que yo puedo ponerme, aunque soy deportista, soy competitiva y me gusta mucho la competitividad. Pero no voy con la presión de que tengo que ganar medalla, quiero disfrutar de la experiencia... y, si suena la flauta, bienvenido sea.