JJOO | VOLEY PLAYA

Una imagen de contrastes motiva nuevas preguntas sobre la ropa del vóley playa: "Es libertad y yo me siento cómoda"

Las egipcias Abdelhady y Elghobashy compitieron contra la pareja española en hiyab, mientras que sus rivales iban en bikini..

Imagen del enfrentamiento entre las españolas Liliana Fernández y Paula Soria y las egipcias Abdelhady y Elghobashy./Reuters
Imagen del enfrentamiento entre las españolas Liliana Fernández y Paula Soria y las egipcias Abdelhady y Elghobashy. Reuters
Guillermo García

Guillermo García

El voley playa español estará en los octavos de final de los Juegos Olímpicos de París. La pareja formada por Liliana Fernández y Paula Soria cogió el billete para seguir en la lucha por las medallas tras imponerse a las egipcias Marwa Abdelhady y Doaa Elghobashy. Un duelo que dejó una imagen que ha vuelto a abrir el debate sobre la diferencia de indumentaria en un deporte como el voley playa.

A un lado de la red estaba la pareja árabe, dos jugadoras cubiertas desde la cabeza hasta los tobillos, desafiando a los más de 32 grados y al sol que azotaban la arena de la pista instalada a los pies de la Torre Eiffel. Abdelhady y Doaa Elghobashy se presentaban ante el público con el tradicional hiyab, el mismo que no pueden utilizar las deportistas francesas en la competición. Al otro, sus rivales se presentaban con un top y un bañador. Dos mundos separados por una red.

Una imagen potente que hasta hace 12 años era impensable sobre la arena. Fue en los Juegos de 2012 cuando la Federación internacional decidió cambiar la reglamentación sobre la indumentaria de las jugadoras, que hasta entonces habían competido siempre en bañador o bikini, con la parte de abajo de no más de 7 centímetros en la zona de la cadera, en contraposición con los hombres que lo hacían con camiseta de tirantes y pantalón corto.

Una imagen de contrastes motiva nuevas preguntas sobre la ropa del vóley playa: "Es libertad y yo me siento cómoda"

Desde los Juegos de Londres las jugadoras pueden elegir su vestimenta con opciones más amplias. La FIVB justificó tal cambio debido a razones culturales y religiosas. Y aunque muchas jugadoras siguen escogiendo el bikini por comodidad a la hora de jugar, lo cierto es que desde entonces las mujeres tienen libertad para jugar como mejor crean.

Incluido el hiyab como el que lucían las jugadoras egipcias ayer en París, a 32 grados bajo el sol. "Me encanta jugar con hijab, no con bikini", dijo Doaa Elghobashy, quien en 2016 ya había lucido ese look en Río y había defendido que no podía usar el bikini por su religión y que por eso compite con su atuendo, llamando la atención por el contraste con sus rivales. "Estoy muy feliz de representar a África y a los jugadores musulmanes y árabes".

La jugadora egipcia calificó en la BBC el cambio de reglas de la FIVB como una señal de "respeto. A otra chica, puede que no te guste, para ti está bien. Es libertad y yo me siento cómoda y bien. El hijab es parte de mí". Palabras con las que verbaliza una imagen que ha vuelto a dar que hablar en unos Juegos. Una fotografía que vuelve a poner en el foco el contraste entre dos mundos y dos culturas diferentes, capaces de convivir en los Juegos.